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Es el centro, estúpido




Chile ha sido históricamente un país de posiciones políticas moderadas. Las votaciones que obtuvieron Miranda y Claude fueron irrelevantes y muestran que las posiciones extremas se castigan electoralmente.
 por Rolf Lüders
Diario La Tercera, viernes 22 de noviembre de 2013
PARA el balotaje, las posiciones programáticas de Michelle Bachelet y Evelyn Matthei necesariamente tendrán que acercarse, si es que desean tener alguna opción de ganar.  La última ya cambió su comando y lo integró con gente joven y de un perfil más liberal.  Ella sabe que debe hacer un esfuerzo especial para atraer al votante juvenil y a los adultos de posición política moderada, hayan o no votado por Michelle Bachelet.
En la tarde del 17 de noviembre hubo alegría en el comando de Evelyn Matthei y tristeza en el de Michelle Bachelet. Fue un asunto de expectativas defraudadas. En realidad, la  posición del electorado a lo largo de los últimos años ha sido relativamente estable. En las elecciones a diputados, la Concertación más el Partido Comunista, obtuvo votaciones de un 51%, 42% y 45% en 2001, 2009 y 2013, respectivamente. Los correspondientes valores para la Alianza fueron de un 39%, 41% y 37%. Ciertamente el cambio no ha sido dramático. La UDI sigue teniendo la primera mayoría (18% de los votos), la Democracia Cristiana la segunda (16%) y Renovación Nacional la tercera (14%) ¿Cómo se explica entonces el cambio significativo en la composición del Congreso?  Irónicamente, y en buena medida, por el sistema binominal, que esta vez favoreció a la Nueva Mayoría.  
En la elección presidencial, el guarismo entre las candidatas de la Nueva Mayoría y de la Alianza fue enorme. Pero hay que considerar que Evelyn Matthei fue nominada a última hora, que hubo rencillas personales entre algunos dirigentes de la Alianza que menoscabaron inexplicable y seriamente el apoyo partidario, que ella no contó hasta muy recientemente con el soporte legítimo que las figuras del gobierno le pueden brindar, y que ella no tuvo ni cercanamente el financiamiento requerido para contrarrestar las faltas anteriores.
Chile ha sido históricamente un país de posiciones políticas moderadas. Las votaciones que obtuvieron Roxana Miranda y Marcel Claude fueron prácticamente irrelevantes y son una muestra más de que -afortunadamente- en Chile las posiciones extremas se castigan electoralmente.  
Michelle Bachelet eso lo sabe muy bien y por eso su discurso fue más moderado que el de algunos de sus partidarios. Evitó hábilmente pronunciarse sobre problemas controversiales, pero ahora deberá hacerlo, y eso tendrá consecuencias electorales. La clase media chilena, representada por el votante mediano, tiene conciencia de que surgió gracias al sistema económico-social que se ha implementado en Chile en las últimas décadas yno quiere que se le hagan cambios radicales.
Pero ese mismo votante tampoco quiere inmovilidad. Sabe que en Chile puede y debe haber más inclusión, más justicia social y menos abusos. Michelle Bachelet, mediante la promesa de una mayor injerencia directa del Estado para resolver esos problemas, ha sido capaz -hasta ahora- de atraer una buena parte de los votos correspondientes.Para competir por estos últimos, Evelyn Matthei deberá ahora proponer soluciones, a los mismos problemas, pero que sean más modernas, más eficientes y conducentes a mayores grados de libertad individual. Confío en que Evelyn Matthei sí lo podrá hacer.

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