"Y la mañana siguiente tampoco hubo descanso, todo fue un continuo y polifónico tronar, bajo el intenso frío ya anunciado. Retumbar de los cañones en bajo continuo, lluvia de proyectiles barométricos y de contacto de todos los calibres, balas que silban, restallan, suspiran o gimen según la trayectoria, ametralladoras, granadas y lanzallamas, la amenaza viene de todas partes: de arriba de los aviones y de los disparos de los obuses, de enfrente de la artillería enemiga, y aun de bajo cuando, creyendo disfrutar de un momento de calma en el fondo de la trinchera donde intenta uno dormir, oye el enemigo sordamente debajo de aquella misma trinchera, debajo de uno mismo, abriendo túneles donde colocará minas con el fin de destruirla y a él con ella".
Esta es la primera novela que leo de este autor del cual tanto había oído hablar. Esta reseña será corta y especial como lo es el libro que os traigo hoy: 14, de Jean Echenoz.
Anthime, un joven de la Vendée, ha aprovechado esa soleada mañana de sábado para salir a dar una vuelta en bicicleta. Es el 1 de agosto de 1914 -de aquí el nombre de la novela-, y, cuando otea su pueblo desde la colina que se dispone a descender, escucha como suenan unas campanas anunciando una guerra que iba a ser fácil y rápida pero acabaría siendo recordada como la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra. A través de 14 el lector seguirá los pasos de Anthime: cómo lo deja todo para ir al frente junto a sus amigos, cómo sobrevive entre los proyectiles, la muerte, la sangre y el fango, su destino y el de sus compañeros... Sin embargo, todo esto lo hará sin olvidar a la bella Blanche en el pequeño pueblo francés que espera temeroso el retorno de sus hijos.
98 páginas. Jean Echenoz no ha necesitado ni una página más para describir la barbarie que se vivió en Europa entre 1914 y 1918. 98 páginas, a mi parecer, perfectas. Todas cargadas de contenido y, aunque os pueda parecer imposible, llenas de escrupulosos detalles. No sobra ni falta ningún adjetivo, Echenoz es un maestro. La vida de Anthime y sus amigos es la vida de miles de soldados que dejaron sus vidas para ir a un infierno. La vida de Blanche es la vida del resto de la población.
En una ocasión leí un artículo que anunciaba la muerte inevitable de la complejidad en las cosas, pues es realmente lo más fácil. Hay miles de escritores que, habiendo leído mucho, buscan en sus novelas frases ingeniosas a través de un vocabulario complicado, impregnándolo todo de intrincados adjetivos. La simplicidad, en cambio, es mucho más difícil de conseguir: decir lo mismo en pocas palabras. Conseguir que el lector "vea" los detalles que se prescinde redactar solo lo hace un maestro de las letras.
Me ha dejado el corazón encogido cómo un narrador omnisciente relata los escalofriantes hechos que se suceden de una forma tan fría, neutra y distante. Jean Echenoz relata los hechos, dejando los sentimientos y la parte más íntima y profunda de la novela escrita con tinta invisible, como si el papel no fuera digno de esos secretos que solo desea compartir con el lector, como en la vida real: uno ve la realidad, pero nadie le va diciendo qué tiene que sentir al verla, sino que es una reacción que siente sólo e interiormente. Otros escritores cobardes -si se me permite la expresión, desde el enfoque más constructivo posible- dicen (y algunos hasta enumeran) lo que el lector debe sentir. Jean Echenoz confía en el lector.
En conclusión, 14 es un libro para leer sin prisas, viviendo cada una de las frases que se hallan en él escritas como si fueran las últimas de vuestra novela preferida que, manteniendo el suspense hasta el último momento, no revela la clave de todo el embrollo hasta el final. 14 es un experimento con resultado positivo. 14 contiene mucho más de lo que da. 14 no tiene más sorpresas ni giros inesperados de los que podría tener la vida real de un joven soldado que se va a luchar en una guerra terrible. Me enamoré de todos sus personajes. Hubo momentos en los que tuve miedo de fallecer en la sucia y desesperanzadora trinchera por una bala perdida en ese caos sangriento.
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Un asunto de números
por Gonzalo Meier
Revista Qué Pasa, miércoles 13 de noviembre de 2013
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