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EL CIELO ES REAL


La revista Newsweek sorprendió a propios y extraños con una publicación en la que el protagonista es un prestigiado neurocirujano al cual le tocó vivir una de esas experiencias en las que la ciencia suele ser muy hermética y escéptica, una historia por demás interesante de principio a fin...

lunes, 3 de diciembre de 2012

El cielo es real.


Introducción:
La famosa revista Newsweek sorprendió a muchos en su edición de Octubre 2012 con una portada y un titular impactante: "El cielo es real - La experiencia de un Doctor en el más allá". La revista publica un artículo escrito por un prestigioso neurocirujano estadounidense que luego de haber vivido una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM), asegura haber visto y viajado al más allá. Presentamos a continuación la traducción completa de la nota de Newsweek.


Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Hijo de un neurocirujano, crecí en un mundo científico. He seguido el camino de mi padre y me convertí en un neurocirujano académico, enseñando en Harvard Medical School y otras universidades. Entiendo lo que ocurre en el cerebro cuando las personas están a punto de morir, y siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco.

El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real.

Aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real. No me molestaban los que querían creer que Jesús era más que simplemente un buen hombre que había sufrido a manos del mundo. Simpatizaba profundamente con aquellos que querían creer que había un Dios en alguna parte ahí fuera que nos amaba incondicionalmente. De hecho, envidiaba a esas personas la seguridad que esas creencias sin duda les proporcionaban. Pero como científico, simplemente creía que era incorrecto creer en eso.

En el otoño de 2008, sin embargo, después de siete días en un estado de coma en el que se inactivó la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, experimenté algo tan profundo que me dio una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.

Se cómo pronunciamientos como el mío les suenan a los escépticos, así que voy a contar mi historia con la lógica y el lenguaje del científico que soy.

Muy temprano por la mañana, hace cuatro años, me desperté con un dolor de cabeza muy intenso. En cuestión de horas, mi corteza entera - toda la parte del cerebro que controla el pensamiento y la emoción, y que en esencia que nos hace humanos - se había apagado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, un hospital donde yo mismo trabajaba como neurocirujano, determinaron que de alguna manera había contraído una meningitis bacteriana muy poco frecuente que ataca sobre todo a los recién nacidos. Bacterias de e. coli habían penetrado en mi líquido cefalorraquídeo y estaban comiendo mi cerebro.

Cuando entré en la sala de emergencias aquella mañana, mis posibilidades de supervivencia en algo más que un estado vegetativo ya eran bajas. Pronto estas posibilidades cayeron a casi nulas. Durante siete días estuve en un coma profundo, mi cuerpo sin respuestas, mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea.

Luego, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe.

No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente - mi conciencia, mi yo interior - estaba viva y bien. Mientras las neuronas de mi corteza cerebral fueron aturdidas hasta su total inactividad por las bacterias que las habían atacado, mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo: una dimensión que nunca había soñado que podía existir, y que mi viejo yo previo al coma hubiera estado más que feliz explicando que se trataba de una simple imposibilidad.

Pero esa dimensión, a grandes rasgos, la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos, está allí. Existe, y lo que vi y aprendí allí me ha puesto literalmente en un mundo nuevo: un mundo en el que somos mucho más que nuestros cerebros y cuerpos, y donde la muerte no es el final de la conciencia, sino más bien un capítulo de un vasto e incalculablemente positivo viaje.

No soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá del cuerpo. Breves y maravillosos destellos de este reino son tan antiguos como la historia humana. Pero hasta donde yo sé, nadie antes que yo haya viajado alguna vez a esta dimensión (a), mientras su corteza estaba completamente apagada, y (b), mientras que su cuerpo estaba bajo observación médica al minuto, como lo estuvo mi cuerpo durante los siete días completos de mi estado de coma.

Todos los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio, o parcial mal funcionamiento de la corteza cerebral. Sin embargo, mi experiencia cercana a la muerte no tuvo lugar mientras mi corteza estaba funcionando mal, sino mientras estaba simplemente apagada. Esto se desprende claramente de la gravedad y la duración de mi meningitis, y de la complicación cortical global documentada por los escaneos TC y exámenes neurológicos. Según el conocimiento médico actual sobre el cerebro y la mente, no hay absolutamente ninguna manera de que yo pudiera haber experimentado ni siquiera una conciencia débil y limitada durante mi tiempo en el estado de coma, y mucho menos la odisea híper vívida y completamente coherente que experimenté.

Me tomó meses aceptar lo que me pasó. No sólo la imposibilidad médica de que había estado consciente durante mi coma, pero más importante aún, las cosas que sucedieron durante ese tiempo. Hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el profundo cielo negro-azul.

Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos.

¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.

Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.

Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra "hacia" en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa ... o en el ala de una mariposa.

Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos. 


Sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. El mensaje me atravesó como un viento, y al instante comprendí que era cierto. Lo supe de la misma manera en que supe que el mundo que nos rodeaba era real, no era una fantasía pasajera e insustancial.

El mensaje tenía tres partes, y si tuviera que traducirlas al lenguaje terrenal, sería algo como esto:

"Ustedes son amados y apreciados, muchísimo y para siempre."

"No tienes nada que temer."

"No hay nada que puedas hacer el mal."

El mensaje me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. Era como si me hubieran entregado las reglas de un juego al que había estado jugando toda mi vida sin nunca haberlo comprendido plenamente.

"Te vamos a mostrar muchas cosas aquí", dijo la mujer, una vez más, sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. "Pero eventualmente vas a regresar".

