La mujer del hacha

La mujer del hacha
por Juan Guillermo Tejeda
Diario Las Últimas Noticias, domingo 7 de agosto de 2011

Un senador comunicó en su sitio web que había sido
objeto de un ataque domiciliario, en el sur patagónico,
por parte de una mujer que blandía un hacha.

Hasta hace una semana
ella había sido pareja del parlamentario
y colaboradora en su anterior campaña electoral.

Él se había ido a vivir con una nueva pareja
a una nueva casa, donde se produjo el ataque.

La justicia formalizó a la mujer como imputada
por los cargos de violación de morada,
daños simples y amenazas,
dejándola con arraigo nacional
y prohibición de acercarse a la víctima.

La filosofía judicial de raíz anglosajona
que hoy nos rige supone que los seres humanos
somos módulos independientes e intercambiables,
y que establecemos relaciones adultas
a través de convenios libremente acordados,
a la manera del comercio.

¿Te intereso? Sí. ¿Quieres embarcarte
en una relación sexual mutuamente consentida?

De acuerdo. ¿No quieres verme más?

Muy bien. En una lógica de este tipo,
la mencionada dama ha incumplido varias cláusulas.

Pero, latinos como somos, los chilenos estamos sometidos
a otras leyes que no aparecen en el mundo anglosajón.

Son las oscuras leyes del bolero, la teleserie,
la familia, el romanticismo (...)

Al tararear "estoy ligado a ti más fuerte de la hiedra"
o "pasarán más de mil años, muchos más",
estamos entrando a una dimensión pasional y ardiente.

En ese mundo raro del bolero,
corren desenfrenados los sátiros patriarcales
con sus zarpas y las mujeres con sus hachas.

La moderna metáfora del amor
como cosa comercial y judicial
entre personas iguales
dotadas de los mismos derechos
y deberes es eso, una metáfora.

La antigua tradición mediterránea,
con sus mitos clásicos, nos considera a todos
parte de una trama compleja y trágica,
dentro de la cual nadie es amo final
de sus propios actos.

La venganza y el hostigamiento,
el destino, la tragedia forman parte
de la espiral siciliana de la existencia,
de ese intenso bolero o teleserie.

Y nos preguntamos hoy
cuál de ambas metáforas es más humana