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Pidiendo un complementario



por Pedro Gandolfo
Diario El Mercurio, Sábado 24 de Diciembre de 2011    
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/12/24/pidiendo-un-complementario.asp
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El color complementario de un color X es aquel que en el círculo cromático ocupa la posición diametralmente opuesta a X. Existen distintas maneras de configurar ese círculo, pero en su forma más tradicional el complementario del rojo es el verde. La regla es la misma para los otros primarios: el azul es el complementario del anaranjado y, en fin, el amarillo tiene su complementario en el violeta. En consecuencia, todo color halla su complementario en su contrario, y la relación es mutua y espejeante. En toda sombra que proyecta un objeto de un cierto color va envuelto el contrario de ese color: esas cerezas rojas que alguien dejó en la mesa incluyen tintes de verde en su sombra.
Ahora bien, si se mezclan dos complementarios, tienden a neutralizarse y derivan, según su proporción y pureza, en distintos tonos de gris. En cambio, si en vez de mezclarse se colocan de manera contigua, los complementarios se exacerban hasta el grado del abigarramiento: nunca es más rojo el rojo y más verde el verde que cuando se disponen juntos. Allí, próximos, sus virtudes y potencialidades brillan en todo su esplendor e intensidad.
Estas observaciones poseen, por cierto, aplicación directa en las artes visuales y escenográficas, en la publicidad y en la decoración, pero esta relación cromática también ha dado origen a especulaciones diversas, más allá de su propio ámbito, desde las afinidades eróticas y la psicología hasta el esoterismo y la política. Precisamente a Antonio Machado, si mal no recuerdo, pertenecen estos conocidos versos: “Busca a tu complementario,/ que marcha siempre contigo/ y suele ser tu contrario”.
La paradoja del complementario es útil de aplicar también en el gobierno de la polis. Un gobierno ordenado bajo el único prisma de la pura afinidad y uniformidad puede proporcionar una imagen de aparente solidez y, quizás, un mayor dinamismo y eficacia en la acción. Sin embargo, le resta atractivo, pluralidad de miradas y esa diversidad que, como en los colores, destaca las calidades de cada cual y, aprendiendo unos de otros, las fortalece dentro de su propio espacio. A veces resultan (por edad, origen socioeconómico, formación, espectro ideológico, formas de ser) tan parecidos los miembros de este gobierno, que, aunque competentes, se confunden por la falta de un complementario. ¿No hay hombres o mujeres humanistas, por ejemplo, que vengan a complementar un gobierno tan marcadamente tecnocrático y empresarial? ¿No tiene la derecha gente apta que provenga de otra clase social que la alta burguesía chilena? ¿No hacen falta, acaso, personas de mucho mayor experiencia y madurez? “Busca a tu complementario”.

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