El último asaltante de bancos
por Rodrigo Fluxá
retrato José Alvújar Cárcel de Alta Seguridad, martes 9 de octubre.
Diario El Mercurio, Sábado 20 de octubre de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/10/20/el_sabado/reportajes/noticias/66F43D03-3C4C-42C1-BEA0-43FA36A6E227.htm?id={66F43D03-3C4C-42C1-BEA0-43FA36A6E227}
José Abello tuvo seis años de cabeza a la policía. Se calcula que en
ese tiempo robó 15 bancos. Se convirtió en el hombre más buscado y en
una leyenda criminal, hasta que cayó tras el asalto en la rotonda Lo
Curro. Hoy, desde la cárcel, como gurú del hampa, sigue dando
preocupaciones y anunciando una nueva fuga. Acá habla por primera vez.
Abello no quiere cortarse el pelo ni la barba. Alega que se ha
convertido a la religión musulmana. Envió una carta al Juzgado de
Garantía apelando a la libertad de credo.
¿A usted le gusta ese apodo? ¿El fantasma?
Un fantasma es una persona que hace un delito y desaparece. Hay un
fantasma y me encantaría conocerlo.
¿No es usted "El fantasma"?
Soy orgulloso de representar a un fantasma, porque realmente nunca me
han pillado.
14 de septiembre de 2006, 13:43 horas. En poco más de 60 segundos dos
individuos, con armas de fuego, se llevaron ocho millones de pesos del
Bank Boston de Providencia con Lyon. Los delincuentes subieron al
segundo piso, uno encañonó a una cajera, mientras el otro vigilaba
desde las escaleras a los guardias, quienes ni siquiera se percataron
del hecho. Se llevaron 10 millones de pesos. No hubo lesiones ni
disparos. Ninguno pudo ser identificado.
27 de abril de 2007, 13:17 horas. Dos delincuentes, con lentes de sol
y jockeys, se llevaron 5 millones 600 mil pesos del Banco Itaú ubicado
en 11 de Septiembre, Providencia. El asalto duró menos de un minuto.
Uno de los sujetos subió al segundo piso para exigirles a los cajeros
los "billetes grandes". Escaparon en pleno tráfico, por avenida
Providencia. No se pudo definir las características físicas de ninguno
de los dos.
7 de febrero de 2008, 13:30 horas. Tres individuos ingresaron al Banco
Edwards-Citi calle Orrego Luco para llevarse 31 millones. Gritaban:
"Entreguen el dinero, sólo el más grande". Ni hubo lesiones ni
disparos. No se pudo identificar a los sujetos.
5 de agosto de 2008, 10:27. Dos hombres, vistiendo sombreros, lentes
ópticos, ropa formal, corbatas y bufandas ingresaron al Banco
Edwards-Citi de Apoquindo 5470. Uno de ellos le quitó el arma al
guardia. En menos de un minuto huyeron con 11 millones 690 mil pesos.
Abordaron una camioneta Subaru. Carabineros intentó, sin éxito, una
búsqueda con helicópteros.
2 de enero de 2009, 9:30 horas. "¡Esto es un asalto, si cooperan todo
estará tranquilo!", gritó uno de los tres individuos que llegaron a la
sucursal del Banco Edwards-Citi del edificio Forum. Salieron caminando
por la calle.
Cinco asaltos y la fiscalía oriente aún no tenía nombres a los que
asociar las caras de los videos. Las consultas en terreno del OS-9
tampoco arrojaban pistas: las bandas conocidas por asaltos a bancos
estaban desarticuladas y en medio de la fiebre de robos de cajeros
automáticos, esa seguidilla era una rareza. Lo rápido de las
operaciones y lo difícil que era atrapar a la banda, les valió el
apodo: "Los fantasmas".
Es un delito en extinción, en cinco años probablemente ni ocurran por
el aumento de transferencias electrónicas dice el mayor Luis Fres, del
OS-9. En los 90, cuando el Frente hacía estos asaltos, se robaban los
VHS de las cámaras de seguridad y problema solucionado. Hoy, las
imágenes son nítidas, casi todas las sucursales tienen vidrios
blindados. No eran delincuentes comunes: sabíamos que detrás de esto
tenía que haber un cerebro.