Para ello, sólo tenía una pregunta.

¿Regresar a dónde?

Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta.

A pesar de que aun tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él.

¿Dónde está este lugar?
¿Quién soy yo?
¿Por qué estoy aquí?

Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal.

Seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero a la vez rebosante de luz: una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí. El orbe era una especie de “intérprete” entre mí y esta vasta presencia que me rodeaba. Era como si yo estuviera naciendo a un mundo más grande, y el propio universo era como un útero cósmico gigante y el orbe (que sentí estaba conectado de alguna manera con, o incluso era idéntico a la mujer sobre el ala de la mariposa) fue guiándome a través de él.

Más tarde, cuando volví, me encontré con una cita del Siglo XVII, del poeta cristiano Henry Vaughan, que estuvo muy cerca de describir este lugar mágico, este núcleo vasto y negro como tinta, que era el hogar de la misma Divinidad.


“Hay, dicen algunos, en Dios, una oscuridad profunda pero deslumbrante”.

Eso era exactamente: una negra oscuridad que también estaba rebosante de luz.

Sé muy bien cuan extraordinario, cuan francamente increíble, todo esto suena. Si alguien, incluso un médico, me hubiera contado una historia como ésta en los viejos tiempos, hubiera estado bastante seguro de que estaba bajo el hechizo de algún delirio. Pero lo que me pasó fue, lejos de ser delirante, tan real o más real que cualquier otro acontecimiento en mi vida. Eso incluye el día de mi boda y el nacimiento de mis dos hijos.

Lo que me pasó exige una explicación.

La física moderna nos dice que el universo es una unidad que es indivisible. Aunque parece que vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que debajo de la superficie, cada objeto y acontecimiento en el universo está completamente entretejido con todos los demás objetos y eventos. No hay verdadera separación.

Antes de mi experiencia de estas ideas eran abstracciones. Hoy son realidades. El universo no sólo está definido por la unidad, sino también, ahora lo sé, definido por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es - he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras.

He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más prestigiosas de nuestro país. Sé que muchos de mis compañeros se aferran, como yo en el pasado, a la teoría de que el cerebro, y en particular la corteza, genera la conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción, y mucho menos del amor incondicional que ahora se que Dios y el universo tienen hacia nosotros. Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a nuestros pies. Lo que me pasó la destruyó, y tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y difundiendo el hecho de que somos más, mucho más, que nuestro cerebro físico, lo más claro que pueda, tanto hacia mis colegas científicos como hacia la gente en general.

No espero que esto sea una tarea fácil, por las razones que he descrito anteriormente. Cuando el castillo de una vieja teoría científica comienza a mostrar líneas de falla, al principio nadie quiere prestar atención. En primer lugar, el antiguo castillo simplemente ha tomado mucho trabajo para ser construido, y si se cae, uno completamente nuevo tendrá que ser construido en su lugar.

Esto lo aprendí de primera mano después de que estuve lo suficientemente bien como para volver a salir al mundo y hablar con otras personas -personas, es decir, que no sean mi sufrida esposa, Holley, y nuestros dos hijos-, acerca de lo que me había pasado. Las miradas de incredulidad cortés, especialmente entre mis amigos médicos, pronto me hicieron ver la gran tarea que tendría para que la gente comprendiera la enormidad de lo que había visto y experimentado esa semana mientras mi cerebro estaba apagado.

Uno de los pocos lugares en los que no tuve problemas para transmitir mi historia era un lugar que antes de mi experiencia había visto bastante poco: la iglesia. La primera vez que entré en una iglesia después de mi coma, veía todo con ojos nuevos. Los colores de los vitrales me recordaron la luminosa belleza de los paisajes que había visto en el mundo de arriba. Las notas bajas profundas del órgano me recordaron cómo los pensamientos y emociones en ese mundo son como olas que se mueven a través de ti. Y, lo más importante, una pintura de Jesús partiendo el pan con sus discípulos evocó el mensaje que permanece en el corazón mismo de mi viaje: que somos amados y aceptados incondicionalmente por un Dios aun más grande e insondablemente glorioso que el que me habían enseñado de niño en la escuela dominical.

Hoy en día muchos creen que las verdades espirituales vivas de la religión han perdido su poder, y que la ciencia, no la fe, es el camino a la verdad. Antes de mi experiencia tenía una fuerte sospecha de que ese era el caso para mí.

Pero ahora entiendo que esta opinión es demasiado simple. El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como los productores, en lugar de los vehículos, de la conciencia humana, está condenada. En su lugar, una nueva visión de la mente y el cuerpo va a surgir, y de hecho ya está emergiendo. Este punto de vista es científico y espiritual en igual medida y valorará lo que los más grandes científicos de la historia siempre se han valorado por sobre todo: la verdad.

Esta nueva imagen de la realidad tomará mucho tiempo en armarse. No va a estar terminada en mi tiempo, o incluso, sospecho, tampoco en el tiempo de mis hijos. De hecho, la realidad es demasiado vasta, demasiado compleja y demasiado irreductiblemente misteriosa para que una imagen de ella alguna vez llegue a estar absolutamente completa. Pero, en esencia, esta imagen mostrará al universo en evolución, multidimensional, y conocido en detalle hasta cada uno de sus últimos átomos por un Dios que nos cuida mucho más profunda y apasionadamente que cualquier padre que alguna vez haya amado a su hijo.

Aun sigo siendo un doctor, y aun sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta imagen de la realidad que está surgiendo. Y puedes creerme cuando te digo que va a valer la pena cada pequeño paso de la labor que nos llevará, y a los que vienen después de nosotros, para llegar a comprenderla bien.


