El off-side‏

En lo estrictamente futbolístico,
el off-side o fuera de juego,
no es difícil de comprender.
Es difícil de aplicar correctamente
que no es lo mismo. Ha servido
para arbitrariedades escandalosas
y definido partidos.

En innumerables ocasiones
se ha comprobado,
con la repetición de la jugada filmada,
que estuvo mal sancionado
(tanto a favor o en contra).

Se han definido campeonatos
en base a errores de esta envergadura,
los que no siempre son atribuibles
a incompetencia referil,
sino a lo impracticable de una regla
que exige a los árbitros y guardalíneas
estar pendientes durante los noventa minutos
(muchas veces sin estar en posición adecuada
o con jugadores obstaculizando su visión)
observando al mismo tiempo lo que ocurre
con el jugador que ejecuta el pase,
en el momento en que la pelota
se desprende del botín
y al mismo tiempo y a la carrera,
tienen que evaluar lo que ocurre
con los delanteros (y defensas)
que se encuentran más cerca
del arco rival tomando rápidamente
una decisión que puede decidir un partido.


El off-side ha servido para que las defensas
jueguen en función de esta regla;
una disciplina táctica que más bien corresponde
a un truco bien aceitado, que a un alarde
de creatividad o gran cultura táctica.

Más una avivada fruto de la práctica conjunta,
que una genialidad individual o de equipo.


Anular un gol de un lauchero es fácil de sancionar.
No es necesario recurrir a algo
tan 'tirado de las mechas' como la ley del off-side.


El fútbol no necesita la ley del fuera de juego,
así como no necesita la violencia en los Estadios.