El pensamiento será más riguroso,
el corazón más entusiasta,
el coraje mayor,
cuando nuestra fuerza flaquee.
La poesía obedece a un esfuerzo de inteligencia,
a un control vigoroso de la sensibilidad
y su expresión extrae al ser del sueño en que se agita.
Poesía es aritmética que danza a la intemperie
y se pasea por las fronteras de la imaginación
conjugando lucidez y delirio.
Poesía es el instrumento verbal de los sueños
que articula las inflexiones del vacío
y tiene en el amor su cuarto de máquinas.
Poesía es esa alquimia irresponsable
en el uso del lenguaje, un resplandor
que pone de manifiesto la bruma;
un presente en llamas que otorga
al tiempo vigencia continua.
Poesía es darle un nuevo cuerpo a la lengua,
una creación del idioma que equilibra
la propia conciencia de las palabras
con su misteriosa autonomía.
Poesía es la vacilación de nuestra conciencia,
que ilumina nuestras incertidumbres
con su reveladora ambigüedad.
Poesía es la celebración de un acto fallido
y la respuesta a las preguntas que no nos hacemos.
La poesía es un desafío a la razón;
el único desafío que la razón puede aceptar.
La poesía sabe que la belleza no pasa por lo lindo,
su misterio evanescente no es manipulable;
se renueva constantemente y, como la felicidad,
está al acecho para cautivarnos en cualquier momento.
La imaginación no es más que la fermentación de la memoria.
Poesía es lo que surgirá cuando lo olvidemos todo…
Los espíritus sensibles brotan como hongos
conmovidos por el testimonio de los tiempos oscuros.
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Agradecimientos a los autores de estos textos,
la mayoría de cuyos nombres no me acuerdo,
y de los que me acuerdo, por el tijereteo editorial
y otras intervenciones, se me escapa la cita exacta.
Sé que están Lobo Antunes, Vargas Llosa, Couve, Cioran, Lihn
alguna poeta chilena cuyo nombre se me escapa…,
algún texto relacionado con la batalla de Maldon, en fin:
poesía es lo que surge cuando lo olvidamos todo.
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