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El deber moral del ciclista campante...‏




Cartas 
Furioso ciclista
Diario El Mercurio, Sábado 08 de Diciembre de 2012 
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/12/08/furioso-ciclista.asp


Señor Director:
El sábado pasado, mi madre, de setenta años, fue impactada por un ciclista mientras caminaba por la vereda de una calle de la comuna de Providencia. El ciclista, un hombre de unos treinta años y educada apariencia, lejos de socorrerla, se dio a la fuga. Mi madre quedó botada en el suelo producto del impacto, con una fractura en el hombro, como más tarde se constataría en una urgencia médica.
Yo soy ciclista. Utilizo este medio de transporte para descongestionar Santiago, reducir la emisión de contaminantes y por salud. Como muchos otros ciclistas, siento cómo los automovilistas frecuentemente no nos respetan. Sin embargo, en algunos sectores de Santiago,varios ciclistas han malentendido este aparente privilegio que nos brinda ser un medio de transporte limpio y eficiente, y con cierta arrogancia y displicencia circulan a gran velocidad por veredas donde claramente los peatones tienen preferencia.
Es muy probable que el argumento que varios entregarán para describir la causa del problema sea que en Santiago hay una carencia de ciclovías y que el diseño urbano es deficiente. Probablemente tengan razón. Pero para mí, las otras grandes causas del problema son: 1) la falta de conciencia y respeto de las personas hacia la comunidad, en este caso, de ciclistas que no entienden que el medio urbano consiste en distintos modos de transporte y por lo tanto debemos respetarnos unos a otros, y 2) una parte importante de los santiaguinos nos hemos enfrascado en una carrera absurda, que se caracteriza por medir el éxito en términos económicos y correr de un lugar a otro, sin tomar atención a lo que nos rodea.
Estos fenómenos están generando un egoísmo extremo sobre todo en generaciones más jóvenes donde lo único que importa es el yo y los problemas que me afectan a mí. Nuestra sociedad pareciera estar produciendo personas que tienen muy claros sus derechos, pero ni siquiera entienden por qué tienen que cumplir deberes, como en este caso, donde el deber moral del ciclista era detenerse y socorrer a una persona tras haberla impactado y botado al suelo producto de su propia imprudencia.
Álvaro González Vaccarezza
Ingeniero Civil

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