Dr. Eben Alexander, The Daily Beast, 08 de Octubre 2012

Fuente original:
http://www.thedailybeast.com/newsweek/2012/10/07/proof-of-heaven-a-doctor-s-experience-with-the-afterlife.html
Traducción: Sebastián Alberoni

In memory of Jayne Cortez (1934-2012)‏



I just learned of the passing of
poet Jayne Cortez. 

One of the great poets of our
time and especially important
to those who love music and
care about social justice. 

Here's her tribute to her 
good friend Don Cherry 
(backed up by members of
Ornette Coleman's legendary
Prime Time band.) 

Video:

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Carolina Tohá, alcaldesa de Santiago: "En política se llora mucho"

 
El año 2012 ha sido de cambios para Carolina Tohá. Con su llegada a la Municipalidad de Santiago, busca seguir renovando en la política, cueste lo que cueste. Asegura que la exposición de algunos de los momentos más difíciles de su vida personal le causaron "un gran dolor" y que por eso hoy más que nunca cuida su privacidad. A pocas semanas de asumir como alcaldesa y de sepultar a su padre definitivamente, la nueva edil habla de sus penas y glorias.   

Por Daniela Mohor W. Fotos: Sergio López I. Maquillaje: verónica Rodena. Agradecimientos: Bar Catedral
http://diario.elmercurio.com/2013/01/02/ya/_portada/noticias/EF31BE21-7810-4EF5-9CD4-CC5B7015003E.htm?id={EF31BE21-7810-4EF5-9CD4-CC5B7015003E}

El pasado 27 de noviembre, el día antes de las elecciones municipales, Carolina Tohá almorzó con un grupo de amigos en un departamento frente al Parque Forestal. Los comensales -que incluían entre otros a políticos, asesores, a los hijos de la nueva edil, y a Jaime Madariaga, su nueva pareja- comieron una "pasta italiana", tomaron vino y, relajados, se rieron de lo que anticipaban sería su derrota.

-Ese almuerzo no era un almuerzo de ganadores. Había más bien un ambiente de calma resignada. Con el pesimismo político habitual de la mesa, nadie se imaginaba que ella iba a ganar. Incluso le echamos tallas sobre el hecho de que perdería, pero ella era optimista con su triunfo. Me sorprendió porque ese día la encontré súper tranquila, relajada, confiada y callada -cuenta María José Viera-Gallo.
Una calma que no siempre acompaña a esta militante del Partido Por la Democracia (PPD), que partió siendo dirigenta estudiantil y se ha convertido en una de las políticas más consolidadas del progresismo chileno.
-Yo me acelero y me pongo ansiosa cuando siento que una cosa no está resultando, cuando veo que las cosas no salen como yo quería que salieran. No me lo tomo con mucha calma -dice ahora, una tarde de diciembre, Carolina Tohá mientras, sentada en el asiento trasero del auto oficial, recorre rauda las calles del centro de Santiago, la comuna que la eligió, con el 50,6 por ciento de los votos, alcaldesa.
Mira por la ventana y agrega:
-Pero hay cosas que vivo con más tranquilidad de lo esperable. El día de la elección, pese a toda la incertidumbre que había, yo estaba bien tranquila.
Carolina Tohá -47 años, separada dos veces, dos hijos y varias décadas de política en el cuerpo- está pasando por un buen momento. Este 2012 ha sido un año de acontecimientos intensos. No sólo ganó las elecciones municipales con resultados que sorprendieron a muchos, sino que en un plano más íntimo pudo darle cierre a una etapa de la historia de su padre, con el reconocimiento oficial de que había sido asesinado. Además apareció públicamente con su nueva pareja, el abogado Jaime Madariaga.
-Yo no he dicho ni voy a decir nada más que: estoy muy feliz -dice cuando se le pregunta sobre su pareja.
Desde su bullada separación del senador Fulvio Rossi, en 2010, la alcaldesa se rehúsa a tocar temas referentes a su intimidad.
-Sólo puedo decir que lo he superado como lo hacemos las mujeres. No es una historia mía única y especial, la compartimos muchas mujeres y salimos adelante.
-¿Por qué ahora no acepta contestar preguntas personales si antes lo hacía?
-Me he vuelto muy esquiva a hablar de mi vida privada porque viví una experiencia muy fuerte en algún minuto y me di cuenta de que realmente no es necesario, que mi tarea no incluye compartir mi intimidad.
-¿Cree que el hecho de exponer su vida personal en el pasado tuvo un costo político?
-No. No tengo idea del costo político que tuvo y no es el tema. Siento que pasé un dolor muy grande y no voy a pasarlo de nuevo. No quiero abrir mi intimidad. Manejar tu vida cuando tienes focos puestos sobre ella ya es suficiente como para, más encima, convertirlo en un tema del cual hay que dar explicaciones. Entonces mejor concentrar esa energía en cuidar una intimidad que sea rica, resolver las cosas cuando tengas dificultades de la mejor manera. No hay para qué transformar en un tema público lo que te pasa a ti en tu vida personal.
-Hacerlo le causó dolor...
-Mucho... mucho.
-¿Siente que la farandulizaron?
-No sé, no quiero ponerle etiqueta. Lo que puedo decir es que, para mí, como experiencia fue muy dura y no estoy dispuesta a repetirla. La verdad es que me siento muy contenta así además, muy tranquila, muy cómoda. Más bien he tendido a reforzar la idea de que es una buena decisión.
-¿Siente que ha tenido que endurecerse para enfrentar el mundo político?
-Es que yo siento que las cosas duras que hay en la política siguen siendo duras y dan pena, y dan rabia, y dan lata igual. Hay cosas a las cuales no me he acostumbrado (las mezquindades, cuando los cálculos personales pesan más que los proyectos, por ejemplo), y no tengo interés en acostumbrarme tampoco. Creo que hay muchos mitos en esta teoría de que la política es sin llorar o de que no hay que tomárselo tan a pecho. Yo me lo tomo bastante a pecho y creo que se llora mucho también y que está bien. No creo que sea necesario ni bueno volverse insensible y tomarse todas las cosas como gajes del oficio. Al menos, no es mi estilo y creo que mucha gente llora más de lo que dice.
 
