Philip Roth: Ese punto silencioso y solitario donde se encuentra el corazón de ese intercambio que llamamos literatura...‏

El fallo se emitió ayer en Oviedo:
Philip Roth, inobjetable ganador del Premio Príncipe de Asturias

El narrador estadounidense de origen judío agrega un nuevo reconocimiento a su prolífica obra, candidata al Nobel desde hace años.  

Pedro Pablo Guerrero 

"Encantado" y "emocionado" se manifestó Philip Roth ante la noticia, junto con declarar lo "conmovedor" que le parecía recibir el galardón unas semanas después de la muerte de su querido amigo Carlos Fuentes, ganador del mismo premio en 1994. Salvo este inesperado homenaje al escritor mexicano, no hubo sorpresas. Se sabía desde el martes que los finalistas del Premio Príncipe de Asturias eran Haruki Murakami y Philip Roth, y era altamente improbable que este año se lo volvieran a dar a un japonés. Con la distinción a quien Harold Bloom ha considerado uno de los cuatro escritores vivos más importantes de la literatura estadounidense, la Fundación Príncipe de Asturias de las Letras se rehabilita, opinan algunos, del polémico reconocimiento en comunicación y ciencias sociales otorgado hace dos semanas al diseñador de videojuegos Shigeru Miyamoto, creador de Mario Bros, quien dejó en el camino al filósofo Edgar Morin y a la agencia fotográfica Magnum.

En la mejor tradición judío-norteamericana de autores como Bernard Malamud y Saul Bellow, Philip Roth (Newark, Nueva Jersey, 1933) recibe el galardón hispano -US$ 50 mil y una escultura de Joan Miró- en la plenitud de su trayectoria, luego de conseguir en dos ocasiones el National Book Award y el National Book Critics Circle Award, además del Pulitzer 1997 y el Man Booker International 2011, entre muchas otras distinciones que son vistas como peldaños en su inexorable carrera hacia el Nobel.

"Personajes, hechos, tramas conforman una compleja visión de la realidad contemporánea que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente", expresó José Manuel Blecua, presidente del jurado del Premio Príncipe de Asturias y director de la Real Academia Española.

La implacable visión de Roth se refleja desde sus primeros libros -"Goodbye, Columbus" (1959) y "El mal de Portnoy" (1969)- hasta sus novelas recientes "Indignación" (2008) y "Némesis" (2010), que Random House Mondadori estaba saldando en librerías de Santiago, a menos de $3.000, al momento de comunicarse el premio. Menos incluso de lo que cuestan las ediciones de bolsillo de "Me casé con un comunista", "Pastoral americana" y "La mancha humana".

Roth no se habría extrañado. En una entrevista concedida a "El Mercurio" en 2011, el narrador estadounidense declaró: "Creo que la gente continuará escribiendo ficción, buena ficción; pero no creo que seguirá siendo leída por una audiencia de un tamaño significativo. Este público ya se ha encogido. (...) Este proceso empezó con las películas, la televisión y ha seguido con los computadores, el mundo de las pantallas que resultan ser mucho más atractivas que la página impresa".

A pesar de estas opiniones, Roth admitió en la misma entrevista con Javier Edwards: "Siempre ha habido un culto por la lectura, incluso desde los tiempos de los primeros cristianos. Eso, creo, va a sobrevivir, lo mismo que la escritura. Pero hay un nuevo mundo ad portas ".

 El propósito de su arte

"No es abrir los ojos de nadie, sino hacer lo mejor que yo puedo hacer al momento de escribir, el rigor. El placer de los lectores provendrá del encuentro con la evidencia de que el escritor ha hecho lo mejor que podía. El encuentro mismo es lo que vale, ese es el valor de la literatura y el propósito de mi arte. Que el lector se encuentre con mi máximo esfuerzo por escribir y contar. No hay nada más importante que la transacción, el encuentro entre la persona (el lector) y el libro. Ese punto es silencioso, solitario, no hay interferencia, ese punto es donde se encuentra el corazón de ese intercambio que llamamos literatura" (en entrevista a "El Mercurio", 5 de junio de 2011).