por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Deportes, Domingo 28 de Octubre de 2012
El estadio Playa Ancha durante varios años se llamó Estadio Regional Chiledeportes, que fue un nombre de burócratas feos y aburridos.
El nuevo estadio será el Elías Figueroa Brander y está muy bien, porque el jugador fue una de las glorias de Wanderers, aunque más bien jugó en las inferiores y nunca fue figura en el primer equipo ni en la división de honor.
Es fácil encontrar a Juan Álvarez o Manuel Canelo con la camiseta, pero no es fácil ubicar al menos una foto de Don Elías jugador y vestido de verde.
Ya pocos saben quiénes fueron Álvarez o Canelo y sería una locura que el estadio principal llevara uno de esos nombres. Quizás una cancha de tierra encaramada en un cerro, con rejas detrás de los arcos para que no se vayan las pelotas y tres tablones que se llaman tribuna.
En verdad tampoco importa demasiado, porque los estadios quedan, pero los nombres pasan.
El estadio de Coquimbo se llama Sánchez Rumoroso y pocos saben quién fue la persona de los dos apellidos, porque el nombre desaparece y se pega al cemento y la estructura. Santiago Bernabéu es estadio y dejó de ser persona.
El Estadio Nacional es Julio Martínez Pradanos, para la placa y los comunicados institucionales. En los hechos es el Nacional.
Estadio Santa Laura-Universidad SEK. Hasta San Estanislao de Kostka, el jesuita polaco, habría dicho que con una santa basta y sobra.
En Viña del Mar están pensando en otro nombre para el estadio y no faltan los políticos con ideas brillantes, que son los más peligrosos.
Se llamó Estadio El Tranque por unos 30 años. Y lo del Tranque fue porque estaba al lado de un tranque, un depósito artificial de agua, porque algo se trancó y se juntó agua, para regar los viveros municipales y hacer verdad lo de Ciudad Jardín.
Viña del Mar, hace más de 60 años, se hizo ciudad hermana de Sausalito, que está a la salida norte del Golden Gate, bajando a la derecha. Viven unas diez mil personas y a la plaza, más bien una pequeña rotonda, le pusieron Viña del Mar.
Los viñamarinos, que son buena gente, retribuyeron con generosidad romana y transformaron el tranque en parque, porque las aspiraciones sociales nunca han faltado. Todo esto coincidió con el Mundial de 1962.
Desde ese entonces se llamó Sausalito el estadio, el tranque se convirtió en laguna y todo el mundo quedó feliz.
Se pueden colocar nombres, incluso con buenas razones, pero no se cambia la historia.
Y por eso las cosas siguen siendo lo que son: Nacional, Santa Laura, Playa Ancha y Sausalito. El sonido natural, antiguo y noble.
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