Reír de nuevo
Son cerca de las 20 horas y a la nueva alcaldesa de la comuna más importante de la capital le falta participar en una última actividad antes de dar por terminar su jornada. Aún en el auto, le pide el teléfono a una de sus asesoras y llama -por el tono maternal que adopta- a sus hijos, Emilio, de 14 años y Matilde, de 10. Carolina Tohá, dicen sus cercanos, es una madre exigente que ha vivido la tensión de las mujeres que trabajan mucho y se enfrentan a las quejas de los hijos por estar menos presente de lo que ellos quisieran. Ella misma lo reconoce:
-Soy una mamá que siempre ha tenido que hacer muchos esfuerzos, siempre ha sido duro ordenar mi vida para poder cumplir con mis tareas en todos los ámbitos. Simplemente las horas del día no dan para hacer todas las cosas bien y uno tiene que arbitrar esa tensión y no hacerlo a través de la culpa, porque eso no mejora mucho las cosas. Espero que mis hijos lo vean así también. Que vean lo que hemos logrado construir como vínculos y cómo en medio de toda esta situación siempre he estado y me las he arreglado, a veces de manera medio acrobática, para estar con ellos.
Las cosas no se han hecho más fáciles con la entrada del mayor a la adolescencia.
-Tengo un hijo que es adolescente, lamentablemente -dice entre risas y se tapa la cara con las dos manos. -Yo trato de devolverlo a los 12, ¡pero no me ha resultado!
La alcaldesa, sin embargo, se identifica con la etapa que vive su hijo. De adolescente, ella misma fue extremadamente autónoma, muy afirmadora de sus opiniones, y contestataria.
-Mi hijo es rebelde, pero como yo fui compleja de adolescente no puedo alegar nada. Fui rebelde, crítica, súper independiente. Y súper poco cuidadosa de los miedos que mi mamá tenía. Vivía desafiando los miedos en una época en que había mucho temor. Yo decía "no, el miedo no nos puede hacer sucumbir" y no tenía la más mínima prudencia de avisarle a mi máma dónde estaba, aunque hubiera protestas y toques de queda. Consideraba que era una causa noble que mi mamá pasara susto -dice y se ríe de buenas ganas.
-Mi hijo es rebelde, pero es un buen niño.
-¿Usted es controladora?
-¿Soy controladora, Morgana? -le pregunta a su asesora. Y, nuevamente, se ríe con ganas.
-Soy empeñosa, digamos.
Agrega:
-No soy una persona relajada. Es verdad. No me gusta que las cosas resulten a medias.
Juan Luis, su chofer, se detiene delante del Teatro Cariola, en la calle San Diego. Ella se baja y entra rápidamente al edificio. Su apariencia femenina -con falda blanca floreada, blusa fucsia y tacos altos- desentona con la de los jóvenes con looks alternativos que esperan afuera. Mucho cuero negro, mucha mezclilla.
La participación de Carolina Tohá en ese evento no es requerimiento de su rol de alcaldesa. Es una reunión solidaria para reunir fondos para el actor Pablo Krögh, que fue operado el día anterior de un cáncer. Ella está ahí a título personal.
-Él es un amigo muy querido. Interpretó a mi padre (José Tohá, ex ministro de Interior de Salvador Allende) en la película "Isla Dawson" y nos presentaron en la época en que él estaba armando su personaje. A propósito de eso se generó un vínculo muy bonito de amistad. Él me ha apoyado en muchas cosas y ahora yo estoy aquí para apoyarlo.
-Usted creció sin padre, estuvo en el exilio, tiene un hermano en el extranjero y se ha separado. ¿Se ha sentido sola por lo que le ha tocado vivir?
-La verdad es que a mí me ha tocado en la vida empezar de nuevo y nunca he sentido que sea difícil cambiar. Lo que es difícil es hacer que la historia que vas pasando siga siendo parte de ti, que no se quede atrás. Ese es un desafío siempre. Si no logras incorporar bien todas las etapas de tu vida, terminas disociada, no entendiendo lo que eres.
Integrar pasado y presente es quizás lo que le permitió a Carolina Tohá mantener vigente la influencia de su padre en su vida. Su familia conservó durante años una biblioteca repleta de libros acumulados por su padre y de fotografías que documentaban su vida. Una biblioteca viva que sus hijos usaban diariamente y que, de alguna manera, lo mantuvo cerca de ellos.
-¿En qué minuto sintió que podía sentirse más en paz con lo que le pasó a su papá?
-Yo nunca sentí que mi vida estaba limitada por esta historia. Esta etapa de este año, en que se confirma por una vía oficial que mi padre fue asesinado y que no murió producto de un suicidio, es un capítulo muy importante, porque nuestra sensación como familia siempre ha sido ésa. Pero una sensación no es lo mismo que una certeza. Este paso que ha dado el proceso judicial lo cierra bastante. La historia de él, de lo que fue su biografía está clara hoy. Ahora la justicia tiene que escribir la historia de quienes le quitaron la vida, que es otro capítulo.
-Su mamá ha contado que cuando supo de la muerte de su padre, usted le dijo que nunca podría volver a reírse. ¿Cuánto tiempo pasó para que pudiera volver a hacerlo?
