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Tres personajes en busca de Gnecco

En un mismo mes, Luis Gnecco incendió Twitter con el Pelao Monroy en Soltera otra vez, fue a Cannes a presentar la película No, y regresó al psicópata Moreno de Prófugos. Tres papeles que jamás imaginó interpretar.
© Renato del Valle
Moreno no le hace asco a la sangre. La tiene pegada en la cara, en la mejilla, en el bigote. Moreno es el loco, el psicópata de Prófugos. Está internado en un hospital de Santiago, vestido con esas batas que les ponen a los enfermos. Luis Gnecco es Moreno y acaba de terminar de grabar una escena para la segunda temporada de la serie de HBO. Por un segundo, Gnecco, con su rostro agotado y ensangrentado, parece más Moreno que Gnecco.
“Éste sí que es bueno. Ayer golpeó a unos de la PDI”, dice un guardia del hospital cuando lo ve pasar hacia el sector de maquillaje.
En estos días, Gnecco se levanta como Moreno (lo pasan a buscar a las siete de la mañana para las grabaciones de Prófugos), tuitea sin filtro como el Pelao Monroy (su personaje en la teleserie Soltera otra vez), y está seguro que su rol de un operador político en No, la nueva película de Pablo Larraín que se estrena en agosto, dará que hablar en Chile. Tres personajes que jamás imaginó interpretar. Porque Gnecco, un actor a punto de cumplir 50 años y con decenas de personajes en el cuerpo, es un tipo que aún se sorprende cuando lo llaman para un papel.
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Gnecco pensó que era un error de casting. Pensó que estaba muy viejo para hacer un personaje como el Pelao Monroy en Soltera otra vez. Fue Herval Abreu (Machos), el director de la teleserie, quien lo convenció. Abreu tiene buena fama entre los actores. Dicen que es un director “a la antigua”. Y eso en televisión, explica Gnecco, “significa hacer las cosas bien”.
“Honestamente yo no tenía muchas imágenes para hacer este personaje, y él (Abreu) me fue acercando al personaje, que era un tipo que efectivamente puede existir, un tipo de mi edad, un poco menos, 45 años, que vive con su mamá, absolutamente descreído, iconoclasta, con una incontinencia verbal absoluta y de pensamiento también”, dice.
Dos cosas pasaron cuando Gnecco grabó esta teleserie, el año pasado. En septiembre se creó un Twitter (@LuchoGnecco) y el Pelao Monroy fue un éxito desde un inicio. En el set, todos se reían con este personaje y sus conversaciones con Pablo Macaya, el vecino de Cristina (Paz Bascuñán), la protagonista. Pero la teleserie se grabó y quedó guardada. Y Gnecco quedó un poco desconcertado. Quizá aún tenía en la cabeza el desafortunado destino de La ofis. Allí Gnecco interpretaba al detestable jefe de la versión local de la serie británica The office (el mismo papel que hacía Steve Carell en la versión gringa), pero la serie se programó en un horario de trasnoche -Vasco Moulian mediante- que terminó matándola.

