Incorporar cerca de un tercio de nuevos electores es indispensable para oxigenar la democracia. No hay excusas ni tiempo que perder.
por Daniel Hojman - Diario La Tercera 24/10/2011 - 04:00
EL PRESIDENTE Lagos propuso la inscripción automática en el Congreso el 21 de mayo de 2000. Once años más tarde, el Senado aprobó una ley general sobre esta iniciativa y concretar su implementación es responsabilidad del Ejecutivo. El pasado 21 de mayo el Presidente Piñera hizo el llamado a "hacerlo ya". Hace unas semanas el ministro de la Segpres puso en duda la inscripción automática antes de las elecciones municipales del próximo año.
Esto último sorprende, dada la presteza con que otros países han enfrentado situaciones similares. Hace unos años en Bolivia se inscribieron millones de electores en algo más de dos meses. Sin ir más lejos, el director del Servicio Electoral (Servel) ha señalado que es un problema de voluntad política, sembrando dudas.
El argumento para ir despacio sería la dificultad de establecer el domicilio de las personas no inscritas. La base de datos del Registro Civil y otras accesibles al Servel tienen direcciones incorrectas para muchos no-inscritos, cerca de un tercio de la población según trascendidos. Con 4.7 millones de personas no-inscritas, no es un problema menor. De hecho, ilustra que una inscripción automática sin intervención del ciudadano, sin trámites, es imposible mientras el registro de cada votante esté asociado a un distrito local, pues siempre requerirá confirmar información con el votante. Así, cualquier sistema que se implemente será más o menos equivalente al actual, cambiando "inscribirse" por "confirmar el registro". El problema es permanente y seguirá afectando a los que vayan entrando al sistema. El tema de fondo es reducir al mínimo las barreras a la participación electoral asociadas al registro.
En EEUU, desde fines de los años 70 y especialmente desde la administración Clinton, se introdujeron medidas para facilitar la participación electoral que había caído por casi tres décadas. Por ejemplo, algunos estados habilitaron la inscripción electoral al renovar licencias de conducir y en oficinas públicas. Una medida más agresiva se conoce como Election Day Registration (EDR) y permite inscribirse hasta el mismo día de la elección, muchas veces en los propios locales de votación. Los estudios sugieren que estas medidas han tenido un impacto significativo. En particular, el EDR sería responsable de un aumento en la participación electoral mayor a cinco puntos porcentuales y de hasta 14 puntos entre jóvenes del segmento 18 a 24 años.
Lo realista es que la inscripción automática asigne un registro preliminar usando las bases de datos existentes. La renovación de licencias, matrícula en planteles de educación superior, postulación a programas sociales y otros trámites permitirían confirmar el registro automático de buena parte de los electores en plazos razonables. Permitir el trámite hasta el mismo día de la elección en locales de votación correspondientes al domicilio del votante puede hacer una diferencia. Incorporar cerca de un tercio de nuevos electores es indispensable para oxigenar la democracia. No hay excusas ni tiempo que perder.
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