-En ese instante pensé que la vida no podría volver a darme felicidad. Pero fue lo que pensé como niñita de ocho años y la verdad es que la vida no es así. No pasó mucho antes de que yo pudiera volver a tener alegrías, me volviera a encantar con tantas cosas y la vida me diera muchas gratificaciones, incluso en la época tan complicada como fueron los años después de la muerte de mi papá. Mi mamá se encargó de que nosotros fuéramos niños que viviéramos momentos de felicidad, placeres y que, al mismo tiempo, asumiéramos esta historia que teníamos. Es una historia que tiene su peso, pero eso no tiene nada que ver con ser grave, con ser amargo.
-O sea que tiene la capacidad de disfrutar.
-Sí, soy muy de deber ser, pero cuando el deber ser es pasarlo bien, ¡me concentro! No, la verdad es que no me cuesta nada desconectarme. Ahora, lo tengo que decidir. Hay días en que decido no desconectarme porque tengo una tarea, tengo que sacar algo y prefiero estar encima. Pero cuando digo "ya, ahora me voy a dedicar a otra cosa", no me cuesta nada. Me voy a pasear, al cine, veo una película, salgo a comer o me pongo a cocinar y me desconecto. 
"Animal político"
Ser alcaldesa era algo con lo que Carolina Tohá soñaba hace varios años. Cuando dejó su cargo de parlamentaria, en 2009, empezó a pensar en esta opción porque sentía que "en la labor alcaldicia, la relación entre lo que se hace y el resultado final es mucho más próxima", mientras que "en el Parlamento hay tantas cosas mediantes que hacen que tu trabajo sea como una aguja en el pajar". Pese a llevar poco tiempo en la municipalidad, dice haber confirmado que efectivamente es así.
-¿Cree que ahora el mundo progresista se ha vuelto a sentir representado?
-No. Yo hace tiempo que tengo la impresión de que se requiere una renovación muy profunda de las fórmulas políticas con las que se hicieron las cosas por 20 años, porque estamos en un momento realmente distinto y hay muchos estilos y definiciones que están agotados hoy en día. Y que no funcionan. No creo para nada que esto esté resuelto. Creo que aquí hubo una pequeña lucecita de algo, de hacer una innovación que dio frutos, pero eso se tiene que consolidar. Esto es una oportunidad, una puerta que se entreabrió.
En un sector del mundo progresista, Carolina Tohá es percibida como una renovadora.
-Ella es un animal político, en el buen sentido de la palabra. Tiene una inteligencia política superior, es capaz de hacer análisis de las situaciones que se están viviendo muy agudos, con total objetividad o sacando de lado los sesgos habituales o el tema del ego -dice José Weinstein, ex ministro de Ricardo Lagos, quien la conoce desde los años 90. Agrega:
-Desde la universidad es una renovadora. Participó fuertemente en la renovación de la Fech y en la renovación socialista. Donde ha estado ha tenido la ambición de expresar lo que está pasando en la sociedad, lo que está pasando en la universidad, o en el mundo de las ideas. Nunca se ha moldado a hacer la política como existía, sino que siempre ha buscado transformarla para que se adecue mejor a los distintos momentos de la sociedad.
Lo que le falta, según otros representantes del progresismo, es innovar no sólo en la manera de hacer las cosas, sino que en los contenidos también, poniendo en pauta temas más radicales del progresismo.
-¿Usted se siente la heredera política de Michelle Bachelet?
-A mí no me gusta el concepto de heredera, porque da la idea de un patrimonio que se traspasa y yo creo que cada época y cada liderazgo tiene que forjar su rol, su perfil. Lo que sí, me siento identificada con la familia de ideas y los valores que han estado acompañando a Michelle Bachelet siempre, así como me siento cercana a los que han acompañado a Ricardo Lagos. Pero me doy cuenta de que tengo también una historia, una generación, una época específica y que habrá que interpretar cosas propias de lo que ha sido la experiencia que le ha tocado vivir a mi generación y a mi persona en particular. Ese es mi mundo político.
-Si llegara a salir Michelle Bachelet en las presidenciales de 2013 y le pidiera que formara parte de su gobierno, ¿usted dejaría la alcaldía de la misma manera en que dejó el Congreso en su momento?
-Excluyo que ella vaya a pedirme eso, porque para una Presidenta es mucho más importante tener en Santiago a una alcaldesa con la cual se complementa y tiene visiones comunes. Y, además, yo no estaría dispuesta a hacerlo. Esta circunstancia es muy distinta a la que me tocó como diputada en esa ocasión. Este es un cargo unipersonal, con un rol ejecutivo y un mandato para desarrollar un programa.
-Usted ha criticado el gobierno del Presidente Piñera por conservador: ¿Qué medidas más liberales cree que necesitan las mujeres en Chile?
-Creo que es súper importante en la sociedad chilena empezar a hablar de otra manera temáticas de la sexualidad de las mujeres, de su derecho a tener una vida propia. Todavía una parte de esta sociedad culpa a las mujeres por tener opciones personales, por tener gustos, por tener tiempo libre, por tener amistades, por tener opciones sexuales, por querer pasarlo bien. Existe un castigo social, especialmente en los sectores que tienen menos acceso a la educación que viven en un espacio con menos capital social. A pesar de que hay mujeres que trabajan, siguen en este terreno súper limitado. Y esa agenda es gigantesca. ya
 