El 21 de enero de 2009 dos individuos entraron a las oficinas de
Larraín Vial en San Sebastián 2878, le robaron el revólver al guardia
y huyeron con dos millones y medio de pesos y 22.132 dólares.
Días después, dos sujetos aparecieron en las oficinas de Turismo Cocha
preguntando cuánto era el máximo de dólares que se podía cambiar de
una sola vez. Un empleado, sospechando, decidió anotar la patente del
auto en que llegaron. Ejecutivos de ambas empresas, Cocha y
LarrainVial, que tenían lazos en común, intercambiaron sus videos de
seguridad: las caras coincidían.
La patente se envió a todas las unidades. Finalmente el 9 de febrero,
a las 11:30 de la mañana, un Peugeot 106 fue detenido para un control
en Miguel Claro con Providencia. Por primera vez tuvieron un nombre:
José Mauricio Abello González iba a bordo junto con un compañero. Se
les encontró en la guantera un arma con el número de serie borrado.
Ese día Abello hizo la que sería su única admisión de culpabilidad de
su carrera, en una declaración extrajudicial:
"Iba en mi automóvil con Orlando, de quien sólo sé su nombre, cuando
me detuvo Carabineros. Llevaba un arma para defensa propia; se la
quité a un narcotraficante. Nos contactó un empleado de LarraínVial.
Él nos pasó todo el dinero. Yo le di la mitad y le pasé otros 1.500
dólares para que lo invirtiera ahí. El resto lo cambié en Turismo
Cocha. En el fondo, ellos mismos se hicieron el asalto. Declaro sólo y
exclusivamente por mi participación, por nadie más".
Ambos fueron formalizados y quedaron en prisión preventiva. La jueza
del 4° Juzgado de Garantía les levantó la medida cautelar a la espera
del juicio.
El 25 noviembre de 2010, 12 días después de dejar la prisión, dos
sujetos se llevaron dos millones de un BCI Nova, tras quitarle el arma
al guardia. El 3 de diciembre, dos hombres asaltaron un CrediChile, en
una operación similar. El 14 de ese mes un solitario asaltante, con
boina y cejas postizas, se llevó casi cien millones del Banco Security
de La Dehesa. En el forcejeo con el guardia se escapó un tiro. El
barrio, la cantidad y el disparo captó la atención de la televisión,
que repitió una y otra vez la imagen.
El 17 de diciembre, un individuo robó el Banco de Chile en Avenida 11
de Septiembre. Y el 3 de enero, la PDI, que investigaba otra causa, se
contactó con el fiscal Marcelo Vargas:
Tenemos al de los cien palos identificado. Está en La Pintana.
Para sorpresa de la fiscalía, no era Abello, sino Orlando Paredes, su socio.
El fiscal Vargas lo interrogó. Paredes confesó y alcanzó a devolver 10
millones. Sobre el resto dijo: "No se meta con mi jubilación". Vargas
le preguntó por Abello:
¿Y tu socio?
....
¿Dónde está? Hablar te puede ayudar en tu condena.
Yo muero solo.
El OS-9 ya estaba de cabeza buscando a Abello. Sabían que tenía una ex
esposa y un hijo a los que no veía. Su madre también estaba viva, pero
tampoco tenía contacto con ella. Su pareja actual vivía en Melipilla y
se llamaba Ana Santis, "la guatona Ana", hermana de Sergio Santis, un
peligroso delincuente que en 2008 había sido sindicado como autor
intelectual de un túnel de 80 metros que se construyó para una fuga
frustrada desde Colina 2.
Abello, sin socio, empezó a buscar nuevos compañeros, pero no le fue
fácil: desconfiaba de todos, no se relacionaba bien con los más
jóvenes y necesitaba, para entrar a los bancos sin levantar sospechas,
sujetos de buena presencia. Cuando alguno de los postulantes que lo
llamaba hablaba muy mal, en coa, simplemente le cortaba el teléfono.
