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Idea Freak #11: Del FUT al CET*



Las familias que invierten en su educación no gozan de ningún crédito tributario o franquicia. Por eso propongo la Cuenta Educativa Tributaria.

por Oscar Landerretche - Diario La Tercera  30/12/2011 - 04:00


*: Fondo de Utilidades Tributables (FUT) / Cuenta Educativa Tributaria (CET).




UNA característica central de la estructura tributaria chilena es su evidente sesgo a favor de la propiedad de capital físico o financiero y en contra del trabajo, el capital humano y la educación.  
Los empresarios y accionistas pueden postergar el pago del impuesto consolidado a la renta hasta que devengan un derecho sobre sus utilidades. Las utilidades no repartidas y que quedan con el impuesto global complementario pendiente, se cuentan en el infame Fondo de Utilidades Tributables (FUT). A juicio de muchos expertos tributarios, hay múltiples formas para licuar el FUT en la compra y venta de activos o, incluso, de bienes de consumo para que nunca paguen tributos. Por cierto, la práctica usual entre los países desarrollados no contempla este tipo de mecanismos.
No hay un tratamiento de este estilo para las inversiones en educación escolar, superior o vocacional. Las fuentes de productividad contenidas en las personas no reciben ningún beneficio tributario comparable al que recibe el capital y menos disponen de oportunidades de elusión como las que provee el FUT.
Una familia trabajadora que reinvierte una parte significativa de sus ingresos en educación, si no está exenta del impuesto a la renta, lo paga sobre lo que invierte. Luego, además, viene el IVA. Los aranceles educativos están exentos del pago del IVA, pero todos sabemos que estos no abarcan la totalidad de los costos de educar. La educación de calidad requiere materiales, transporte, libros, documentación, alimentación, conectividad, hardware y software, acceso a deporte, salud, etc. Todo esto cuesta. Además, en el caso de los estudiantes en edad de trabajar, existe un costo alternativo de su tiempo, consistente en los salarios que dejan de percibir.
Para las familias de trabajadores, profesionales asalariados y técnicos de clase media que invierten en educación, no hay crédito tributario, franquicia ni excepción. Cuando, en cambio, un millonario se construye un rascacielos, descuenta y "aplaza" impuestos, si es que no le construyen además obras civiles complementarias con fondos públicos. Este sesgo no puede continuar si es que queremos que la próxima fase de desarrollo sea protagonizada por el talento, el mérito, la creatividad, la ciencia y el arte. Por eso la idea freak de hoy es: la Cuenta Educativa Tributaria (CET).
La CET sumaría todo el IVA relacionado con insumos, servicios y materiales educativos y los impuestos a la renta pagados sobre ingresos re-invertidos en aranceles o materiales. Los ciudadanos solicitarían devolución de la CET en el ejercicio tributario anual paguen o no impuesto a la renta, o, si prefieren, podrían trasladar la CET al estudiante que lo guardaría como un crédito para rebajar impuestos a la renta cuando complete sus estudios y, por ende, suban sus ingresos y obligaciones tributarias. 
A diferencia de lo que ocurre con el FUT, este tipo de esquemas sí se aplican en varios países desarrollados, incluyendo Estados Unidos. ¿Cómo podríamos financiarlo? Una posibilidad es eliminar el FUT (alcanza de más), revirtiendo el sesgo tributario chileno en contra del capital humano, con el paso del FUT al CET.

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