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La terraza por Mathias Klotz



Diario El Mercurio, Sábado 08 de Diciembre de 2012

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Qué duda cabe de la importancia de la terraza en el lugar que uno habita. Recuerdo la que había en la casa de mis abuelos, era el epicentro de la actividad social, en especial los fines de semana. En ella se servía el aperitivo, los adultos discutían de política y religión y los niños nos balanceábamos en una hamaca jugando a que ésta era un bote, hasta que finalmente nos retaban y nos mandaban al patio de atrás.
La casa de mis padres también tenía una, de tamaño similar a la de mis abuelos, pero en la que nunca pasó mucho. Lo más probable porque no tenía toldo o techo que la cubriera, algo que en nuestro clima es fundamental, ya que la terraza es una especie de reducción del corredor techado.
Se ubica por lo general en el espacio intermedio entre el estar y el jardín y sirve para todos los propósitos imaginables del interior de la vivienda, pero en contacto directo y dosificado con el exterior. No es lo mismo poner una mesa para almorzar en el medio del jardín que en la terraza.
En el caso de los departamentos, es el único vínculo posible con el mundo exterior. Es donde, pese a vivir en altura, muchas personas hacen su pequeño jardín, transformando una parte importante de nuestros edificios residenciales en unas especies de sándwiches de lechuga, como sugirió Borja Huidobro al explicar la idea que tuvieron con Enrique Browne para el edificio Consorcio.
Pero qué hace que una terraza sea o no habitable y se transforme o no en un lugar significativo. ¿Qué la diferencia de un simple balcón?
El tamaño y la proporción sí es importante y debe al menos poder acoger una mesa y un par de muebles que permitan habitarla (una hamaca es lo ideal), y ser lo suficientemente silenciosa como para poder conversar. De lo contrario se las puede ver desocupadas o convertidas en bodegas de a miles en las nuevas torres que crecen como callampas en Santiago Centro.
En Europa se las considera tan necesarias que hoy muchos edificios viejos de vivienda social fueron y están siendo transformados, incorporándolas como dispositivos para mejorar sus condiciones de habitabilidad.
Añadir una terraza o balcón se traduce no sólo en agregar un espacio al programa doméstico, sino además en que pequeñas ventanas se pueden reemplazar por grandes ventanales, aportando así a la ventilación e iluminación de los recintos.
En Chile ya hay quienes promueven la anexión de estos dispositivos a las miles de unidades de viviendas de bloques, que con esta simple modificación mejorarían enormemente su habitabilidad y muchos que hoy no pueden, podrían almorzar, conversar o hacer una parrilla en contacto con un fragmento de naturaleza.

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