Escenarios de precios energéticos
por Manuel Cruzat
Diario La Segunda, Viernes 14 de Octubre de 2011
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2011/10/14/escenarios-de-precios-energeti.asp
Recientemente la Comisión Nacional de Energía[1] hizo públicas sus
proyecciones de los precios de los combustibles para los próximos 10
años. Estas se utilizan para estimar el precio de nudo de energía que
está siendo paulatinamente reemplazado por los cuestionados valores de
los contratos licitados por parte de las distribuidoras - derivados de
la Ley Corta Eléctrica - que representan alrededor de la mitad del
consumo eléctrico total del país. Las proyecciones no son inofensivas
pues terminan respaldando quizás inadvertidamente precios eléctricos
que no se condicen con regímenes competitivos.
La CNE asume una tasa de interés de 10% real anual y un crecimiento
promedio en la demanda del SIC de 5.9% anual. En cuanto a los
combustibles nos vamos a centrar en el petróleo por su obvia
incidencia en toda la matriz de precios energética mundial. Para el
año 2011 proyectan un promedio de US$ 100 por barril (WTI), el que
crece paulatinamente a US$ 134 por barril en 2021 y años posteriores.
Todas las cifras están en US$ de agosto de 2011. Como resultado de lo
anterior, se estima un precio nudo de la energía de US$ 79 por MWh y
un precio nudo de la potencia de US$ 19 por MWh, los que suman
aproximadamente US$ 98 por MWh como precio monómico. Este sería el
precio total a cobrar por la entrega de energía por un sistema
generador que obtendría un 10% de rentabilidad sobre la inversión. En
Estados Unidos dicho precio monómico ha fluctuado en los últimos años
entre US$ 50 y US$ 65 por MWh aproximadamente, estando este año
ubicados en la parte baja de dicho rango.
El primer problema del cálculo está en la tasa de descuento que se
utiliza, la que es muy alta. Como referencia, la tasa libre de riesgo
de largo plazo en Chile ha estado fluctuando entre 2 y 3% real anual
este año y todo parece indicar que estructuralmente va a permanecer en
ese rango, levemente superior a aquel prevaleciente en las últimas
décadas en Estados Unidos. Frente a ello, un premio por riesgo de 7 a
8% parece desproporcionado y eleva por definición la estimación de los
precios eléctricos “eficientes”.
El segundo problema está en los precios proyectados de los
combustibles, también muy altos. El caso del petróleo es elocuente y
ocurre algo similar en las estimaciones de precios del carbón y el gas
natural. En la historia del mundo de los últimos 50 años ha habido
sólo dos años en que el barril de petróleo ha promediado alrededor de
US$ 100 en US$ de hoy, en 1980 y en 2008, para posteriormente
ajustarse de una u otra manera. El precio promedio histórico bordea
los US$ 40 por barril, también en US$ de hoy. Que el mundo cambió
estructuralmente en los últimos 20 años, con tasas de crecimiento
nunca vistas en su historia, es indesmentible. Pero la probabilidad de
que se dé de manera continua un escenario como el asumido, con precios
consistentemente sobre US$ 100 el barril y en ascenso a los US$ 134,
es extremadamente baja. Los ajustes naturalmente se dan y ya somos
testigos de eventos como el renacimiento petrolero de Irak camino a 10
millones de barriles diarios al 2020 y de una revolución que partió
hace 10 años y que va a impactar la matriz energética del mundo: la
explotación masiva del “shale gas” en países deficitarios de energía
como Estados Unidos y China que en conjunto consumen el 40% de la
energía primaria del mundo. El gas natural ya representa el 24% de
toda la energía primaria, el petróleo un 33% y el carbón un 30%,
estando el saldo en energía hidroeléctrica y nuclear. Estados Unidos,
que consume el 22% del gas natural del mundo, hoy ya suple una cuarta
parte de su demanda a través de esta nueva tecnología extractiva del
“shale gas”.
En definitiva, al usar precios de la tasa de interés y de los
combustibles por sobre su equilibrio se sobreestiman también los
precios eficientes, bajo cuyos paraguas los resultados de las
licitaciones parecerían “correctos”, cuando en definitiva son los
supuestos los equivocados.
Por último, probablemente Chile converja a un sistema eléctrico
distribuido en aproximadamente tres tercios entre hidroelectricidad,
carbón y gas natural, reconociendo que una solución nuclear es poco
factible por ahora y que el impacto de otras energías renovables es
menor. Ello va a ser posible con la masificación del mercado mundial
de gas natural licuado que va a permitir al país acceder a fuentes
crecientemente confiables de suministro, con el desarrollo
hidroeléctrico de Aysén, eficiente desde el punto de vista geopolítico
y del uso de recursos del país y con la unión de las redes eléctricas.
La pregunta que queda por resolver es cómo se garantiza la competencia
en éste, con precios que reflejen los costos. Ahí cabe un rol al
regulador y sus señales: las nuevas licitaciones de consumos regulados
deberían estar acotadas en los precios internacionales de la energía y
el estado debería contribuir con proyectos pre-aprobados de
generación, como una manera de facilitar el acercamiento de los
precios a sus efectivos costos marginales. Y nunca va a estar demás
corregir los contratos ya licitados sujetándolos a bandas de precios
internacionales. Los errores no constituyen derechos.
[1] Fijación de Precios de Nudo, Octubre de 2011, Sistema
Interconectado Central, Informe Técnico Preliminar
CLASE DEL 70 SGC
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