"Llevo décadas estudiando a las mujeres"

 

Diario El Mercurio, miércoles 2 de enero de 2012
http://diario.elmercurio.com/2013/01/02/ya/_portada/noticias/CD2E2AF0-179F-4518-8A36-8914D37FA733.htm?id={CD2E2AF0-179F-4518-8A36-8914D37FA733}
 
1 ¿Qué ha aprendido de las mujeres en su carrera diplomática? Casi todo, desde la A hasta la mitad de la Z. He pasado décadas estudiando a las mujeres, pero me faltan otras cuantas décadas de aprendizaje.
2 ¿Qué novelista o poeta, chilena o extranjera, merece su admiración? María Luisa Bombal me gusta y a veces me sorprende. Admiro muchos poemas de Gabriela Mistral y suele gustarme su prosa. Encuentro a muchas grandes mujeres en la literatura norteamericana; entre ellas, Emily Dickinson. Santa Teresa de Jesús es una enorme maestra de la prosa castellana. 
3 La frase, dicha por una mujer, que más recuerda... "Perdí hasta la manera de caminar" (se lo escuché a más de una, en diferentes acepciones).
4 ¿Qué característica femenina le habría gustado tener? La intuición de las personas más exacta posible (en eso yo cometo muchos errores).
5 El arte que mejor dominan las mujeres es... La seducción.
6 Lo peor que se le puede decir a una mujer es... Que no existe.
7 Usted tiene nacionalidad española. ¿En qué se parecen y diferencian las mujeres de Chile con las de España? Es bueno que las chilenas se españolicen un poco, y viceversa.
8 ¿Qué ritual femenino aún no termina de comprender? El de llegar atrasadas a todas partes.
9 La prenda o accesorio que sacaría para siempre del clóset femenino... Las fajas (pero creo que ya salieron).
10 ¿Qué escritora chilena debería ganar el próximo Premio Nacional de Literatura? No me atrevo a nombrar a nadie.

De libros, ni hablar por Juan Guillermo Tejeda



Diario Las Últimas Noticias
Miércoles 2 de enero de 2012

Leer ya no está de moda,
pero en realidad 
nunca lo ha estado mucho.

Ha desaparecido el analfabetismo,
al menos en Chile, justo cuando
lo mejor de la vida viene en otros formatos.

Un gif, un jpg, un comercial televisivo,
un clip musical, un mensaje de texto
dicen más de las delicias y zozobras
de la vida que tantos libros.

Para leer hay que tener tiempo,
ser rápido con los ojos y la mente,
y sobre todo estarse quieto.

Por eso es que en muchas casas
les dicen a los niños que lean.

En los colegios la idea tradicional
era hacer un kit de pupitre,
uniforme escolar, cuadernos y libros.

Las parejas aburridas leían muchísimo,
es que el aburrimiento compartido
es parte de esta vida.

Pero, aparte de la inmovilidad,
la lectura puede producir 
también dulzuras extremas.

Algunos lectores 
lo son principalmente
de unos cuantos libros
que al releerse a lo largo
de la vida van mutando.

A Borges le pasaba eso,
aunque cuando quedó ciego
se contentaba con acariciar, el pobre, 
los volúmenes de su biblioteca.

Es bonito leer cada cierto tiempo, de nuevo,
las oscuras novelas de espionaje de John Le Carré,
sobre todo ésas donde George Smiley
enfrenta con éxito aunque depresivamente
al malvado Karla.  Acabado los soviéticos,
John Le Carré perdió su aura.

Borges se hace el fácil,
porque al releer sus breves textos
se nos derrumban el espacio y el tiempo.

Se trata, por cierto,
de literatura para gourmets,
más que para quienes desean
devorar páginas de libros chatarra
hasta averiguar quién es el asesino.

En él no vale tanto la historia
como la manera de contarla.

Robert Louis Stevenson es otro gozo.

Por ejemplo, su suave y atroz relato
del doctor Jekyll y Mister Hyde,
donde uno de ellos era muy virtuoso,
el otro muy malvado
y ambos la misma persona.

Las obras de Oscar Wilde
son también sencillas,
cargadas de ingenio.

A él lo destruyeron 
pro ser gay y no arrepentirse.

Andy Warhol,
que se le parece un poco,
tiene un libro
a la vez frívolo y profundo
que se llama 
Mi filosofía de A a B y de B a A.

Tolstói puede ser agotador,
con el encanto de las teleseries:
muchos personajes, mucha vida cotidiana.

El Danubio, de Claudio Magris,
puede abrirse en cualquier página,
y siempre hay algo, como ocurre
con los Diarios de Kafka.

Acaba de aparecer una nueva traducción
de Gargantúa y Pantagruel, de Rabelais,
en una edición también pantagruélica,
para quienes gusten 
de los chistes rudos renacentistas.

Para malvados, Thomas Bernhard,
y para almas cansadas, Peter Handke,
ambos austríacos.

Pero de libros mejor no hablar,
que los demás siempre creen
que uno se está como creyendo
y no siempre es así.

