Sobre "Misterios de Lisboa" Se estrenó en España
Raúl Ruiz: Procuro ver el mundo con asombro infantil
Raúl Ruiz: Procuro ver el mundo con asombro infantil
por Carlos Reviriego El Cultural de El Mundo
Diario El Mercurio, Domingo 27 de Marzo de 2011 (
http://diario.elmercurio.com/detalle/index.asp?id=%7Bfa53f747-89c8-4aed-8c34-91ab72fe4ad3%7D
Raúl Ruiz, el director más importante
Raúl Ruiz, el director más importante
en la historia del cine chileno,
fue premiado en el Festival de San Sebastián
por una película de más de cuatro horas
cuyo vertiginoso ritmo nunca decaía.
"Misterios de Lisboa" rescata la vigencia
del folletín decimonónico en el cine moderno.
La grandeza del cine,
la corporeidad del teatro
y la expansión narrativa de la televisión.
En la monumental "Misterios de Lisboa",
adaptación de la popular novela decimonónica
de Camilo Castelo Branco,
el chileno Raúl Ruiz (1941, Puerto Montt)
aúna las artes de la representación escénica.
La hazaña de este veterano autor,
históricamente desatendido
por las salas españolas,
que desde su debut
con "Tres tristes tigres" (1968)
no ha dejado de experimentar
con toda suerte de géneros y formatos
-"aunque sobre todo he hecho
películas con fantasmas",
asegura- no se queda ahí.
En tiempos de celeridad,
cuando las imágenes parecen destinadas
a consumirse velozmente y sin digestión,
la heroicidad de Ruiz va más allá:
estrenar en salas comerciales
una película de cuatro horas y media.
Tras lograr el éxito en Francia,
con un novedoso modelo de exhibición
(la película se proyecta en Blu-ray),
el filme aterriza este viernes en los cines hispanos:
"Estoy muy curioso por ver cómo se va a recibir en España,
un país que con Pío Baroja y muchos otros,
tiene una gran tradición de la novela de peripecias", explica Ruiz.
"La película es como un regreso
"La película es como un regreso
a mis primeros trabajos
en telenovelas mexicanas
y teatro de vanguardia.
Me interesa mucho la cultura popular:
los folletines, los radioteatros, las fotonovelas...
'Misterios de Lisboa' era como una manera
de retomar los textos folletinescos,
pero tratando de hacer una cosa distinta.
Estaba familiarizado
con la novela de Castelo Branco,
son tres volúmenes delirantes
en los que no paran de suceder cosas.
Esa prolijidad de historias me entusiasma.
El hecho de que a los personajes
no les va ni bien ni mal
y pasan todos por el mismo proceso:
el enamoramiento súbito,
la traición y una especie de redención.
Es intrigante que sus motivaciones
no estén siempre muy claras.
Algo que procede
de la idiosincrasia portuguesa,
que le da un gran sentido a todo.
Es un texto impregnado
de ese sentimiento tan portugués
que es la saudade ,
una melancolía activa,
casi se puede decir que entusiasta".
-Su cine siempre ha sido muy internacional,
-Su cine siempre ha sido muy internacional,
pero en este caso, la cultura portuguesa
juega un papel esencial.
"Llevaba años luchando por rodar en portugués
"Llevaba años luchando por rodar en portugués
porque considero que es una lengua muy cinematográfica,
permite pasar de la intimidad a la imprecación,
del gesto mínimo al gesto máximo,
prácticamente sin transición,
y es una lengua que concentra
todo el misterio del comportamiento luso.
Es esa sensación de no saber nunca
en qué territorio pisas, de si la gente
está ocultando cartas o no.
El carácter portugués,
puesto en la situación
de un duro melodrama
como 'Misterios de Lisboa',
vuelve a los personajes
muy extraños, muy turbios.
De una moral dudosa.
Hay que decir que la mayoría
de las situaciones que viven
(conspiraciones, guerrillas,
duelos, robos en conventos, etc.),
las vivió Castelo Branco,
aunque sea de otra manera,
lo que explica que sean tan verosímiles."
