Jaime Irarrázabal Covarrubias, Generación 1956 del Saint George's College
Han transcurrido 55 años desde que egresé
y mucho agua ha pasado bajo el puente.
Creo que ello permite tener una visión más objetiva y madurada
de lo que fueron para mí esos años en el Colegio.
Sintetizaré en cuatro puntos lo principal
del rico legado personal que recibí, dando ejemplos.
Primero, desarrollo de la iniciativa personal
en un esquema flexible, abierto a opciones, con pocas imposiciones.
Con un grupo de compañeros resolvimos
que era necesario mejorar la comunicación dentro del Colegio;
creamos El Georgian, boletín que aparecía cada dos meses;
contábamos con el apoyo de la Dirección del Colegio
pero era nuestra responsabilidad y redacción.
Segundo, deseos de construir y compartir.
Con otro grupo sentimos la necesidad
de hacer apostolado en medios urbanos
y rurales de escasos recursos
y formamos el grupo misionero;
los ejecutores y actores éramos nosotros
con escasos medios pero con
un gran santo y sacerdote Marcos Mac Grath
que nos guiaba..
Tercero, trabajo en equipo para lograr objetivos difíciles.
El Colegio no lograba salir en primer lugar
en los campeonatos de atletismo, faltaban
los valiosos puntos de las postas.
El equipo 5x80 entrenó duramente
bajo la dirección del entrenador Luis Carmona.
Salimos primero y ganamos el campeonato.
Se volvió a repetir en la posta 4x100.
No éramos separadamente los mejores velocistas
pero juntos los 5 y luego los 4, lo logramos.
Cuarto, espíritu crítico con respeto a la pluralidad.
El Colegio no era
de los más renombrados académicamente
en la época pero tenía una academia literaria,
notable para el nivel secundario,
que produjo grandes escritores y poetas
bajo la dirección de Roque Esteban Scarpa
y editó el Joven Laurel.
En resumen, el Colegio fomentaba
el desarrollo de nuestra personalidad
pero el camino lo escogía uno.
Abrió una huella, quedó un sello.
Gracias.
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