ATACAMA

NUEVA PUBLICACIÓN Edición conjunta del Museo Precolombino y Banco Santander:
Libro "Atacama" indaga en sus cielos, paisajes y rica cultura ancestral

Distintas miradas desde el mundo científico, de la historia, arqueología, geología, arquitectura y música dan vida al nuevo libro "Atacama". En una edición de lujo, con imágenes de reconocidos fotógrafos, profundiza en temas como sus cielos privilegiados, los cambios geológicos del paisaje, el pasado precolombino, la época colonial, las sociedades y tradiciones milenarias. Y las riquezas mineras.  

por Cecilia Valdés Urrutia

Diario El Mercurio, Artes y Letras
Domingo 30 de diciembre de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/12/30/artes_y_letras/_portada/noticias/FE120814-1EB2-4197-A8A6-9051A107B1E4.htm?id={FE120814-1EB2-4197-A8A6-9051A107B1E4}

Pocos nombres del territorio nacional tienen más resonancia en el mundo que Atacama, como bien destaca el nuevo libro. Y lo cierto es que aparece en la geografía como uno de los lugares más áridos del planeta, sus tierras mantienen tesoros humanos de más de 13 mil años de antigüedad y conserva casi intactos objetos prehispánicos, siendo un deleite para la arqueología. Sus riquezas minerales, en tanto, son claves para el desarrollo y cuenta con cielos privilegiados y únicos para la astronomía.
Un viaje hacia esos y otros aspectos singulares de esa zona -como la evolución de sus impresionantes paisajes y las sociedades que lo han habitado- conduce este libro (acogido a la ley de donaciones culturales), coproducido por el Museo Chileno de Arte Precolombino y el Banco Santander, que se presenta el 7 de enero.
"La obra, que nos tomó más de dos años de intenso trabajo, entre las investigaciones y el material gráfico de renombrados fotógrafos como Guy Wenborne y documentos de observatorios internacionales, contiene las miradas sobre el hombre que habitó estas tierras, en toda su amplitud e historia, y las miradas de la evolución del paisaje que lo contiene, como de su cielo", señala a Artes y Letras Gema Swinburn, coordinadora del proyecto.
"Trabajamos con 16 especialistas provenientes del ámbito de la ciencia, la historia, la arqueología, antropología, geología, arquitectura y de la música -nos agrega-. Donde destacan aportes como el de la Premio Nacional de Ciencias María Teresa Ruiz y la minuciosa investigación de Guillermo Chong sobre el paisaje geológico. Está también la contribución de Hernán Rodríguez sobre la arquitectura y evangelización, entre otros.Y la edición de Carlos Aldunate. Hay un enorme trabajo detrás de estas páginas -precisa Swinburn-. Porque éste es un libro muy bonito, pero con contenido".
La publicación toma el vocablo ancestral de Atacama; es decir, el que aún conservan los viejos atacameños cuando se refieren al Salar de Atacama como el lugar original de su etnia. La tierra de Atacama se entiende, entonces, aquí como el territorio que abarca "desde el comienzo en el río Loa y hasta Copiapó, incluso algunos establecen límites más extensos, en el entendido de que las fronteras culturales no son exactas", precisan.
La obra parte con "Los cielos de Atacama", a cargo de la astrónoma Premio Nacional de Ciencias Físicas y Exactas 1997, María Teresa Ruiz.
Lugar único para observar el universo
La científica relata: "Durante el día, el sol ilumina Atacama mostrando un paisaje manchado de colores que oculta tesoros minerales y rastros de culturas milenarias (...). Las noches casi siempre son despejadas, con una atmósfera transparente y estable, lo que sustenta que se considere al cielo de Atacama como un lugar único en el planeta para observar el universo".
La corriente fría de Humboldt favorece que las nubes se condensen sobre el mar. A esto hay que añadir la presencia de la cordillera de los Andes, que actúa como una barrera natural, frenando el avance de las nubes cálidas y húmedas provenientes del Atlántico", explica María Teresa Ruiz.
Estas condiciones únicas condujeron al enorme interés de astrónomos de Estados Unidos y Europa para instalar observatorios en Atacama, a partir de mediados del siglo pasado. "Gracias a esos telescopios, el hemisferio sur hoy es tan conocido como el del norte. Sólo se sabía antes que en el cielo austral se encontraban dos grandes tesoros urgentes de explorar: la Vía Láctea y las dos galaxias satélites de la Vía Láctea conocidas como las Nubes de Magallanes (la nube grande y la nube chica), que se ven como objetos nubosos muy hacia el sur y están completamente invisibles desde el hemisferio norte", precisa.
Los primeros observatorios fueron ópticos, como el del Cerro Tololo, Las Campanas y el observatorio La Silla. Veinte años después fueron emplazados telescopios más poderosos como los del observatorio Paranal, los telescopios Magallanes en Las Campanas y los Gemini y Soar en Cerro Pachón.
El último proyecto es el Observatorio ALMA, ubicado al este de San Pedro de Atacama, a más de cinco mil metros de altura y formado por 66 antenas de 12 metros de diámetro. Es un proyecto único en su especie. "Posee antenas equipadas con detectores especiales que permiten realizar observaciones en luz milimétrica en objetos y fenómenos del cosmos que no emiten luz visible".
La Premio Nacional de Ciencias Exactas se refiere a la observación de las galaxias y otras informaciones descubiertas en el cosmos. Pero "la búsqueda de datos y claves astronómicas para responder mejor nuestras preguntas ancestrales prosigue y la llanura de Chajnantor (el proyecto ALMA) concentra a gran parte de los esfuerzos de la humanidad para lograrlo", señala la científica.
