por Pedro Morandé De la Academia Chilena de Ciencias Sociales
Diario El Mercurio, Jueves 29 de Diciembre de 2011
La beatificación de Juan Pablo II, el recuerdo de las orientaciones básicas de su magisterio y el testimonio de su fe y esperanza en el futuro de la humanidad han impregnado las páginas de la primera edición en inglés de revista Humanitas de la Pontificia Universidad Católica de Chile -recientemente presentada en la Santa Sede-, la cual, de este modo, extiende su servicio a un público inmensamente más amplio que el que alcanzaba hasta ahora.
No se trata entre tanto de una mera traducción. Como ocurre también con otras revistas internacionales, la edición en cada idioma incorpora colaboraciones nuevas y distintas en el ámbito propio de su lengua. Detrás de esta revista existe una comunidad viva, que traspasa nuestras fronteras geográficas, unida por la reflexión y el servicio a la verdad del hombre que es, en última instancia, lo que motiva su publicación. Nuevas generaciones van incorporando continuamente sus preguntas, su experiencia histórica, sus inquietudes y esperanzas. El pensamiento es, por su propia naturaleza, inquisitivo, abierto a comprender y dialogar, a dar razón de su esperanza, y en el caso del magisterio pontificio, del que se hace eco esta publicación, a confirmar a los creyentes en su fe. Esta forma de pensar y de servir es también característica de una universidad católica que interroga la realidad según el conjunto de todos sus factores, gozándose en la verdad y conquistando la libertad interior de sus miembros, que se esfuerzan por comprender el sentido de todo lo real. Como escribió cierta vez Von Balthasar, la verdad es sinfónica y una comunidad universitaria accede a ella en la convergencia de todas sus facultades.
La comunicación electrónica en tiempo real, característica de nuestra época, ha sumergido a las personas en el riesgo cierto de no saber cómo trascender la inmediatez de su presente. La expectativa de permanecer comunicado en forma instantánea tiende a encerrarlas en el círculo de hierro de esta inmediatez. Cuando ello ocurre, se debilita la memoria histórica de la tradición que constituye a las culturas, como también el horizonte donde se proyecta el futuro que haga posible la fusión de las esperanzas colectivas con las experiencias biográficas personales. En la inmediatez del corto plazo, el ser humano se vuelve un mero apostador, sin capacidad de medir las consecuencias de sus decisiones y acciones. En este nuevo contexto cultural, el más importante servicio que puede ofrecer Humanitas es ayudar a las personas a levantar la mirada hacia el mediano y largo plazo y a pensar en términos de una verdadera "ecología humana", para usar el luminoso concepto de Juan Pablo II. La mirada ecológica es, en efecto, esencialmente una mirada cultural, que valora agradecida el patrimonio sapiencial de quienes nos han precedido en la existencia y que lo proyecta con solidaridad intergeneracional a los jóvenes y a los aún no nacidos, quienes recorrerán, en su momento, el camino del cultivo del espíritu en busca de la verdad de su propia humanidad.
La necesidad de este servicio humanitario no tiene fronteras geográficas ni lingüísticas, y adquiere hoy día una urgencia nueva en el contexto de la globalización. Los últimos papas han llamado, en estas circunstancias, a una nueva evangelización. No obstante, esta vocación universal que descubren las personas en la verdad de su humanidad, necesita ser vivida en la particularidad histórica y cultural de cada grupo humano, de cada nación, de cada biografía. El paso que ha dado revista Humanitas al ofrecer una edición en inglés se comprende sólo desde esta doble dimensión: universalidad de su vocación e interpelación a la inteligencia de individuos particulares que, en su propia biografía, buscan razones para esperar. Como señaló el director de la revista en el evento romano de presentación de esta nueva edición, Humanitas se sostiene en la "communio" y amistad desarrollada durante años por intelectuales católicos de distintas partes del mundo, que comparten las preguntas de su inteligencia acerca de la complejidad de los signos de los tiempos, pero con los ojos puestos en el horizonte de la tradición sapiencial que encarna el magisterio de la Iglesia. Incluso la reconocida calidad gráfica de la revista no es otra cosa que el testimonio de la delicadeza y gratitud con que sus integrantes han querido honrar esta amistad.
Desde un punto de vista institucional, algunos querrán interpretar esta edición en inglés de Humanitas como un logro debido a su prestigio. Para la dirección de la revista, en cambio, es más bien una aventura, inspirada en la certeza del magisterio de Juan Pablo II, confirmado constantemente por su sucesor, de que sólo con las alas de la razón y de la fe, el espíritu humano se eleva a la contemplación de la verdad.
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Después de un notable y valioso aporte como editor del cuerpo cultural del diario El Mercurio y cuando ya se avizoraba en el horizonte el umbral del nuevo milenio, Jaime Antúnez Aldunate se hizo cargo hasta hoy de la creación y dirección de la Revista Humanitas de la Pontificia Universidad Católica. Siguiendo fielmente las orientaciones básicas del magisterio de la Iglesia y contando con asesores y colaboradores de excepción; de lo más granado de la intelectualidad católica de Chile y el mundo, ha dado muestras de su fe y razón, sin rehuir el debate amplio y leal e incorporando a la discusión las luminosas y versadas reflexiones de los articulistas recogiendo la diversidad de inquietudes y desafíos que enfrenta la humanidad, desde la perspectiva evangélica que se nutre de la vida y fecundidad del amor del propio Jesucristo. Pero este milagro que es esta revista no se explica sólo como obra humana. Las horas que Jaime pasa en el Santísimo (como he podido comprobarlo yo mismo en la iglesia abacial del monasterio benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes) sus lecturas y oraciones constantes, así como de tantos que acompañan esta iniciativa que no se agota en la publicación, permiten darse cuenta de por qué ahora, lleva su mensaje a la lengua universal contemporánea, el inglés, para que la Palabra se encarne en nosotros y finalmente en todos... |
COLUMNA FINAL EN AMARILLO
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Rafael Rosende Alvarez
29/12/2011 12:20
[ N° 4 ]