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La responsabilidad de Piñera


Muchas cosas se le pueden criticar al Presidente, pero no su responsabilidad en manejar las presiones de gasto.

por Andrés Benítez - Diario La Tercera, 22/10/2011 - 04:00
CONTRA lo que se cree, para el Presidente Piñera no sería tan complejo convertirse en una persona muy popular. Para ello bastaría que hiciera las siguientes cosas: terminar con el lucro en la educación y el financiamiento compartido, hacer gratuita la enseñanza universitaria, estatizar el cobre, bajar el impuesto a los combustibles, subir el impuesto a las empresas. La lista no es antojadiza, se trata, simplemente, de algunas de las demandas que se escuchan todos los días, no sólo en boca de los estudiantes, sino también en la de muchos parlamentarios de la Concertación, de la Alianza e incluso de algunos ministros del propio gobierno.

Piñera ha resistido hasta ahora muchas de estas peticiones. Algo raro para un Presidente que, a juicio de muchos, se guía por las encuestas. Pero si eso fuera cierto, entonces su actuar debiera ser muy distinto, casi opuesto. Por ello, pareciera que más que buscar la popularidad, el Mandatario ha optado por un actuar más responsable, uno que no se deja llevar fácilmente por las presiones de los distintos sectores.

Es cierto que la actitud de Piñera no siempre es clara. En la forma, se presenta como una persona que busca agradar a todos; en la práctica, sin embargo, funciona de una manera distinta, más ligada a sus convicciones que a las presiones. Esta situación muchas veces confunde y le genera no pocas críticas, incluso en su propio sector. Pero al final, a los presidentes no hay que medirlos por su carácter, sino por sus obras. Lo demás son simples anécdotas.

Algunos califican la actitud de Piñera como una suerte de suicidio político. Son los que piensan que debiera tirar la casa por la ventana y pasar a la historia, por ejemplo, como el Presidente que cambió la educación para siempre. Que es una oportunidad que tiene enfrente y no la toma. Pero él piensa distinto. Primero, porque, por principio, no comparte muchas de las peticiones que se hacen, pero también porque sabe los costos que tienen las borracheras de gasto para los países. Por ello, ha optado por jugarse por la educación presentando un plan ambicioso, pero también responsable. 
Una responsabilidad que no es sólo de gastos. Sabe también que en su cargo debe velar por todos los problemas que hay en el país, y no sólo por los que representan los que más gritan, marchan o protestan. Y es claro que Chile tiene desafíos enormes no sólo en educación, sino también en salud, vivienda, seguridad, por mencionar algunos. Entonces, un Presidente debe actuar con la cabeza fría, buscando el interés de todos y no sólo de algunos.

Algo parecido sucede con la idea de subir impuestos. Piñera no se ha negado, pero le ha dado la seriedad que requiere el tema. Porque una reforma tributaria no es algo menor. Por ende, no se hace a la rápida sólo porque es popular. Se puede estudiar, pero con la cabeza fría y como una simple manera de gastar más.

Por ello, muchas cosas se le pueden criticar al Presidente, pero no su responsabilidad en manejar las presiones de gasto de manera prudente. Porque al final él quiere ser querido y popular, como cualquiera, pero no a cualquier costo. Y eso es bueno para Chile.

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