Primeros pobladores
Por su parte, el geólogo Guillermo Chong aborda el capítulo sobre las "Historias del paisaje", testigos de milenarios cambios geográficos e históricos. La precordillera es uno de los temas principales, donde se encuentran los salares más espectaculares del país, como Punta negra y el Salar de Atacama, "con sus extensiones de costras blancas, sus lagunas azules y sus deltas de ríos salinos".
La Cordillera de la Sal, las grandes quebradas y los volcanes activos son objeto de estudio. "Vemos así que el norte de Chile no es sinónimo del desierto de Atacama, sino que hacia el oeste está el desierto y hacia el este se ubica el altiplano, con una zona de transición entre ambos", reseña Chong.
Esas mismas condiciones geológicas y climáticas de Atacama han permitido que se conserven testimonios precolombinos. En relación con ello, el antropólogo y arqueólogo Mauricio Uribe trata la época prehispánica. Parte con los primeros pobladores de la Puna Atacama y con la ocupación humana en la costa, sobre la cual se han encontrado más de mil enigmáticos litios geométricos, atribuidos a los primeros pescadores del norte (9000-6000 a.C.).
Los cazadores y recolectores de las tierras altas, la domesticación de los camélidos y el tránsito por las quebradas constituyen aspectos destacados. Las pinturas rupestres, la cultura en orfebrería y arquitectura en la cuenca de Atacama y las evidencias arqueológicas del río integran también el estudio.
Uno de los aspectos de más interés es la conexión de San Pedro de Atacama con Tiawanaku. El poblado de San Pedro se encuentra a 700 kilómetros del Lago Titicaca y la investigación plantea que, de acuerdo con la extensa movilidad y relaciones alcanzadas durante el periodo Formativo, sus poblaciones lograron interactuar con Tiawanaku y su influencia se mantuvo en el primer milenio.
La influencia de Tiawanaku reforzó en San Pedro las diferencias sociales, con creencias y experiencias alucinógenas de carácter chamánico, que revestían de prestigio religioso y político a algunos integrantes de cada comunidad, señala Uribe. A su vez, ubica a "San Pedro como núcleo articulador de la Puna meridional, en estrecha relación con el noroeste argentino y el suroeste boliviano, articulando Potosí, Sucre y Cochabamba".
Con la llegada del inka , antes de 1470, y el anuncio del nuevo orden hispano concluye el capítulo a cargo del antropólogo.
Colonia y evangelización
La Atacama colonial es abordada por el investigador Jorge Hidalgo. El autor empieza con las encomiendas entregadas en esa zona, antes de su pacificación. La primera de ellas fue dada a Pedro de Isasaga.
El tema de la evangelización se ilustra en reveladores testimonios gráficos, como la superposición de símbolos cristianos en las pinturas rupestres y después en la construcción de las primeras iglesias. Una de las grandes preocupaciones de los españoles fueron las campañas de extirpación de idolatrías.
El director del Museo Andino, Hernán Rodríguez Villegas, se centra en las iglesias de Atacama y profundiza en la evangelización. El llamado " Libro de varias hojas ", de la parroquia San Francisco de Asís de Chiu Chiu, constituye la primera fuente de las iglesias de Atacama, posee documentos fechados desde 1611.
Rodríguez es de la opinión que "aun cuando estas iglesias fueron muy simples en su arquitectura, la mayor riqueza está en su alhajamiento interior, con lienzos y tallas que procedían en su mayoría de Potosí.
Las iglesias de Atacama son ejemplos de arquitectura y de vida propiamente americana y se conservan en pie gracias a sus estructuras de piedra y barro y a la fortaleza de sus comunidades", puntualiza. Se refiere a las principales fiestas que se conservan en la zona, como la de Nuestra Señora de la Candelaria, la Cruz de Mayo, la Fiesta de San Pedro, la de San Roque, en Peine y Cisca, Nuestra señora de Guadalupe en Ayquina, la de San Lucas, en Caspana y Toconao, entre otros ejemplos.
Minería y música atacameña
Atacama es también una de las zonas más ricas del mundo en minerales. Hay reservas de antimonio, cobre, nitratos, plata, estaño, plomo, oro, zinc etc. "Pero además ha sido célebre en su pasado con sus minas de plata, oro y minerales no metálicos, como salitre y azufre", precisa el arqueólogo Diego Salazar.
El especialista indaga en esta práctica milenaria de Atacama: "Aquí nacieron y trabajaron algunos de los mineros y geólogos más antiguos del continente. Cuando los españoles llegaron se encontraron con una tradición existente", escribe. Salazar invita a un recorrido por esas prácticas ancestrales, de las que hay testimonios como el hallazgo del Hombre del cobre, descubierto en 1889 y la momia de un minero atacameño ( 800 d.C.).
El libro continúa con un capítulo que toma el tema del cielo en la visión ancestral de los atacameños. Sigue con "La tradición arriera en el siglo XIX, con la tradición salitrera y los oficios del litoral atacameño. Concluye con "La música ritual atacameña", a cargo del antropólogo Claudio Mercado.
Se involucra en ceremonias musicales que acompañan la antigua práctica de Limpia de Canales, que se realiza en pueblos como Caspana y Peine. Rescata las Fiestas de Carnaval y la más desconocida Fiesta de los Floramientos, que se realiza cada tres años en honor de los animales del norte. Y experimenta ese ritual histórico para agradecer por los animales y pedir abundancia de lluvia en medio de los inmensos e impactantes paisajes de Atacama.