Estado, mercado y corazón
por Joaquín García-Huidobro
Diario El Mercurio, domingo 28 de agosto de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/08/28/reportajes/opinion/noticias/21EE50CD-53B5-4B57-9D73-3A1EFFAED73D.htm?id={21EE50CD-53B5-4B57-9D73-3A1EFFAED73D}
La noche del jueves al viernes pasado, 180 pobladores del campamento
"San Francisco" no durmieron en sus mediaguas. Se quedaron cuidando la
Escuela Eleodoro Matte Ossa, de la Sociedad de Instrucción Primaria,
en San Bernardo, saqueada la tarde anterior. Conversaron hasta tarde,
porque, a diferencia de sus viviendas, la escuela tiene luz eléctrica
y calefacción. Hablaban en castellano, pero sus hijos desde prekinder
tienen clases de inglés. Ellos no estaban dispuestos a que la escuela
sufriera un nuevo asalto de encapuchados. La limpiaron, repararon
destrozos y organizaron guardias.
Esa escuela no es un caso aislado. En Chile se cuentan por centenares
las iniciativas educacionales que nacen desde la sociedad misma y que,
con ayuda de la subvención estatal, abren horizontes a miles de niños.
Son los Quijotes de la educación chilena.
Ellos constituyen fundaciones y corporaciones, a las que dedican
tiempo y energías; consiguen platas por donde sea y dan vida a
colegios subvencionados que obtienen buenos resultados y son un agente
inigualable de movilidad social.
Ante estas iniciativas, no todos responden como esos pobladores. Los
encapuchados las enfrentan con su odio que destruye lo que presente
belleza y solidaridad. En otro colegio de San Bernardo no sólo
devastaron todo, sino que hasta mataron a las crías de la gata. Ni los
felinos se salvan de la pasión destructora.
Para los impulsores de estas escuelas las dificultades no pasan de ser
una anécdota desagradable. "Es un segundo terremoto", dijo una de esas
personas, "y nos recuperaremos tal como lo hicimos con el primero".
El Estado es importante, el mercado también, pero hay otra lógica, la
del corazón, que debe ser impulsada. ¿Cómo conseguir que se
multiplique esa gente?, ¿cómo hacer para que surjan muchas iniciativas
como esas?
El gran obstáculo para el desarrollo de la educación altruista no es
la operación de las escuelas y liceos. La subvención estatal y el
copago de los padres son un buen comienzo. Sin embargo, la inversión
inicial, los edificios, supone una enorme cantidad de recursos, que no
están al alcance de cualquiera.
Con oriental sabiduría, en Hong Kong el Estado construye los edificios
y los entrega a la gestión de particulares que educan con fines
altruistas. Obviamente les exige mucho: un proyecto educacional de
calidad y un plan de inversiones perfectamente definido, ¡pero eso es
precisamente lo que esos particulares quieren hacer! Estado y
emprendedores altruistas trabajan de la mano. Aquí caben todas las
orientaciones filosóficas y religiosas, sólo basta con que un grupo de
gente quiera hacer algo que valga la pena.
Esta gestión privada filantrópica de establecimientos construidos con
fondos públicos tiene una ventaja adicional: los padres pueden elegir
el colegio que mejor responda a su concepción de la vida, y no se ven
forzados a educar a sus hijos de acuerdo con las preferencias
ideológicas de la autoridad del momento.
En todo caso, la lógica del corazón no es suficiente para resolver el
problema de la educación básica y media en Chile. Por más ayudas que
se entreguen, no hay en nuestro país suficientes Quijotes. Por eso
deben intervenir, además, el Estado y el Mercado. No despreciemos la
educación pública, pero tampoco olvidemos el papel de las innumerables
Pymes educacionales, de emprendedores que arriesgan su capital, muchas
veces pequeño, y toman créditos para fundar un colegio en que los
padres pagan una cifra más bien modesta y el Estado aporta una
subvención.
¿Se justifica esa subvención? Las familias piensan que sí. De hecho,
en los últimos 10 años la matrícula de estos colegios ha subido en un
13% mientras que la de los establecimientos municipalizados ha
disminuido en la misma proporción. Con un aporte no muy grande, el
Estado consigue una educación que, en promedio, es mejor que la
pública, aunque hay mucho que avanzar para evitar fraudes y conseguir
niveles internacionalmente aceptables. Que alguien, de paso, obtenga
una legítima ganancia, parece perfectamente razonable. Junto a los
Quijotes también existen Sanchos Panza. Además, ¿por qué va a ganar el
profesor de gimnasia, el portero, la señora que atiende el quiosco,
por qué van a ganar todos menos el que tuvo la idea y arriesgó la
plata?
CLASE DEL 70 SGC
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