Un buen año
por Juan Andrés Fontaine
Diario El Mercurio, Domingo 16 de Diciembre de 2012
Diario El Mercurio, Domingo 16 de Diciembre de 2012
Es tiempo de balances y el año cierra en condiciones mucho mejores que lo esperado. La satisfacción que expresan los rostros de nuestras autoridades económicas es justificada.
En parte ello se debe a que la economía mundial, aunque rebajó su velocidad, no se vino abajo como se temía. El mérito es de los bancos centrales, que han inyectado el dinero necesario para mantener a flote los bancos y promover la reactivación. Aunque Europa atraviesa por una severa y prolongada recesión, el escenario más peligroso -el quiebre de la zona euro y el consiguiente pánico financiero- hasta ahora ha sido evitado. Estados Unidos -bajo repetidas dosis de estimulantes monetarios- está saliendo adelante. China vuelve a crecer a buen ritmo y permite que el cobre y otras materias primas mantengan precios muy atractivos.
De acuerdo con las últimas estimaciones -que probablemente serán refrendadas por el Banco Central en su próximo Informe de Política Monetaria-, la economía chilena crece a un ritmo de alrededor de 5,5% y exhibe una inflación de 2%. Como ha dicho la directora ejecutiva del FMI, en su reciente visita a Chile, los nuestros son "números fantásticos".
Ha contribuido a ello la conducción serena de las políticas macroeconómicas. Aunque a fines del año pasado los temores que despertaban la crisis europea y las demandas sociales de entonces pudieron aconsejar otra cosa, la política fiscal se atuvo a la meta de déficit estructural planteada. Aunque el brote inflacionario de comienzos de año pudo precipitar acciones restrictivas, la política monetaria mantuvo su curso. Aunque la brusca caída del dólar hizo levantarse voces a favor de la intervención del Banco Central en el mercado cambiario, prudentemente, éste prefirió reservarse tal opción para situaciones más críticas.
Las políticas pro emprendimiento, pro innovación, pro creación de fuentes de trabajo, que han distinguido la acción del presente gobierno en el campo microeconómico, han alentado a las familias y a las empresas a mantener una visión optimista del futuro económico y a sostener una vigorosa demanda de consumo y de inversión. La combinación de prudencia en las políticas macroeconómicas y pujante dinamismo en la iniciativa privada -una vez más- ha probado ser muy virtuosa.
Aunque favorable, el año concluye con indicios inquietantes sobre el deterioro de la competitividad provocado por el costo de la energía y otros factores. El pobre desempeño de los índices bursátiles sugiere que eso está haciendo daño. Cabe esperar que el Gobierno logre concretar sus anuncios a favor de la competitividad y la inversión, para sortear esas dificultades.
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