Columna - Hombre soltero busca
por Gustavo Santander
Diario El Mercurio, Revista Ya, Martes 23 de Octubre de 2012
«Las conversaciones que parecen intrascendentes
siempre terminan siendo más complejas de lo que uno quisiera...»
El reencuentro con Antonia fue inquietante. Habíamos recaído en lo mismo que hace un tiempo nos generó distancia, sin embargo, esta vez las cosas parecían menos tormentosas o así lo quería creer yo. Una vez más el destino nos había jugado una mala pasada, juntándonos a un día de que yo me fuera de viaje y no pudiera continuar lo iniciado, teniendo que dejar todo congelado, arriesgándome a que las dudas erosionen el recuerdo de esa noche.
"Esta vez podríamos llevar las cosas con más calma", leo en mi celular cuando ya estoy sentado en el avión rumbo a Europa. "Disculpa si la vez pasada te presioné. No era la intención. Creo que me emocioné más de la cuenta, pero te prometo que esta vez no me está pasando lo mismo", le contesto a Antonia. "Bueno, igual me gustaría que te emociones un poquito", responde, haciendo gala de ese pilar del pensamiento femenino que es la contradicción. "A ver, ¿en qué quedamos? La vez pasada que me emocioné, saliste arrancando. Podrías decidirte, jaja". "Gustavo, ¡nunca entiendes absolutamente nada!", responde y termina la frase poniendo una carita sonriente. "Lo bueno es que tendrás tres semanas para pensar mientras yo ando fuera; cuando regrese, me dices si te pusiste de acuerdo contigo misma". "Por lo menos te pediría que, mientras lo pienso, te portes bien en tu viaje. ¡No seas tan fresco!". "¡La fresca eres tú! ¿Me dices que te espere y además que me quede en stand by? ¿Y si después desapareces?", bromeo. "Esa vez me asusté un poco, todo pasó muy rápido, y me compliqué entera". "¿Por qué?", le pregunto, mientras pienso lo tonto que es que tengamos esta conversación por chat y no cara a cara. "Porque no quería ser una más y que luego perdamos la amistad". "Nunca has sido una más, Antonia".
Me doy cuenta de que en pocos minutos darán la señal para apagar los celulares. "G, creo que siempre sentí algo por ti, y cuando las cosas pasaron así, me compliqué, finalmente, siempre fuimos buenos amigos". "Dicen que en la amistad entre hombres y mujeres, la atracción siempre juega un papel". "¿Y a ti qué te tincaría que hagamos?", me devuelve la pelota. "¿A mí? ¡Muchas cosas! Pero necesitaría bajarme de este avión e irte a buscar a tu casa!", esquivo para no decir nada que luego no pueda explicar correctamente. "¡Tarado! Jajaja. Eres especialista en sacarle el cuerpo a las situaciones complicadas. ¿Viste? Esas son las cosas que me asustan de ti. Siempre sabrás cómo encontrar una salida de emergencia para hacer lo que te dé la gana y no quiero eso para mí", responde mientras dan el aviso de apagar celulares. Las conversaciones que parecen intrascendentes siempre terminan siendo más complejas de lo que uno quisiera. "No quiero evadir el tema, pero ¿por qué no lo hablamos a mi regreso con calma?. Debo apagar el celular", escribo, sintiendo que estoy echando a perder las cosas. "Ok, chau, buen viaje", responde seca. La azafata me dice que apague el teléfono. Caigo en la cuenta de que me quedan más de diez horas de vuelo. Entonces pienso que me importan un rábano las órdenes de la tripulación, que sólo necesito unos cuantos segundos. "Me gustaría que nos demos una oportunidad, Antonia. Es posible que fracasemos en el intento, pero también puede que seamos mucho más felices de lo que hemos sido hasta ahora. Yo no necesito pensarlo. ¿Y tú? Dime que sí. Esperaré a ver tu respuesta cuando aterrice. Dime que sí. Besos", le escribo y apago el celular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS