por Nicolás LucoDiario El Mercurio, Lunes 24 de Octubre de 2011
http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2011/10/24/el-proyecto-uipd-un-ipad-por-d.asp
El diputado Ramón Farías defendió la compra de los iPads2.
Lo trataron pésimo al diputado Farías. No era para menos, tan mal explicadas estaban las cosas.
Él dijo que hace dos años en la Cámara estudian un nuevo sistema para mejorar los procesos, para aceitar las relaciones entre la ciudadanía y sus representantes. Y que el iPad2 es una parte de ese proyecto.
Inmediatamente pensé en la manzana envenenada, la tecnología, que puede frustrar sueños. Instalar un equipo no basta. Ni los iPads ni el mejor sistema del mundo mejorarán un parlamento si sus miembros no quieren parlamentar o no saben cómo. Obvio. Es el factor humano.
En Perú, el viceministro de gestión educativa, Martín Vegas, se quejó hace dos semanas de que los computadores del proyecto OLPC (Un laptop por niño) no se usan o están subutilizados, que la conectividad de las escuelas a internet era muy baja, y que los profesores no se habían capacitado. Perú ha repartido más de un millón de computadores escolares (US$ 100 cada uno). En realidad hubo capacitaciones de 40 horas por profesor, pero eso no les cambió el lenguaje, la actitud para incorporar esto de aprender compartiendo. El programa se está reevaluando. El factor humano.
En Philadelphia, el proyecto Microsoft "El colegio del mañana", que partió en 2006 con ideas revolucionarias (no hay libros ni cuadernos, sólo laptops), está acercándose más y más a la pedagogía tradicional. "Esto no tiene que ver con tecnología sino con lenguaje", decía con fuerza la inspiradora, Mary Cullinane, en los comienzos. La experiencia ha obligado a revisar ideas y métodos. El sindicato de profesores filtra a quienes quieran enseñar allí, otros profesionales entusiasmados con el colegio del mañana quedan al borde de la cancha. El factor humano.
En Uruguay, el programa "Un laptop por niño", que lleva cuatro años, subió las notas en matemática, pero no en lenguaje. No están tirando el programa por la borda, trabajan desde hace 4 años con los profesores de todo el país. Saben del factor humano y no apuestan a cambios bruscos.
Desde los años 80, el profesor de la U. de Chile que dirige el Laboratorio de Investigación de Aplicaciones Colaborativas, Dr. José Pino, perfecciona ideas que ligan computación y trabajo en equipo, negociación. Uno de sus últimos trabajos se llama "Un diseño estructural para aplicaciones colaborativas móviles" (¿iPads?).
Hace unos 20 años José Pino diseñó un sistema computacional para apoyar a los parlamentarios en sus negociaciones y tomas de decisión. Los honorables tendrían en las pantallas comunicación con datos, con asesores y con los otros parlamentarios.
Yo creo que José Pino nunca presentó su proyecto. Pero seguro que influyó en quien está imaginando cómo debería funcionar un parlamento en la era digital, con redes sociales, con bases de datos. ¡Cómo no va a ser posible!
Imagino a parlamentarios modernos acudiendo a expertos informáticos como José Pino, urdiendo procesos nuevos. Hecho el plan, se preguntarán... "ese diputado que ni ve su mail, ¿cómo lo incorporamos? Solución: pasémosle un lindo iPad 2, tendrá que encantarse".
Eso es poner la carreta delante de los bueyes.
Es difícil incorporar tecnología a la tarea de legislar; la Biblioteca del Congreso ha hecho su parte, pero falta más. Antes de instalar tecnología, o simultáneamente, hay que acompañar a los seres humanos hacia los nuevos lenguajes, las nuevas actitudes y velocidades.
El diputado Farías, en el fondo, tiene razón. El Parlamento puede mejorar sus servicios al país. Y sobre los iPads... que se los compren con su dieta, es lo de menos. Lo que importa es renovar las actitudes, hay que capacitar. O recapacitar.
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