Tamara tenía 20 años y un prontuario discreto una receptación y un
hurto simple frustrado, pero estaba bien conectada: su padre era
Sergio Santis. Ella misma, según consta en una grabación telefónica,
lo llamó a la cárcel para darle la noticia:
Voy a trabajar con un fantasma, papi. Está cojo, medio botado.
¿Y qué van a hacer?
El arte de este gallo, po.
A las 9:40 del 2 de febrero de 2011, Abello y Tamara ingresaron al
Banco Santander de la rotonda Lo Curro. Ella se quedó en la puerta; él
se encargó de las cajeras. Se fueron con 5 millones 800 mil pesos y 11
mil dólares.
Al rato, Tamara llamó a su papá:
¿Me viste en las noticias?
Si, sí, vi.
¿Y qué dijeron?
Que salió todo bien.
Pero papá, cuando iba llegando a la casa vi lleno de patrullas, de
tiras. No sé qué pasó. ¿Qué me pitié? (...) Él me dijo: voy a irme de
aquí. Yo fui a dejar la ropa donde mi mamá. Y me arreglé el cabello.
No sé qué pasó con el Mauri (Abello).
Efectivamente, tres horas después del asalto, el OS-9 ya tenía a
Abello: lo detuvieron caminando por la calle Todos los Santos de La
Florida, cerca de uno de sus posibles domicilios. Apenas lo capturaron
les dijo desafiante a los policías que la única razón por la que
llegaron a él era porque había cometido un pequeño error.
El fiscal Vargas lo tuvo finalmente frente a frente. Pero Abello se
negó a declarar. Sólo le dijo:
Usted tiene los videos, tiene todo ya, qué quiere que le diga. Pero yo
no voy a hacer los años. O me matan o me fugo.
Alcanzó a estar seis meses preso. Al tercer día del juicio oral,
Abello se encontró con Paredes, su ex socio, en una celda, custodiado
por un gendarme que les iba a dar su almuerzo. Aprovechando un
descuido, lo redujeron, le quitaron el arma y escaparon del Centro de
Justicia.
El OS-9 salió ese día en su búsqueda, por tierra y aire. No apareció
en las primeras seis horas. Ni en las próximas 12. Ni al día
siguiente.
El "Fantasma" se había esfumado.
Pese a que él dice que robó desde niño, la historia judicial de Abello
comenzó recién en noviembre de 1994, cuando fue condenado por abusos
deshonestos. Él cuenta en la cárcel que se trató de ajuste de cuentas
con una banda rival, pero en el archivo judicial de Talagante están
los detalles del caso: cuatro mujeres, una de ellas menor de edad, lo
acusaron de subirlas, en el sector de Lonquén, a una camioneta Chevy
con el pretexto de acercarlas a sus casas. Una vez adentro, según los
relatos, puso pestillo a la puerta, se bajó el pantalón y las forzó a
practicarle sexo oral, mientras las amenazaba con un cuchillo.
Abello fue detenido; se defendió diciendo que las tocaciones fueron
consensuadas. Fue condenado a cinco años de presidio menor en su grado
máximo. Al año siguiente, 1995, apeló varias veces. Para eso fue
sometido a un examen psiquiátrico en el Instituto Médico Legal. En el
informe, al que no ha tenido acceso la policía, se lee:
"Hijo único de una relación de convivencia (...) Fue criado por su
madre y por los abuelos maternos desde los dos meses de edad. Asegura
que la relaciones afectivas y la comunicación, tanto como con su madre
como con sus abuelos, fueron muy buenas, que no tuvo problemas
económicos, porque ellos le proveían de todo lo que necesitaba. No
obstante, a los 14 se fue a vivir con su padre. No queda claro el
motivo. Dice que le ofreció mejores colegios y un futuro en las
Fuerzas Armadas a las cuales él pertenecía (...) Afirma que su padre
lo matriculó en un colegio para que continuara sus estudios ("Mi padre
fue lentamente inculcándome el hábito de estudiar"). Afirma primero
haber estado en un colegio nocturno, después en varios más. Al no
concordar las fechas se le pide que explicite. Explica que debió
cambiarse al ser llamado al Servicio Militar. Como a esa edad cursaba
recién segundo medio, encontramos que nuevamente no calzan las fechas.
