Diario La Segunda, Jueves 12 de Septiembre de 2013
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2013/09/12/somos-un-pais-o-dos-en-permane.asp
Una fecha como ésta no se puede obviar, es mandatorio referirse a ella. Pero hay dos alternativas posibles para hacerlo: una es seguir alimentando el odio y los rencores de lo que pasó desde hace 50 años o más, mostrando todo lo mal que lo hicieron siempre sólo los del otro bando. Es lo que ocurre hasta el día de hoy, y, esgrimidos todos los argumentos en ambas direcciones, nadie convence a nadie. Realmente nadie escucha a nadie. La otra, es tratar de encontrar una veta para avanzar como país. Dicen los maestros que si uno quiere cambiar al mundo, entonces uno debe cambiar primero. En Chile siempre queremos que sea el otro el que cambie. Nos victimizamos responsabilizando al otro de nuestras desgracias. Quizá hayan influido, pero desde la posición de víctima jamás se progresa, ya que se necesita o espera que el otro haga algo que me resuelva mi situación, y eso, aunque lo haga, nunca resuelve realmente “mi” problema. Peor aún, queremos que el otro asuma todas las culpas, se humille y se auto-responsabilice de todas las desgracias que nos acontecen y le acontecen a la nación. Es la lógica de las polaridades, del blanco y negro excluyentes, la semilla de la guerra.
La sabiduría es poder ver la unidad en la dualidad, y es lejos el recurso más necesario para el desarrollo y la conquista de libertad fundamental que aspiramos los humanos, y probablemente es el atributo más escaso en nuestro país. Somos aún sólo los nuevos ricos del barrio, pero no somos desarrollados ni estamos cerca. El verdadero desarrollo está en la mente de las personas, no en los objetos. En nuestro país, el pasado nos divide y eso es así probablemente desde nuestro mismo origen como nación, y simplemente no hemos sido capaces de evolucionar. Carecemos de sabiduría básica y no hacemos ningún esfuerzo por cultivarla. Somos eminentemente autodestructivos. Tuvimos guerra civil, y no aprendimos. Tuvimos una guerra irregular en los ’70 y tampoco aprendimos. Llevamos tres constituciones y la queremos cambiar. Estamos llenos de resentimiento, y en muchos casos de odio. El odio nunca engendra nada positivo. Seguimos peleándonos como perros y gatos pensando que sólo unos son buenos y los otros son malos. Sólo los más ideologizados y recalcitrantes pueden reivindicar un gobierno desastroso como el de la UP, o pensar que las dictaduras pueden ser benevolentes y desconocer las aberraciones que éstas engendran. Esa es la lógica del blanco y negro, pero la realidad social es siempre de grises, ya que donde hay seres humanos hay subjetividad, hay emociones, hay ideas, creencias, historia, ideología.
Las historias de los países son siempre difíciles, y para qué hablar de la humanidad. Las guerras mundiales del siglo 20 fueron horrorosas, no obstante Europa siguió adelante, sin olvidar su historia, y avanzando decididamente. También lo hizo EE.UU. después de su guerra civil y tantos ejemplos. De la historia hay que aprender y recordarla, pero no nos podemos quedar pegados en la guerra interna para siempre. Peor aún, mi propia generación, que no fue capaz de resolver el drama de los ’70, se lo está pasando cobardemente, como una mochila insoportable, a las generaciones jóvenes, que repiten consignas que escuchan de los mayores, muy lejanas a la experiencia vivida. Colegios tomados el día 11 por niñitos de 15 años en memoria del golpe tienen poco o ningún sentido. Escuchar los discursos actuales de los ahora viejotes ex líderes del MIR y de Patria y Libertad es simplemente patético; no han evolucionado un milímetro. Peor aún, son las caricaturas de la historia; “todo es culpa de la CIA” o “todos son comunistas vendidos” ayuda bien poco.
Chile es uno, todos somos parte de ese todo y entre todos lo debemos construir. O nos reconciliamos de una vez o terminaremos nuevamente en una guerra civil. Del odio nunca nace nada constructivo. La responsabilidad de la historia es colectiva, serena, profunda y no sólo de un grupo u otro. Y si queremos perdones, éstos deben ser constructivos, necesariamente simultáneos, y mirando al futuro; de otra manera es sólo venganza, revancha, humillación, evasión u otros, y eso nada resuelve ya que mantiene los resentimientos para siempre. La UP destruyó al país, no puede caber duda. El gobierno militar, a su vez, cometió abusos inaceptables. La discusión de si se pudo haber hecho esto o lo otro en uno u otro momento, claramente no lleva a nada, porque no cambia lo que ocurrió, y sólo conduce a que un lado pueda tratar de justificar espuriamente lo malo que es el otro. El tango, amigos, sólo se baila de a dos.
No se trata de olvidar el pasado, se trata de superarlo, de entenderlo, de aprender, y de cambiar que es lo único relevante, además de reparar aquello que sea reparable. La pregunta hoy es si usted está entre los que quieren tratar de unir o los que quieren seguir en la confrontación infinita que sólo tiene mal pronóstico.
Porque no quiero que la historia se vuelva a repetir, y porque coincido absolutamente con la propuesta del Presidente Piñera, yo opto por tratar de unir.
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