Sobre la explotación sexual infantil

Cartas 
Diario El Mercurio, Sábado 24 de Noviembre de 2012

http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/11/24/sobre-la-explotacion-sexual-in.asp 

Señor Director:

Todos los chilenos estamos conmocionados con el reciente descubrimiento de una red de prostitución infantil. Hace unos años, el caso Spiniak nos causó un impacto similar. Cada cierto tiempo, los medios de comunicación llevan a la opinión pública informaciones como éstas, que dan cuenta de la realidad horrorosa que viven algunos niños en nuestra patria, pero pronto pasan al olvido.

Sin embargo, la explotación sexual infantil es dramáticamente más profunda que uno u otro “caso”. En nuestro país operan por años redes que se ocupan de buscar niños y niñas vulnerables para prostituirlos. Son cientos los niños que están insertos en esta realidad.

Se habla de “explotación sexual”, un término que resulta literal en este caso porque la vida de un niño o niña obligado a prostituirse, muchas veces sin capacidad de discernimiento adecuado, compromete lo más profundo de su persona, que es su propia dignidad, con consecuencias muchas veces irreparables. 
Noticias como la “operación Heidi” pueden ser una oportunidad para que tomemos conciencia de que es responsabilidad de todos ir en ayuda de los niños y niñas más desprotegidos de nuestro país, y que sufren la incertidumbre de un futuro sin oportunidades.

Hace 30 años, en plena crisis económica de los años ochenta, un hombre se conmovió y salió en ayuda de las víctimas de este flagelo. Creó hogares para ellas, las acogió y les dio un ambiente digno y protegido. Fue el sacerdote Hernán Alessandri, fallecido hace cinco años, quien fundó la corporación María Ayuda. El buscó todos los caminos para borrar esas marcas del corazón de niñas inocentes. Hoy, María Ayuda, extendida a lo largo de Chile, tiene la misión de reparar y prevenir el maltrato infantil, donde una de sus expresiones más tristes es el comercio sexual.

Los niños y niñas que han sido obligados a pasar por este flagelo del maltrato o de la explotación de cualquier forma, pueden optar a un futuro esperanzador. Tienen la alternativa de reencontrarse consigo mismos, con su entorno y con una vida digna. Pero eso será posible si como sociedad somos capaces de entregarles un espacio de vida seguro y protegido, el apoyo profesional adecuado y el cariño necesario.

Invito a que abramos los ojos para darnos cuenta de que está en nuestras manos ayudar. Doy fe, por la experiencia vivida desde nuestra propia corporación, de que es posible transformar muchas vidas de niños y niñas agredidos o explotados y, aunque muchas veces no podremos sanar la profundidad de sus heridas, al menos podremos ayudarles a vivir con esa herida, aspirando a una vida digna, formando su propia familia, trabajando por el sustento cotidiano, como cualquier hijo o hija de nuestra tierra.

P. Francisco Pereira Ochagavía
Director Pastoral 
María Ayuda