por RODERICUS
Diario El Mercurio, Jueves 29 de Noviembre de 2012
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/conversacion-y-vida.asp
En torno a un café, cuatro amigos se encuentran y la conversación salta de un tema a otro, sin ilación evidente, aunque siendo la filosofía la raíz común de ese coloquio amistoso y fraterno, no exento de humor y de alusiones ingeniosas. Usted, lector, podrá pensar que cuento una anécdota trivial -efectivamente lo es-, pero lo hago para resaltar el hecho de que la buena tertulia es el plato de fondo de la vida social, nuestro principal eslabón con el otro.
En torno a un café, cuatro amigos se encuentran y la conversación salta de un tema a otro, sin ilación evidente, aunque siendo la filosofía la raíz común de ese coloquio amistoso y fraterno, no exento de humor y de alusiones ingeniosas. Usted, lector, podrá pensar que cuento una anécdota trivial -efectivamente lo es-, pero lo hago para resaltar el hecho de que la buena tertulia es el plato de fondo de la vida social, nuestro principal eslabón con el otro.
Le es tan natural el diálogo al hombre, que incluso los que platican sin afanes especiales, únicamente con buen espíritu y propósito, consuelan en los demás las tristezas presentes y las nostalgias latentes. Y es que las palabras llenan los espacios vacíos y son una medicina a favor de cualquiera que puede sentirse solo. Nadie acaba consigo mismo cuando hay alguien que lo escucha con auténtica atención y se muestra sinceramente comprensivo.
Los hombres no estamos destinados a vivir sin hablarnos. El arte de la convivencia alcanza su plenitud en la conversación que ameniza todos los ambientes, que vuelve familiar o hace cercano y amable hasta los lugares desconocidos, tal como finalmente los silencios interminables pueden sobrecargar de extrañeza y frialdad el propio hogar.
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