Un cura heterodoxo,
Un cura heterodoxo,
una condesa celosa,
un aristócrata camaleónico
y un joven huérfano.
Portugal, Francia, Italia y Brasil.
El material sentimental del folletín decimonónico,
todo su tormentoso caudal de pasiones y maquinaciones,
se congrega sin complejos en "Misterios de Lisboa".
Las múltiples historias,
centrífugas y superpuestas,
como si fueran cajas chinas,
se disparan a un ritmo vertiginoso,
impidiendo así,
en un ejercicio de maestría rítmica,
que el interés del espectador desfallezca
a lo largo de los 272 minutos de la película,
extraídos a su vez de una miniserie televisiva
de seis episodios de una hora.
Raúl Ruiz entrega así
con "Misterios de Lisboa"
un filme tan pegado al clasicismo
como a la experimentación narrativa.
Serial televisivo
"La vertiente televisiva
Serial televisivo
"La vertiente televisiva
apareció después -explica Ruiz-.
Se pensó primero en una película
de dos horas y media,
y el guión de Carlos Saboga
que me entregó (el productor) Paulo Branco,
aparentemente tenía esa duración,
pero yo también quería introducir
la temporalidad de la época,
la lentitud de la vida en el siglo XIX.
Al hacerlo, ocurre algo contradictorio,
que la acción no se ralentiza, sino que se acelera.
Esto es así porque en cuatro horas
puedes instalarte en las historias
y sobre todo en la atmósfera del tiempo".
-¿Suele ver las series de televisión contemporáneas?
"He estado convaleciente
-¿Suele ver las series de televisión contemporáneas?
"He estado convaleciente
en el hospital durante tres meses
y ahí he podido ver mucha televisión.
Descubrí Lost , Bones , 24 y otras series
que deben ser lo más interesante
de la ficción americana de hoy día.
Quedé con muchas ganas de ver Lost
atentamente, me intrigó mucho.
Observando todos los elementos narrativos
que hacen populares a estas series,
la relación con el folletín es muy clara.
Yo soy partidario de trabajar una televisión
en que se puedan introducir
el máximo de ocurrencias cinematográficas."
Continuidad espacial
-La génesis de sus películas
Continuidad espacial
-La génesis de sus películas
suelen ser imágenes.
En este caso, ¿también fue así?
"Partí de lo que se podría llamar
"Partí de lo que se podría llamar
la continuidad de los espacios,
que son un poco intercambiables
a lo largo de la película.
Casi toda ella transcurre
como en un solo palacio
que se continúa, y abarca
un período de cincuenta años.
Algunas imágenes
también han servido de lanzadera.
Una de ellas es ese teatro de cartón
que posee el niño,
y que vuelve antigua la narración:
no sabemos si la acción representada
está siendo imaginada por el niño
a través del teatro, o si es algo que no sucedió,
o si sucede y el teatro es como el recuerdo
del adulto que vuelve a ser niño".
-No es la primera vez
-No es la primera vez
que aúna la mirada infantil
y la adaptación literaria.
Ya lo ha hecho en otras películas
como "La isla del tesoro"
o "El tiempo recobrado"...
"Creo que la presencia del espíritu infantil
"Creo que la presencia del espíritu infantil
es un elemento que se va perfeccionando en mí.
Ya estoy llegando
a esa condición de 'adulto mayor',
como decimos a los viejos en Chile,
aunque yo insisto
en que deben llamarse 'adultos menores',
porque uno se va infantilizando.
Eso permite capitular los hechos
y verlos con el asombro infantil.
Así procuro ver el mundo.
Todo lo que estás viendo no te lo crees,
pero al mismo tiempo es muy realista.
Pienso por ejemplo en lo que está pasando en Libia.
Nunca imaginé que Las mil y una noches
eran tan actuales, sólo que con bombas.
Siempre me llamó la atención
la idea de que un niño
sea mediador de situaciones
que serían irresolubles sólo con adultos".
-Con "Misterios de Lisboa"
-Con "Misterios de Lisboa"
reafirma la fascinación
por las historias en un tiempo
en que el relato cinematográfico
parece haber entrado en crisis...
