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Jazz a ciegas y rumba sobre ruedas


Pablo Sanz | Madrid

La música no distingue entre fronteras ni corazones. Es lo que convierte a esta expresión cultural en el mejor abrazo para el entendimiento de los pueblos. La Casa Encendida celebra hasta el próximo mes de octubre la décima edición del ciclo «Artes Escénicas y Discapacidad», en el que, por vez primera, ha incorporado la música para subrayar este valor añadido y sin limitaciones que tiene la cultura. El pianista catalán invidente Ignasi Terraza y los congoleños parapléjicos de Staff Benda Bilili son los principales protagonistas del latido sonoro de este certamen justo y necesario.
Mientras el teatro va completando sus citas en el calendario del ciclo, la música se incorpora este domingo de la mano del jazz, gracias a al comparecencia del pianista invidente Ignasi Terraza. Las comparaciones son odiosas, pero su origen catalán y su ceguera ineludiblemente han asociado su nombre al de Tete Montoliu, el mayor de los jazzistas con que ha contado el género en nuestro país. Al margen de ello, es cierto que a ambos intérpretes les une –salvando todas las distancias- su fascinación por el jazz de corte americano y cierto aroma mediterráneo que sólo lo da la tierra.
Ignasi Terraza (Barcelona, 1962) perdió la vista a los nueve años y muy poco tiempo después se entregó al sortilegio creativo del jazz y la audacia armónica del piano. Tras ser el primer licenciado invidente en Informática, el catalán se dedicó profesionalmente a la música a comienzos de los noventa, tarea que compagina de 2003 con la de docente en la Escuela Superior de Música de Catalunya.
Habitual de los festivales y clubes españoles, Terraza ha actuado con músicos de la nobleza jazzística tan regios como los saxofonistas Benny Golson, Frank Wess o Lou Donaldson, decantándose casi siempre por el formato de trío. En este sentido, ha contado con escoltas tan solventes como Bobby Durham, Jeff Hamilton, Gregory Hutchinson o Pierre Boussaguet.
Premiado hace tres años con el Jackonville International Jazz Piano Competition de Estados Unidos, Terraza cuenta con una veintena de títulos discográficos, que ahora se ve ampliada con un nuevo álbum, «Sol-It» (Swit Records), un piano solo que acude a presentar en el auditorio de La Casa Encendida (21.00h).
A finales de mes (30 de septiembre) le tocará el turno a Staff Benda Bilili, de la República Democrática del Congo. Varios de sus miembros comparecen en sillas de ruedas, por culpa de la polio, pero poco importa porque su música nos hace iguales a todos. Y porque no les supone contratiempo alguno para interpretarla, ya que cantan, tocan, bailan… con la mayor naturalidad.
Descubiertos al mundo a través de padrinos como el cantante de Gorillaz, Damon Albarn, y el grupo Massive Attack, Staff Benda Bilili ha lanzado este año nuevo disco, «Bouger Le Monde» (Crammed Dics), para mayor gloria de este latido sonoro que define buena parte del África subsahariana, la rumba congoleña. Y para dicha de sus aficionados, que en nuestro país se cuentan por miles.
Los conciertos de Staff Benda Bilili («más allá de las apariencias») son auténtica adrenalina musical para el cuerpo y… el alma, porque a través de su reivindicación se amplifica uno de los grandes problemas del continente africano, el de la ausencia de medicinas, que siguen llegando tarde y a precios desorbitados.
Atrás quedan los tiempos en los que estos hombres compaginaban la música con su oficio de taxistas, tuneando sus sillas de ruedas y reconvirtiéndolas en una suerte de Harley-Davidson» «para pobres». Hoy son banda sonora ineludible de una discapacidad física contra la que, no sólo se rebelan, sino que la emplean como estímulo para agitar una rumba tremendamente enérgica y vital. ¡Bienvenidos la República Independiente de Staff Benda Bilili!

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