por Paula Escobar Chavarría, desde New Haven, Connecticut, Estados Unidos
Diario El Mercurio, Revista Ya, martes 23 de octubre de 2012
A los 22 años, su vida dio un vuelco en 180 grados. Siendo estudiante
de Biología Molecular en el MIT, comenzó a meditar y desde entonces su
objetivo de vida ha sido combatir el estrés, la ansiedad, el dolor, la
enfermedad y el sufrimiento de nuestra era. "Puedes transformar tu
vida sin tener que ser un meditador formal. Sólo tienes que
comprometerte a darte cuenta que el momento presente es el único que
realmente tenemos", dice Jon Kabat-Zinn, fundador de la Clínica para
la Reducción del Estrés y el Centro para el Mindfulness en la Escuela
de Medicina de la Universidad de Massachusetts.
por Paula Escobar Chavarría, desde New Haven.
El norteamericano Jon Kabat-Zinn es una de las grandes figuras del
mindfulness, práctica que viene de la tradición budista, y que
enfatiza el estar realmente presente en cada momento de la vida como
camino hacia el bienestar y una vida consciente y conectada.
Científico y PhD en Biología Molecular, su vida dio un gran giro
cuando comenzó a practicar meditación, a los 22 años y siendo
estudiante de MIT, en Boston. Desde entonces, no sólo ha dedicado su
vida a unir sus dos mundos -el de la ciencia con el de la meditación-,
sino que además ha escrito seis libros, y fundó la Clínica para la
Reducción del Estrés y el Centro para el Mindfulness en la Escuela de
Medicina de la Universidad de Massachusetts.
Su objetivo ha sido combatir el estrés, la ansiedad, el dolor, la
enfermedad y el sufrimiento de nuestra era, a través de la práctica de
la meditación cotidiana que propone el mindfulness. No se trata de
pasar horas mirando el infinito, sino de ser consciente cada momento
del día, en la vida cotidiana, de lo que se está haciendo en ese
preciso instante, en vez de estar siempre pensando ansiosamente en lo
que vendrá más adelante. Una disciplina que parece simple, pero que
desafía las reglas de la cultura actual de la vertiginosidad,
ubicuidad e hiperconexión. Kabat-Zinn también es miembro del
directorio del Mind and Life Institute, un grupo que organiza diálogos
entre el Dalai Lama y científicos occidentales.
-Usted escribió en uno de sus libros que un día su hija pequeña le
reclamó que no la escuchaba, ¿cómo fue su viaje personal hacia el
mindfulness?
-Bueno, los viajes son siempre personales. La vida se despliega en
cualquier momento, y nos enfrenta a desafíos reales a todos. Y yo
quería dar ejemplos en mi libro de lo fácil que es no estar ahí, de
cómo podemos seguir pegados en nuestra agenda, y perder y no ver la
belleza y la cualidad infinita de la infancia, por ejemplo.
-¿Cómo un profesor y científico tan preocupado de estar consciente,
como usted, también estaba metido en la cultura actual en que estamos
todo el día corriendo?
-No creo que nadie esté libre de eso. Como te decía, mi propio viaje
es muy inusual. Y partió con mi propia práctica personal de
meditación, desde 1966, hace casi 50 años. Desde entonces, ha sido un
extremadamente importante principio de organización de mi vida, un
vector.
-¿Cómo descubrió la meditación?
-Me pasó en el MIT, donde conocía a un profesor de filosofía. Un
maestro y amigo suyo fue a dar una charla, y yo fui. Tenía 22 años y
la charla en sí misma me dejó alucinado. Desde ese momento en
adelante, he estado muy interesado en juntar estos dos mundos. El
mundo del interior con el mundo del exterior: la ciencia con la
meditación.
-¿Cuáles son, a su juicio, las peores enfermedades espirituales de
nuestra época?
