Opinión
Diario El Mercurio, Lunes 31 de Diciembre de 2012
Diario El Mercurio, Lunes 31 de Diciembre de 2012
http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2012/12/31/puedo-matricularme.asp
Nicolás Luco Rojas
Los cómics de los 50, Walt Disney, o Clásicos Ilustrados, o Roy Rogers, incluían dos tentadores avisos de cursos por correspondencia: uno, de Charles Atlas-saca músculos (no lo tomé, obvio); el otro, para aprender a dibujar cómics (me tincó, pero rehusé).
En los 70 sí me matriculé en un curso en EE.UU. por correspondencia: "Escribir para que te publiquen". Me mandaron tareas y libros, algunos de honda huella. Al mismo tiempo, despertaba la idea de la "Universidad Abierta" de Inglaterra: cursos a distancia (con exámenes de cuerpo presente). Y en 1975 TVN en alianza con la U. Católica transmitía cursos de capacitación (con exámenes), apoyados con textos que se publicaban a varias páginas en la prensa.
Hoy, una decena de universidades chilenas ofrece cursos en línea. La cuestión de aprender/enseñar a distancia lleva décadas.
Pero ahora estalla con ganas.
La semana pasada, The Economist levantó la voz. Estamos hablando de clases con ¡180 mil alumnos! (muy popular es "Cómo razonar y argumentar") preparadas por los mejores profesores, de grandes universidades. Se trata de cursos masivos, abiertos y en línea, MOOCs, por sus siglas en inglés. Nada de eso se ofrece desde Chile.
Sebastian Thrun, profesor de computación en Stanford, lanzó en enero de 2012 "Udacity". Hoy enseña a 475 mil inscritos y sedujo a capitalistas que le pasaron US$ 15 millones, para empezar. Renunció a Stanford, especifica The Economist.
Thrun reclutó a Peter Norvig, el director de investigación en Google, para que dictara el curso "Aprendizaje de máquinas": se matricularon 160 mil personas.
La Universidad de Oxford se niega a entrar en esta carrera. El que quiere Oxford, que vaya a Oxford. Pero Harvard, MIT, ya pusieron US$ 30 millones para comenzar "edX". Y apareció un rival de "Udacity", se llama "Coursera", que, en alianzas con grandes universidades (Princeton, por ejemplo), empaqueta cursos grandiosos, la lista está en la red. (El alumno que se matricula, se compromete a no copiar en las pruebas).
Las universidades físicas -dice The Economist- seguirán atrayendo a los que puedan pagar y sentir el aliento de la investigación, el tutor personal, parejas más apetitosas, redes.
Pero el resto (los que ya tenemos una pareja apetitosa, por ejemplo), podremos seguir cursos masivos con el mejor del mundo. No se trata de charlas, textos y guías de estudio por internet. Lo innovador, según The Economist, viene con la integración de lo típicamente académico con pruebas automatizadas, cuestionarios relámpago, juegos. Y capacidad de administración.
Thrun dice que, así como vamos, para 2050 sólo quedarán diez universidades en todo el mundo, las que trabajarán en línea y también en forma tradicional.
¿Y qué pasa con los certificados, los títulos, los grados?
El curso para dibujar cómics que deseché en mi infancia, o el que tomé para mejorar mi escritura, no entregaban títulos. Yo quería saber.
Hoy, aquí desde mi teclado, puedo aprender -hay mucho en español-, puedo matricularme.
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