Habría estado dos años en instrucción militar. Afirma haber terminado
ahí la enseñanza media. Al salir del Servicio afirma haber estudiado
Ingeniería en Comunicación en un Instituto que se llamaría Esane. (No
sabe qué significa esa sigla). Dice que la idea era que una vez
terminado el curso trabajaría en una empresa de comunicación de
radioaficionados de su hermanastra. En la práctica, resulta que era
una tienda de venta de equipos. Concede no haber terminado sus cursos
y lo justifica señalando que dado que ya trabajaba con su hermana,
ganaba un sueldo superior. Dice que prosiguió con un curso corto de
radioaficionado. Continuó trabajando con su hermana por dos años y
medio más, pero lo dejó debido a malas relaciones y se fue a otra
empresa de comunicaciones, resultando en realidad otra empresa de
ventas. Acepta finalmente que su función en esas empresas se limita a
vendedor. Durante dos años habría trabajado como vendedor. Después
siguió en el rubro, pero en otra región. Duró unos meses, porque se le
presentaron variadas ofertas en otras partes. Llegó a Santiago, pero
no se concretó ninguna y terminó trabajando como chofer particular
(...) Dice que el ejecutivo para el cual trabaja directamente, debido
a sus cualidades, le ofreció hacerse cargo de un loteo y finalmente
ocuparse como administrador de una cancha de golf. Hace tres años está
en esta labor.
"En cuanto a su vida sentimental asegura haber tenido su primer
romance a los 14 años. No logra precisar cuántas veces pololeó.
Nuevamente cae en imprecisiones. Se justifica diciendo que "creo que
nadie lleva una bitácora de las relaciones que tiene". Finalmente dice
que sólo tuvo pinches. Se casó a los 23 años después de un romance de
uno a un año y medio. Afirma que la decisión la tomó por haberse
sentido enamorado (...) De esta relación ha nacido un niño que tiene
dos años. Al segundo entrevistador le reconoce tener amoríos con
diferentes mujeres. Niega consumo de toda sustancia potencialmente
adictiva. "No me gusta, nunca me ha tirado eso".
"Examen mental:
"Es un adulto lúcido y orientado, con presentación concordante con su
situación socioeconómica. Presenta una conducta atendida a normas
convencionales. Tiene una actitud expectante y cautelosa, en ánimo
tenso. Sus respuestas son coherentes, atingentes, pero vagas e
imprecisas. Tiende a dar una imagen de sí mismo que no coincide con la
realidad. Con frecuencia se contradice. Es negador, evasivo y
pretencioso. Oculta información sobre su real condición
socioeconómica.
"En resumen, tiene unos rendimientos intelectuales sobre la norma".
Nadie sabe exactamente dónde se escondió Abello tras la fuga desde el
Centro de Justicia. Sí se sabe lo que eso significó para su carrera
delictiva: lo convirtió en una leyenda. Pasó a ser el hombre más
buscado por la policía. Los primeros días se evaluaron escenarios
negativos, como que hubiese huido a Bolivia.
Ganó un estatus poco común acá dice el mayor Luis Fres, del OS-9.
Pero sabíamos que con eso ya no iba a bajar de nivel: no iba a volver
a asaltos o a robar cajeros; se sintió y se siente muy por encima de
eso.
El fiscal Vargas lo ve así:
Robar bancos es lo que sabe hacer esta gente. Puede robar el Banco
Central y a los meses estarían de nuevo en lo mismo.