-Es una gran pregunta. Cuando uso la palabra enfermedad (disease en
inglés), le pongo guión a la palabra dis-ease. Porque muchas de las
enfermedades son metáforas para nuestro rechazo a ver las cosas de
manera precisa. Creo que las enfermedades más tóxicas que sufrimos
principalmente vienen de no conocernos bien como especie. Cuando la
mente humana se conoce, se abre a la creatividad y la imaginación y
tienes todos los trabajos maravillosos que están en el Louvre o en el
Prado. O las sinfonías más grandes. Cuando la mente humana no se
conoce a sí misma, ves la guerra, la destrucción y las cosas horribles
que la mente puede causar. La misma mente humana que puede ser capaz
de gran belleza, al mismo tiempo puede ser capaz de gran crueldad. Y
creo que la razón detrás de eso, es ignorar aspectos fundamentales de
nuestra naturaleza humana. Cuando los ignoras, quedas atrapado por
ellos. Y los típicos son la codicia y el engaño, que son muy tóxicos.
Y esas no sólo pueden ser las enfermedades de una persona individual,
sino también de una sociedad o una nación.
-¿Puede el mindfulness actuar a nivel colectivo?
-Sí, creo que una de las premisas del mindfulness es que no sólo
trabaja al nivel de la salud de la persona individual, sino también
puede trabajar al nivel más amplio, de la salud pública, y sanar
algunas de las perspectivas que hemos desarrollado a través del tiempo
como cultura. Nosotros nos llamamos como especie el homo
sapiens-sapiens, la especie que sabe que sabe. Pero no hemos
evolucionado totalmente hacia eso aún. Y creo que eso es lo que el
mindfulness nos ofrece como especie, una manera de vivir en que no
causemos tanto daño a otros seres humanos, tantas guerras o
genocidios, destrucción del ambiente, porque ahora sabemos más, y
tenemos que aplicar ese conocimiento y esa conciencia de que no somos
tan buenos como especie. Es por eso que el potencial de transformación
y liberación de la práctica de la meditación es tan tan grande. La
pregunta no es si los seres humanos podemos hacer esto, la pregunta es
si podemos hacerlo suficientemente rápido para escapar de nuestra
propia ignorancia y no causar daño.
-En ese sentido, ¿usted ve diferencias entre la conducta de hombres y mujeres?
-No sé. Me gustaría pensar que las mujeres, como dan a luz a los
hijos, tienen una sensibilidad más profunda hacia las relaciones con
los demás, y que en vez de tender hacia el conflicto, piensan que las
cosas pueden resolverse a través de la conexión y el entendimiento
profundo. Puede ser un cliché que las mujeres son más relacionales que
los hombres, más sabias y menos violentas. Espero que sea verdad, pero
no quiero hacer afirmaciones grandiosas sobre eso. Siento que siendo
seres humanos todos tenemos elementos de codicia o engaño, que quizás
se manifiesten de distinta manera. Y eso crea una gran toxicidad. Una
cosa que ayuda mucho a cualquiera, hombre o mujer, es ser consciente,
estar despierto y consciente de lo inconscientes que somos, como
tendemos a ser violentos cuando no nos salimos con la nuestra. Esas
cosas son posibles de ver a través de la práctica de la meditación.
-Las mujeres hoy tenemos más roles y derechos que antes. Más agobio,
también. ¿Qué les diría a las mujeres que hacen multitasking todo el
día?
-Es una pregunta gigante, y creo que en este momento ninguno de
nosotros tiene una respuesta completa, pero creo que lo más importante
es el equilibrio. Y acordarse de que no puedes hacer todo perfecto. No
puedes ser la perfecta madre, mujer, líder de la empresa. Debe haber
un balance, un equilibrio, que viene de parar en algún momento, y
nutrir el dominio del ser y del estar conectada. No siempre pensar en
llegar al siguiente nivel de logros, porque cuando haces eso, te
pierdes el momento presente... ¿Cómo hacerlo? Depende de cómo
organizas tu vida y fijas las prioridades, de tus motivaciones, y de
cuánto apoyo tienes de tu pareja y de tu familia extendida. No
necesitas tener un éxito tan dependiente de que todo sea perfecto,
porque por definición vas a ser incapaz de hacerlo. Y quizás te verás
a ti misma como un fracaso. Pienso también que el apoyo es muy
importante, de tus amigos, colegas, de tu familia y pareja. Y es
también importante pensar que habrá ciertas décadas más difíciles,
cuando los niños son pequeños...
-¿Cómo fue su propio caso?
-En mi caso, yo trabajé menos cuando nacieron mis hijos, porque quería
ser un padre presente. Trabajaba tres o cuatro días a la semana.