Sobre las frases, Gnecco dice que todo el mérito es de los guionistas. “La verdad es que el personaje siempre fue el favorito de los escritores, tiene unas frases deliciosas. Herval me fue guiando para hacerme ver el rol que ocupaba dentro de la teleserie, que es un poco como el tipo que lleva la filosofía masculina”, dice.
Cuando la teleserie finalmente se estrenó, a fines de mayo, aplastó a la competencia en el rating. Y Gnecco comprobó lo que siempre supo. El Pelao Monroy y sus frases (“Las mejores minas son las borrachas, porque están en su estado natural”, “No hay infidelidad con la ex”) fueron un hit. El pulso de Twitter no falló. El día del estreno le llovieron los comentarios, y por cada capítulo le caen al menos 200 seguidores.
De a poco se encariñó con el Pelao Monroy. Y aunque no es una inspiración, dice que con este personaje se acordó mucho de su amigo Guillermo Hidalgo, periodista, ex editor de The Clinic y colaborador de La Tercera, quien murió el 2009: “Guillermo era así, un tipo que decía lo que pensaba sin ningún filtro, porque casi siempre eran cosas muy terribles, cosas que epataban un poco, pero que eran muy divertidas también, entonces eso le generaba problemas con las mujeres, en su trabajo, en su entorno”.
También cree que esta teleserie es un reflejo de cómo ha cambiado la sociedad chilena:
“Es muy inteligente apelar a la guerra de los sexos. Ahora, sí le da un giro interesante con esto de una mujer que financiaba a su novio y el novio la traiciona. Se observa otro mundo en esta teleserie. Mujeres solteras, independientes. Y permite sondear, hasta donde el género y la televisión lo permiten, en el lenguaje que las mujeres ocupan entre ellas, en la forma que hablan de los hombres y viceversa. Entonces creo que eso también puede dar cuenta del éxito de esta teleserie”.
Así habla el Gnecco entusiasta. El que, gracias al Pelao Monroy y Herval Abreu, se reencantó con las teleseries.Gnecco ha actuado poco en cine. Dice que no lo llaman mucho: “No sé cómo funciona la mente de un director de cine, no sé si no me ven en los roles o qué”. El que sí lo llamó fue Pablo Larraín, el director de No, pero también de Prófugos. Para llegar a interpretar un papel en la película sobre el plebiscito del 88 que protagoniza Gael García, antes estuvo Moreno, un ex colaborador de la dictadura. Un tipo de sangre fría que no tenía nada que ver con el Gnecco siempre cómico que todos conocían.
Gnecco ha actuado poco en cine. [Años atrás confidenció que le encantaría actuar más en cine "sin ningún rollo".] Dice que no lo llaman mucho: “No sé cómo funciona la mente de un director de cine, no sé si no me ven en los roles o qué”. El que sí lo llamó fue Pablo Larraín, el director de No, pero también de Prófugos. Para llegar a interpretar un papel en la película sobre el plebiscito del 88 que protagoniza Gael García, antes estuvo Moreno, un ex colaborador de la dictadura. Un tipo de sangre fría que no tenía nada que ver con el Gnecco siempre cómico que todos conocían.
Moreno, lo ha repetido Gnecco, es un punto de inflexión en su carrera. Por eso quizá no importen las intensas 12 horas de grabación diarias, ni los seis meses de rodaje de la segunda temporada. Estas grabaciones comenzaron hace poco, justo después del exitoso estreno de Soltera otra vez. Y justo después del viaje de Gnecco a Cannes, al estreno de No. Así, de una manera inesperada, estos tres personajes en busca de Gnecco se han topado durante estas últimas semanas.
Aunque no puede adelantar detalles de la historia, el Moreno de la segunda temporada promete ser aun más extremo. Lo dice vestido todavía con la bata de hospital de Moreno, en una pausa del rodaje, y con la sangre del psicópata pegada en su rostro: “Hacer un personaje así, bastante indefendible en términos de que no tiene ningún lado bueno, es un desafío. Cómo hacer de ese personaje alguien de carne y hueso y no una maqueta, una caricatura. Ése fue el desafío de la primera temporada y en esta segunda temporada el tipo está aún más violento, más desatado”.
Un papel muy distinto al del operador político de No. Alguien, según el actor, que es una mezcla entre Juan Gabriel Valdés y Genaro Arriagada. De nuevo, Gnecco, el cómico, guarda su careta. Y de nuevo, aparece un personaje con el que Gnecco nunca se había topado:
La campaña del plebiscito Gnecco la vivió a fondo. Como actor de la franja del No y como blanco de las amenazas que recibieron él y sus padres por participar en ella. “Haciendo esa campaña me di cuenta de la violencia que había y también me di cuenta de que iba a ser un éxito. Cuando comenzaron a amenazarme entonces dije ‘guau, esto está teniendo su eco, esto va a ser un éxito’. Si sienten este miedo es porque piensan que pueden perder el poder”, dice.“Yo trato de convencer al personaje que hace Gael de que se meta en esta campaña un poco apelando a su historia personal, porque él es hijo de exiliados, vivió en México. El tipo es un negociador, un tipo que equilibra las aguas, que en la política es un rol muy vital. Y aprovechándose de ese lugar intenta convencerlo y acercarlo hacia el mundo político y que ocupe toda su expertise en publicidad. Ése fue el desafío de hacer ese papel. Un tipo que se viera, por la forma de hablar, por la forma de interactuar, que venía del mundo político. Un mundo con el cual yo no tengo ninguna relación y que debo decir que no me seduce para nada”.
Éste es el mismo Gnecco que dijo públicamente que votaría por Piñera. Pese a todo el ruido mediático que provocó, asegura que “nunca hubo ningún ‘troleo’. No sé si tú escuchaste más que yo, yo no escuché tantas críticas. Ni públicamente ni personalmente. Si tuviera que hacer un tipo así de estadística, creo que recibo un 0,1 % de los tuiteos en relación a ese tema. Yo creo que también hay mucho cinismo, muchos amigos actores o simplemente cercanos me han dicho ‘yo voté igual que tú’ y no se atreven a decirlo públicamente”.
Gnecco se siente un privilegiado. De haber participado en una campaña que derrotó a un dictador, y ahora, de ser parte del elenco de No, “una ficción seria, contundente respecto a ese momento de la historia de Chile”. Más que una mirada nostálgica, dice que la película sirve para hacer una revisión del Chile de los últimos 30 años. Y en eso, su diagnóstico es tajante:
“Yo siento que hay un gran desencanto en Chile producto de un sistema que abrazamos todos, desde Pinochet para adelante. Derrotamos a Pinochet, pero no derrotamos a ese sistema. Ese sistema, de hecho, nos ha devorado a todos, de manera que derrotamos a una dictadura, pero no derrotamos las bases, el nuevo orden que esa dictadura ordenó en Chile, y hoy en día se viven esas consecuencias. Yo siento que no hemos hecho todos los cambios necesarios en esta sociedad”.

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