Diario Las Últimas Noticias,
Jueves 13 de septiembre de 2012
Ha partido de entre nosotros
Elisa Pérez Walker,
una mujer singular e irrepetible,
seguramente más conocida
para muchos lectores
por su alias literario de Elisa Serrana,
seudónimo tomado del apellido
-puesto en femenino- de su marido,
el escritor, político, viajero
y cronista Horacio Serrano Palma.
Fue ella una fiel representante
de aquel vagaroso mundo
que se quiere identificar
en la estantería social
con la sospechosa etiqueta
de las «señoras bien»,
un enigma hasta entonces mudo
para el mundo de la cultura chilena.
Justamente desde allí,
desde ese ámbito cerrado, silenciado
y huérfano de toda consideración,
de donde emerge Elisa Serrana en 1961,
con su primer libro, Las tres caras de un sello,
el mismo que es recibido y reconocido
de inmediato por la crítica de entonces,
en especial, y muy efusivamente,
por el gran popa de aquellos días,
el draconiano Alone.
La obra de Elisa Serrana
es precursora y germinal
en el espacio de la escritura
femenina chilena, en cuanto
a su temática centrada
en la mujer y sus múltiples
grilletes y luchas y tristezas.
Y es su voz la primera que rasga
el velo de un espacio hasta entonces
vedado a los ojos de nuestra sociedad.
Dos años más tarde publica
la más feroz, polémica
y a nuestro juicio mejor titulada
de sus obras:
Chilena, casada, sin profesión,
un libro que hace trizas
la cuidadosamente sellada tapa
de esa impresentable alcantarilla
donde se entrelaza la promiscuidad
del poder político y el patético
mundillo de la diplomacia chilena.
Le siguen varios importantes libros,
en los que ahonda con incansable coraje
su visión de mundo, en el que se mezclan
la firmeza de su carácter con esa
profunda caridad y compasión
que le fueron tan propias.
Menos conocido es que Elisa Pérez Walker
gestionó y logró para la empresa chilena Zig-Zag
la licencia y publicación en Chile
de las historietas de Walt Disney.
Y fue ella quien bautizó
al entrañable pero impronunciable Goofy
y simpático y recordable nombre de Tribilín.
Un dato anecdótico, quizás insignificante,
que sin embargo viene bien a la hora
de ejemplificar la amplitud de
su entusiasmo y su fuerza indomables.
El 2002, la editorial Andrés Bello
publicó una bella y esmerada edición
de su obra literaria, en cuya portada
podemos apreciar todo el esplendor
de su belleza, captada por el ojo
y el certero lápiz del retratista
Jorge Délano, Coke.
Conocimos, quisimos y admiramos
a Elisa Pérez, la Elisita, por
su fuerza, su voluntad
y su inmenso amor
a la tierra chilena y su gente,
así como por su humanidad
y compromiso social,
el mismo que la impulso
a trabajar sin tregua por los niños
que fueron víctimas directas
o indirectas de la tortura
que asoló a nuestra patria.
Fue Elisa Pérez, esa "señora bien"
de nuestras letras, un ejemplo vivo
y una puerta abierta a golpes de trabajo,
bondad y valentía hacia el futuro.
La paz sea con ella para siempre.
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