Obviamente tuve el lujo de hacer eso, no porque tenía dinero, sino
porque pensé que el tiempo era más importante que el dinero, y en esos
años vivimos muy sencillamente. Y cuando crecieron, ya tuve más tiempo
y pude trabajar más. Hay que encontrar un cierto tipo de equilibrio.
-¿Por qué cree que nuestro mundo ha evolucionado tanto en términos
materiales y tan poco en términos espirituales, ya que sigue
prevaleciendo la mentalidad de ganar, ser el mejor, ser "perfectos"?
-Bueno, me gusta decir que somos perfectos tal como somos, incluyendo
todas nuestras imperfecciones. Ahí es donde hay que empezar. Si por el
contrario, creas un ideal para ti de ser esto o lo otro, una gran
madre o trabajadora, o meditadora, el mensaje básico que das es que no
estás bien, pero que si haces tales o cuales cosas, estarás mejor.
Pero cuando logras esas cosas, hay otras cosas que sientes que tienes
que lograr para estar ok... Y tienes que seguir logrando y logrando
cosas. Nunca es suficiente, es algo que nunca para. Y esto se ha
transformado en endémico de nuestra cultura, en que todo se supone que
siempre debe crecer y mejorar. Pero cuál es el punto de vivir si nunca
tienes un momento de parar y decir: OK, no importa lo que pase en el
futuro, ¡pero para estar vivo debo disfrutar este momento! Debo estar
en este momento incluso para expresar amor, resolver problemas, ir a
buscar a los niños. Si tu mente está siempre distraída, tu nunca estas
ahí, con tus hijos o contigo mismo. No importa los prem
ios que tengas por tus logros, serás una persona muy infeliz si
pierdes la esencia de tu vida. Entonces, para mí el término
"espiritual", que tiendo a no usar, es lo que significa realmente ser
humano, lo que por cierto tiene un elemento de misterio. Y ser humano
no es ser o tener cada vez más algo, sea dinero, fama, logros. Todos
los que han caído en eso saben que, en un sentido, esa es la receta
para la miseria y la alienación. Lo que yo creo que los seres humanos
más quieren es conexión profunda entre sí. Una sensación de estar
realmente juntos. Con otros y con uno mismo. Ser amigo de uno mismo,
estar cómodo en tu propia piel. Pero si siempre quieres estar en otra
parte, o tratas de estar en otra parte, eso no te pasará. Este momento
es el que tienes.
"Se produce una situación muy paradojal en que creamos nuestra propia
infelicidad, pero le echamos la culpa a otras cosas, a otras fuerzas
en el mundo. Eso es lo opuesto a la sabiduría, es ignorar qué es lo
más importante. No sólo necesitamos un balance entre los distintos
aspectos de nuestra vida, sino que también necesitamos un balance
entre hacer y ser. Normalmente todo es hacer, correr, y olvidamos el
ser. Y nos alienamos de nosotros mismos, nos distanciamos y podemos
estar muy infelices y muy estresados y no saber cómo lidiar con eso".
-¿Es usted optimista sobre el futuro de la humanidad?
-Sí, soy muy optimista, pero también realista. Soy optimista porque
creo que los seres humanos realmente son capaces de lograr la
transformación. En un sentido, de eso se trata nuestra especie.
Incluso, nuestros cerebros, y lo sabemos por la neurociencia, son
extremadamente plásticos. Mientras más desarrollamos aspectos de
nuestra experiencia que tengan que ver con el amor, bondad, pasión, y
sabiduría, más cambia el cerebro. Está comenzando a verse en estudios
que las prácticas meditativas y otras variables -como lo que comes y
la calidad de tus relaciones interpersonales, la relación que tienes
con tus pensamientos, o qué tipo de pensamientos y emociones tienes, y
cuánto ejercicio haces- no sólo cambian el cerebro, sino nuestra
estructura. Toma una cierta cantidad de tiempo y motivación producir
ese tipo de cambios, pero es impresionante cuánto la gente puede
cambiar en un corto período.
-¿Cómo se maneja el equilibrio entre la aceptación de los defectos que
tenemos y la motivación para cambiar lo que no nos gusta de nosotros
mismos?
-Realmente, no acepto mucho esa diferenciación dualista. Cuando hablo
de cambio, no hablo de tratar de cambiar, estoy hablando de cambiar
SIN tratar de cambiar, a través de no tratar de cambiar. Con sólo
estar en el momento presente y permitir que las cosas sean como son.
