En estos días
en que muchos corren
para comprar regalos
a sus seres queridos
(y cumplir también con rituales
y compromisos de diverso tipo)
a fin de celebrar "bien" la Navidad,
preparemos, más bien, nuestro corazón
y dispongámonos para recibir
el regalo que Dios nos hace: Jesucristo,
que quiere encarnarse en nosotros
para colmarnos a plenitud
con su paz, alegría y caridad.
Sigamos el ejemplo de María,
dando una respuesta audaz
y acogiendo con asombro
y gratitud infinita
la invitación del Señor,
cuyas consecuencias
son de una fecundidad insospechada...
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