El 30 de agosto, 10 días después de la fuga, dos sujetos entraron a
las 9:10 de la mañana al Banco Santander de Vitacura. Intimidaron al
guardia y le robaron su arma. Salieron con 22 millones de pesos. En
los videos de seguridad, Abello se ve más tranquilo que nunca,
desenvuelto: al demorarse la cajera, le hace una mueca amable y
después golpea duramente el vidrio blindado con la cacha de la
pistola.
Un mes después, el 29 de septiembre, la banda atacó de nuevo, ahora al
Banco Security de La Dehesa. Paredes se encargó de las cajeras y
Abello del guardia. Un tercero les colaboró. Uno de los empleados
alcanzó a activar la alarma. Paredes quedó retrasado, fue detenido,
confesó y recibió 13 años de condena. Abello alcanzó a meterse por la
ventana a un auto en marcha. Usó su arma contra los carabineros, sin
impactarlos. Se llevó 20 millones de pesos.
Abello estaba decidido a no volver a caer preso. El OS-9, al hablar
con su pareja, la "gorda Ana", recibía el mismo mensaje de vuelta: si
alguno de ellos se interponía en su huida, iba a disparar.
María Luisa Díaz, perita del equipo que los buscaba, le hizo un perfil
psicológico.
Era atípico. Para él la estimulación, más que en el dinero, estaba en
el enfrentamiento, en ese juego de que la policía no podía atraparlo,
en sentirse más inteligente que ellos. El tema que más llamaba la
atención era que, con todo el dinero que ya había logrado juntar,
seguía saliendo a robar en vez de buscar el retiro. Era casi como si
quisiera que lo encontraran.
El 4 de mayo de 2012 Abello y dos cómplices llegaron al Banco Banefe
de Viña del Mar, a las 8:15 de la mañana, antes de que se abriera al
público. Redujeron al guardia y fueron recibiendo a los trabajadores
en la puerta:
Adelante, pase, esto es un asalto.
Encerraron en la ínfima bóveda a 27 personas, varias con principio de
histeria. A una mujer embarazada la amarraron a una silla en el hall
del banco. Abello nuevamente cambió el look, quizás preocupado por lo
mucho que habían apretado el cerco sus persecutores: se rapó la
cabeza, salvo los costados, como una especie de monje. También,
durante el robo, dijo varias veces a modo distractor:
Necesitamos esta plata para el Frente.
En casi 15 minutos se llevaron 92 millones de pesos.
A las pocas horas, la PDI de la V Región identificó a Eduardo Cortés
Isla, el "Palomo", nuevo socio de Abello. La fiscalía les dio la orden
de investigar en paralelo con el OS-9.
Un equipo completo se trasladó casi dos meses a Santiago. A las
semanas cercaron al "Palomo". El 2 de junio, el inspector Marco
Vergara lo seguía de cerca en Estación Central, en el sector de Las
Parcelas, cuando empezó a recibir balazos desde el auto de adelante.
Ese nivel de decisión tenían; si percibían que alguien los vigilaba,
reaccionaban así recuerda Vergara. Todos volvían tarde o temprano a
sus núcleos familiares, pero Abello era distinto: nunca lo tuvimos a
la vista. Él, cuando desaparece, corta con todo el mundo, vive sin
lazos.
¿Qué es lo más difícil de robar un banco?
Mirándolo desde afuera, porque a mí aún no se me condena por ningún
delito de ese tipo, yo digo: hay que estudiar bien los horarios, los
funcionarios, idealmente haber sido funcionario alguna vez; tener
conocimiento de qué armamento tienen. Saber bien cómo piensan; el
reglamento de ellos es claro: si viene un ladrón a buscar la plata,
tienen la orden de entregar para no complicar al cliente. Qué víctima
va a haber ahí si el mismo banco tiene la orden de pasar el dinero. El
guardia no está hecho como el gendarme de marquesina, no está
programado para matar, no ha hecho ningún juramento, no tiene que
defender al país ni la seguridad pública, se defiende a él no más.
¿Ve alguna diferencia entre robarle a un banco o robarles a ciudadanos
o en casas?