El cambio pasa todo el tiempo, en todos nuestros niveles, sean físicos
o psicológicos, entonces, no hay que forzarse a ser distinto o mejor.
Tal como digo, somos perfectos tal como somos, no tenemos que cambiar.
Lo que tenemos que hacer es darnos cuenta de lo que somos. Y eso es
mucho más grande que lo que pensamos. La aceptación es una parte muy
importante de esto, y lo que la aceptación significa es reconocer cómo
las cosas son realmente y no como uno ve que son. Y ese es un aspecto
muy importante de la práctica de mindfulness, ver las cosas como son,
y permitir que sean así, tal cual. Pero ese no es un proceso pasivo,
no es como resignación pasiva. La aceptación es un proceso muy activo.
Cuando ves las cosas como son, luego puedes actuar y tomar decisiones
que pueden catalizar cambios. Pero no tratas de forzar nada.
-¿Pero cómo producir ese tipo de cambio sin tener que meditar o hacer
yoga todos los días? ¿Qué valores son importantes de desarrollar?
-Primero que todo, la meditación no tiene por qué tomar tiempo. Es
estar en el momento presente, no significa estar en el suelo por una
hora, aun cuando eso puede ser muy valioso. La verdadera meditación es
cómo estás en relación con tu vida en cada momento. El mindfulness es
un camino para prestar atención al momento presente, sin juicios. Es
pura conciencia. Y ya lo tenemos dentro de nosotros, sólo debes
permitirle que ocurra. Sólo tenemos que darles conciencia a nuestros
pensamientos y eso producirá un cambio en sí mismo. Porque así puedes
ver que algunos pensamientos son hirientes o dañinos, tóxicos o
inútiles. Entonces, si alguien está leyendo este artículo y dice:
"esto suena muy bien, pero no tengo tiempo para meditar o hacer algo
así", bueno, le diría que leer este artículo es una forma de
meditación, porque es una forma de prestar atención. Puedes hacerlo
cuando caminas por la calle o manejas tu auto, o cuando les dices
buenos días a tus hijos, o preparas el desayuno, o estás en el
trabajo... Es estar ahí, mirando, escuchando, saboreando, tocando. Y
preguntándote, ¿estoy escuchando en este momento o no? Y si estás
abierto a lo que hay en ese momento para ser visto, oído, tocado. De
esa forma, puedes transformar tu vida sin tener que ser un meditador
formal. Sólo tienes que comprometerte a darte cuenta de que el momento
presente es el único que realmente tenemos.
-¿Y qué valores cree usted que hay que desarrollar?
-Para mí, uno de los valores más importantes es hacer el menor daño
posible. Si no puedes hacer el bien, al menos haz el menor daño
posible. Y para eso, debes estar consciente de cuánto daño realmente
puedes estar haciendo; por ejemplo, por lo sarcástico del tono de voz
o la conducta que sea, estar consciente de eso. No es algo pasivo, es
una práctica muy activa, de ver lo fácil que es causar daño. La otra
sería la bondad. Y es algo que puedes cultivar, porque es un valor
tanto como una destreza. También la compasión y la autocompasión. Son
cosas que no toman tiempo, sino awareness (conciencia) y recordar que
debes estar consciente. Y aquí hay otro valor: reconocer y aceptar la
naturaleza verdadera de cada uno. En vez de que te gusten algunas
personas, y te desagraden otras, y quedar atrapado en el gusto y el
desagrado, estar consciente de eso y darse cuenta de que todos son
seres humanos y quieren ser felices, y mientras más te identifiques
con eso, mejor ser humano puedes ser. Y son destrezas que se pueden
cultivar y que crean más conexión. Esto puede sonar muy romántico,
pero no lo es. Es muy, muy práctico y se puede aplicar en todos los
aspectos. Necesitamos mindfulness en negocios, educación, salud. Un
alumno mío que es congresista escribió un libro que se llama
Mindfulness en Política, por ejemplo. Veo el mindfulness como un
camino común que nos hace humanos. Si no recuperamos estos aspectos de
nuestra humanidad, crearemos
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Jon Kabat Zinn "Las enfermedades más tóxicas vienen de no conocernos bien como especie"
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