Editorial
Diario El Mercurio, Martes 10 de septiembre de 2013
Chile recauda en impuestos
-excluyendo las cotizaciones previsionales-
cerca del 22% del PIB, tasa no muy distinta
de la que se observaba en los países de la OCDE
cuando tenían un nivel de desarrollo similar al nuestro...
En el clima electoral,
a raíz de una propuesta
de la candidata Bachelet,
múltiples voces han propiciado
un alza tributaria y la eliminación
de diversos incentivos
al ahorro hoy existentes.
Dos argumentos
son los más invocados
para justificar tales alzas.
Por una parte,
se las postula como una forma
de darle mayor equidad al sistema impositivo,
buscando que las personas de mayores ingresos
contribuyan proporcionalmente
con una cuota mayor que la actual.
Por otra, se aduce que es una manera
de aumentar la recaudación fiscal,
para financiar proyectos de alto costo fiscal,
como una reforma educacional.
Respecto del primer argumento,
en realidad los impuestos en Chile
son bajos solo si se miden
por la tasa nominal aplicada a las empresas.
Sin embargo, las numerosas excepciones
que contempla la mayor parte de los países de la OCDE
hacen que muchos de esos países tengan
una menor recaudación que el nuestro.
Así, en Chile ella equivale al 5,3% del PIB;
en los países de la OCDE es solo 3%.
Y, en general, Chile recauda en impuestos
-excluyendo las cotizaciones previsionales-
cerca del 22% del PIB, tasa no muy distinta
de la que se observaba en los países de la OCDE
cuando tenían un nivel de desarrollo similar al nuestro.
Respecto de la necesidad de incrementar
los ingresos fiscales, se insiste en que
un alza de impuestos no afectaría
el crecimiento económico.
Pero, en realidad, los inversionistas
exigen a los proyectos que emprenden
una rentabilidad acorde con el mercado
y el riesgo que asumen.
El retorno relevante es aquel
que efectivamente terminan recibiendo,
por lo que mientras mayor sea el impuesto,
mayor será el rendimiento antes de impuestos
que se exija a los proyectos para realizarlos.
Por eso, si suben los tributos, inevitablemente
habrá menos proyectos de inversión.
Asimismo, se ha propuesto
la eliminación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT),
aduciendo que él contribuye a la evasión.
Actualmente, por esta vía,
las empresas reinvierten
cerca del 70% de las utilidades
y generan más de la mitad del ahorro privado.
Evitar que este mecanismo
sea mal utilizado puede requerir
algunas correcciones
para evitar posibles evasiones,
pero sería un craso error
que para solucionar un problema
circunscrito se afecten la tasa de ahorro
y las inversiones que Chile necesita.
Chile es hoy más rico que nunca en su historia.
La recaudación anual de impuestos
supera los 50 mil millones de dólares
y, según cálculos de Libertad y Desarrollo,
se ha incrementado en 11 mil millones desde 2008,
solo por efecto del crecimiento económico
y la menor evasión.
Medidas efectistas,
como el alza tributaria,
pueden ser contraproducentes
y afectar el progreso socioeconómico.
Cartas
Impuestos y crecimiento
Diario El Mercurio, Miércoles 11 de septiembre de 2013
Señor Director:
Su editorial "Más impuestos,
menor inversión y crecimiento"
es cierto para el mundo en general,
pero en el caso chileno no es claro.
En sistemas económicos
con impuestos no integrados,
un alza de gravámenes a las empresas
baja sus inversiones y el crecimiento del país,
y también afecta negativamente
a la productividad de la mano de obra y los salarios.
En Chile, dado que los impuestos
son un anticipo a los gravámenes finales
que pagan las empresas, el efecto es menor,
debido a que solo tienen una consecuencia financiera
de adelantar el pago de impuestos.
Las empresas reciben menos financiamiento
sin costo del Estado para sus inversiones.
Lo anterior es particularmente relevante en las pymes,
dado que el imperfecto y oligopólico mercado financiero local
las tiene prácticamente fuera del mercado formal.
En las empresas grandes integradas
al mercado mundial de capitales,
el efecto es marginal, afectando solo
sus proyectos menos rentables.
La solución al problema
de lograr una mayor equidad
sin afectar el crecimiento de la economía
y los salarios reales es trivial.
Se debería subir de 20% a 30% el impuesto
de primera categoría a todas las empresas;
dejando las primeras 10.000 UF reinvertidas exentas
de pago hasta que sean distribuidas.
Esto incrementaría sustancialmente
las inversiones de las empresas pequeñas y medianas
que otorgan el 80% del empleo nacional,
afectando solo marginalmente las inversiones
de las empresas grandes.
Con esta propuesta,
Chile tendría mayor crecimiento,
más empleo, mejores salarios,
mayores recaudaciones y sería más equitativo,
logrando que los que ganen más paguen más.
Paul Fontaine B.
Comentario en el blog respectivo
Señor Fontaine:
• “En Chile, dado que los impuestos
son un anticipo a los gravámenes finales
que pagan las empresas, el efecto es menor,
debido a que solo tienen una consecuencia financiera
de adelantar el pago de impuestos”.
Esta frase debería decir:
“En Chile, dado que el impuesto
de primera categoría
es un anticipo del de segunda categoría,
sólo tiene una consecuencia financiera
de adelantar el pago de los impuestos,
los que son siempre aplicados a las personas,
jamás a las cosas”.
No existe un impuesto a la empresa.
El dinero sólo puede ser de propiedad humana,
jamás las cosas pueden poseer nada,
ni mucho menos dinero, que es una invención humana.
• “Las empresas reciben menos financiamiento
sin costo del Estado para sus inversiones”.
No existe un financiamiento
"con" costo del Estado
ni para inversiones ni para nada.
Eso es un eufemismo.
Es como decir que las liquidaciones
de las tiendas tienen un financiamiento del Estado
porque rebaja sus supuestas utilidades
y por consiguiente, su tributación.
Esa desfachatez todavía
no se ha escuchado, pero falta poco.
Es la ley la que faculta a los contribuyentes
a tomar decisiones y, según esas decisiones,
el Fisco recién tiene derecho a cobrar sus tributos.
No lo tiene de antemano,
su derecho es posterior
a esa decisión soberana
del contribuyente.
Las personas somos los contribuyentes del Fisco.
No es el Fisco el contribuyente de las personas.
Este es uno de los peores engaños
que se hacen a propósito de los impuestos.
Fernando Augusto García Toso
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