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El oficio escénico de Luis Gnecco hace que lo veamos a él y no a Rothko. La puesta en escena pudo ser más exigente en su propósito‏



Una reflexión sobre el arte contemporáneo:
"Rojo"
por Agustín Letelier
Diario El Mercurio, Artes y Letras, domingo 24 de noviembre de 2013

Los cinco cuadros de "Rojo" son conversaciones, a veces discusiones, entre Mark Rothko y su ayudante Ken, sobre el modo de ver pintura, la forma en que un artista enfrenta su trabajo, los cambios en las concepciones generacionales y la exigencia de sentido en el arte. Tienen dramatismo y teatralidad, pero su centro es conceptual.
En la primera escena, apenas Ken llega para presentarse como el nuevo asistente, Rothko le pregunta qué ve, lo hace colocarse a una distancia apropiada para que la pintura se despliegue, lo abrace y trabaje sobre él. Las obras actúan sobre nosotros si estamos en posición adecuada. Luego le pregunta: ¿Has leído a Nietzsche, "El nacimiento de la tragedia"? ¿Has leído a Freud, a Jung, a Byron, a Esquilo, a Sófocles, a Shakespeare? Tienes que saber Filosofía, Literatura, Teatro, Historia, Mitología, Música. Herramientas tan valiosas como los pinceles y la pintura.
En el tercer cuadro Rothko está sumido en la inquietud. ¿Cuál es su relación con Rembrandt, Turner y Matisse? Busca en ellos la técnica para el uso del color y la luz. El uso de la luz es central en la pintura; hacerla actuar por sí misma es una especie de magia que solo se logra en escasas ocasiones.
Rothko es un pintor de meditación, su arte no está cerca de la naturaleza, sino de la idea. Su pintura, siguiendo los conceptos de Nietzsche, sería apolínea, regida por el pensamiento; lo contrario de la pintura de Jackson Pollock, que es dionisíaca, pasional.
Los cuadros en que trabaja Rothko en su taller, varios a la vez, son para el gran edificio Seagram donde estará el restaurante más caro del mundo. Ken le pregunta si será ese el lugar más apropiado para sus obras. Rothko piensa que sí, siempre quiso tener un lugar especial donde estuvieran sus obras y el público las pudiera apreciar como en una capilla. Ken duda de que en ese lugar se pueda conseguir eso. Es una conversación dura, en que Ken piensa que será despedido, pero, por el contrario, Rothko se lo agradece y decide ir a almorzar a ese restaurante que en homenaje a Vivaldi se llama "Las cuatro estaciones". Allí comprende que nadie que vaya a pagar tal cantidad de dinero por una comida va a mirar sus obras. Llama al gerente de la empresa y le dice que le va a devolver el dinero y se va quedar con los cuadros. Ken está feliz, ahora el maestro es verdaderamente Rothko. Sin embargo, ahora sí lo despide. Precisamente por agradecimiento y por valorar su posición, Rothko prefiere que Ken inicie su propio camino; él, a pesar de su enorme autoestima, admite que ya es pasado.
La puesta en escena del director de cine y televisión Rodrigo Sepúlveda resulta atrayente por la vitalidad y complementación de ambos actores. La observación general es que el papel corresponde muy bien al oficio escénico de Luis Gnecco, pero eso implica que vemos a Gnecco, y no a Rothko. Su actuación es muy expresiva, pero adentrarse en la personalidad de un gran artista conceptual requiere una actitud más contenida. Ken, Martín Bacigalupo, está bien en su papel; sin embargo, no llega a hacer claramente perceptible la ironía de algunos de sus parlamentos y la palabra con que cierra su actuación, "rojo", que debiera ser impactante por su sentido, resulta demasiado suave, difícil de percibir. Pero eso es problema de dirección.
Rodrigo Sepúlveda, director de cine y televisión, pone énfasis en los elementos visuales. El taller y los juegos de luz están bien presentados. Coloca al fondo el cuadro en que está trabajando Rothko, pero el guionista John Logan propone que no veamos el cuadro: cuando el pintor hace sus consideraciones sobre lo que se puede ver en él, mira hacia el público. Mostrar el cuadro al fondo es más directo, pero la copia que vemos carece de la luminosidad y la fuerza que nuestra imaginación pudo conferirle.
"Rojo" es una obra teatral inusualmente certera sobre el arte. Se refiere a la pintura de Mark Rothko, pero sus planteamientos son aplicables a todo el arte contemporáneo. Resulta atrayente por sus elementos visuales y por la energía de la actuación, pero la puesta en escena pudo ser más exigente en su propósito de mostrar qué es hacer arte y enseñarnos a verlo.
"Rojo"
Mori Bellavista.
Autor: John Logan.
Director: Rodrigo Sepúlveda.
Compañía: The Cow Company.
Elenco: Luis Gnecco y Martín Bacigalupo.
Hasta el 22 de diciembre.

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