Las Puertas del Horno

por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Domingo 11 de Diciembre de 2011   

http://blogs.elmercurio.com/deportes/2011/12/11/las-puertas-del-horno.asp
 

Están a la vista, abiertas y oscuras, bordes afilados, acantilados traicioneros y esperando al equipo de los amores: Universidad de Chile.

Grandes como los pórticos de Constantinopla y fuertes como el Coloso de Rodas: las Puertas del Horno.

Se acerca la hora del lobo, según dicen en la cultura nórdica, que es cuando más gente muere y más niños nacen.

Il momento della veritá . Cara o sello. Caluga o menta.

Canta el chuncho como chuncho en su árbol hueco y dice aquí te pillo y aquí te mato.

Es que se están dando las cosas.

Liga Deportiva Universitaria pudo haber empatado y no era injusto. Hernán Barcos no encontró su noche, los tiros de esquina quemaban con sus roces y de repente el Jhonny se me convierte en Johnny.

El equipo estuvo conectado al comienzo, pero después bajó los fusibles, no hacían corriente sus líneas y el engranaje endemoniado no tuvo carga ni funcionó, pero descuiden, porque igual se dieron las cosas: ¿se darán dos veces?

En las mejores tragedias, por si alguien no lo sabe, la marea está a favor, sopla suave el viento norte, horizonte despejado, ánimo ejemplar y grupo humano fortificado.

A punto, a un tris de ingresar, y cuando sólo restan los adornos. Cualquier triunfo o empate, y eso sería todo: campeones.

La gente anda ansiosa y enrabiada por una entrada que la haga testigo de la historia y la cultura oral: yo estuve ahí. En ese estadio y ese día, para este partido que me lo sé de memoria. Estuve ahí. Este pechito. ¿Y este otro? También estuvo.

Hasta la prensa inglesa, The Guardian y The Times, se dio cuenta y elogian la disposición táctica de Universidad de Chile y la destreza técnica y garra de sus jugadores.

En estos momentos prístinos el plantel va subiendo como la espuma, y lo que partió con Eduardo Vargas -7, 8, 10 y ya va como en 15 millones de dólares- ya se traspasó al resto de los compañeros y todos cuestan el doble o el triple.

Los que no valían un cobre, se ofrecen en euros.

Los desconocidos se hacen famosos.

Y Jorge Sampaoli, que era aprendiz del mago Marcelo Bielsa, ahora tiene capilla, religión y feligreses que lo encuentran mejor que el maestro, porque comparte pasión y trabajo, pero es una versión mejorada, más simpática, abierta y humana.

En el desfiladero, de frente y a paso redoblado, sin miedo a las palabras ni conjuros, sin temor a las maldiciones ni frustraciones, para que se abran de par en par.

Que crujan los goznes, toc toc.

Maúllen bisagras, tac tac.

Estamos golpeando las puertas del cielo.