"Lo que ocurre ahora
"Lo que ocurre ahora
es que el cine americano
obliga en muchas ocasiones
a ir más rápido que la historia misma.
Es un problema de adecuación
entre el tiempo cinematográfico
y el tiempo de la historia.
He visto mucho cine americano de los años 50,
y la variedad de estas películas
en la percepción del tiempo es asombrosa.
No sé a qué atribuir la depravación actual en este sentido.
Pero creo que el cine debe seguir contando historias.
Wim Wenders me decía que tenía dificultades
para hacerlo como los americanos
porque a él nunca le había ocurrido
ninguna historia con principio, desarrollo y fin.
Y es que nuestras vidas
son muchas historias superpuestas.
'Misterios de Lisboa' transcurre de ese modo.
El cine que me interesa más
es el que te permite
entrar durante un tiempo,
te da tiempo para salir,
mirar desde fuera la historia
y volver a entrar.
Esto lo ha hecho mucho Fellini".
Vértigo narrativo
-¿Procede de ahí el vértigo narrativo,
Vértigo narrativo
-¿Procede de ahí el vértigo narrativo,
el ritmo tan electrizante de la película?
"Procede quizá de la opción
"Procede quizá de la opción
de rodar casi toda la película
en bloques de planos-secuencia.
Y esa decisión la suscita
el hiperrealismo
de las cámaras de alta definición,
que a veces casi obliga a cambiar
la manera de concebir la puesta en escena.
La alta definición de las cámaras actuales,
vuelve algo problemático
la sobreabundancia de primeros planos.
Un crítico alemán me decía
que no puede ver un noticiario en HD,
porque las caras le parecen repugnantes,
sólo se ven poros y granitos.
Lo que yo he hecho,
ha sido situarme a cierta distancia
y focalizar la tensión
de las escenas en el fondo,
no en los rostros.
De este modo, uno se empieza
a instalar en el espacio
y los elementos que lo configuran
adquieren gran importancia."
-En este sentido,
-En este sentido,
¿cómo ha sido el trabajo con los actores?
"Lo primero que pasa
"Lo primero que pasa
con este tipo de filmaciones
es que los actores
se vuelven más importantes
porque tienen que trabajar
con todo el cuerpo.
No se produce esa enfermedad hollywoodiana
de que los actores trabajan sólo con el rostro,
y el cuerpo es algo inerte.
Todos los actores de la película son actores de teatro.
Lo que empecé a darme cuenta
es de que el trabajo en plano secuencia
les da la posibilidad de gestionar sus propios tiempos.
Creo que de alguna manera
todos tenían la nostalgia
de hacer algo como 'Misterios de Lisboa',
es decir algo que fuera a la vez teatro y cine,
y que tuvieran que jugar con peripecias
a corto y largo término,
que están haciendo la escena
y también previendo
lo que van a hacer en escenas futuras".
La batalla de Borodino
La batalla de Borodino
entre sus proyectos Raúl Ruiz y Paulo Branco.
Chileno y portugués.
Director y productor radicalmente independientes
y figuras imprescindibles del cine moderno.
Heredero directo de las revoluciones de los nuevos cines,
Ruiz se exilió en Francia tras el golpe de Pinochet,
donde ha desarrollado una prolífica carrera
(más de 200 películas), desde piezas experimentales
a superproducciones internacionales.
Paulo Branco, el promotor financiero
del cine de Manoel de Oliveira,
ha producido también a Wim Wenders,
Olivier Assayas o Alain Tanner,
y ahora financia el último filme
de David Cronenberg, "Cosmopolis",
probablemente su proyecto más ambicioso.
"Nuestra complicidad dura ya treinta años -sostiene Ruiz-.
Ahora estoy trabajando
en otra película con él
sobre la Batalla de Borodino,
el comienzo de la caída de Napoleón,
cuyo bicentenario es en 2012".
También tienen en desarrollo
la adaptación de otra novela
de Castelo Branco,
"El libro negro del padre Dinis",
"una especie de continuidad
de 'Misterios de Lisboa'".
Hay Raúl Ruiz para rato...
Marzo de 2011
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