Hartas diferencias. El banco tiene margen de pérdida, un particular no
tiene; tiene que caminar y trabajar no más. Una empresa es mucho más
estable económicamente; tienen estudios, seguros, uno se da cuenta de
la diferencia entre los montos que realmente se roban y lo que
declaran después, hacen sus cachañas: se roba 30 y se coloca 50. Al
final es plata de nadie. Yo no les robo a personas, porque me doy
cuenta de que el chancho está muy mal pelado. Hay códigos.
¿Han cambiado mucho los delincuentes con el tiempo? ¿Todos tienen códigos?
Los cabros jóvenes están muy violentos, porque hacen todos sus
trabajos drogados, de ahí sacan el valor. O dicen: no, si yo no me
drogué hoy, pero resulta que llevan dos días de jarana y esa droga no
se va fácil del cuerpo. Yo sólo consumo marihuana y no para delinquir.
Tampoco odio a los traficantes, pero sí hay mucha gente que viene del
mundo de la droga y se pasa a cometer delitos y no tiene el honor de
los ladrones. Ellos salen detenidos y traen adentro al perro y al gato
con ellos, hablan todo. Los ladrones choros son más duros, siguen
adelante solos. Los choros y vivos jamás son asesinos ni personas
violentas.
¿No se considera una persona violenta? Al gendarme que redujeron en el
Centro de Justicia lo violentaron bastante.
Yo, psicológicamente, soy una persona de conducta impulsiva, no
violenta, no respondo a ese perfil. ¿Me ve violento? Lo que pasó esa
vez es que yo sé cómo piensa un gendarme; quiere salvar su
institución, él no estaba luchando por su vida, pero si me hubiera
ganado el quién vive, si finalmente no soltaba el arma, nos mataba ahí
mismo. Yo, en cambio, se la quité. ¿Y lo maté acaso?
¿Planeó esa fuga? ¿Le dio un estatus distinto entre los delincuentes?
No, vimos la oportunidad, una falencia del sistema. Yo había tenido
muchos problemas con mi defensora pública, muy poco profesional, y ya
intuí que iba a quedar terriblemente preso, así que actuamos;
incentivé a mi compañero. No lo hice por tener más prestigio; a mí me
han respetado desde siempre, porque yo siempre he respetado, hasta el
más bajo de la cárcel, hasta el que viene por un cogoteo.
Estuvo casi cinco años buscado por la policía. ¿No lo angustiaba esa vida?
No, me gustaba: es rico, emocionante. Estar un día relajado y al otro
activo. Es algo que ni tú ni la mayoría de la gente va a vivir jamás.
No se me hacen úlceras en la guata ni nada; estoy acostumbrado de
mirar siempre los espejos, estar pendiente siempre a mis espaldas.
Sabía que me buscaban; me veía en la tele, leía los diarios. Lo que me
hace mal es estar acá adentro, relajado todo el tiempo, no tengo
sistema adrenalínico funcionando.
¿Por qué cree que se demoraron tanto en encontrarlo?
Por que la policía de mi país es muy tonta. Tienen todos los medios
tecnológicos, todos los recursos, y con la excepción del OS-9, donde
sí hay gente buena, el resto no sabe cómo usarlos. Los policías con
calle están en puestos de jefatura y ya no salen, y me mandaban a
cabros de 20 años a buscarme. Yo me pasaba controles de la PDI casi
por gusto; ponía en mi camioneta un letrero que decía "Prensa" y
avanzaba al lado de ellos. El tema es que ellos trabajan sólo buscando
patrones, prototipos: a alguien de ciertas características físicas,
que maneja tal auto, que suele andar en ciertas direcciones, pero uno
se sale un poco de ese patrón y ya no te ven. Me bastaba con dejar de
ser un poco yo.
Cuando el OS-9 supo de la activación de una alarma, la mañana del
pasado 17 de julio, en el Banco Edwards de la rotonda Lo Curro, no
necesitó ver videos ni escuchar testimonios para saber que se trataba
de Abello. Arrinconado en el segundo piso del local, mientras uno de
sus cómplices era reducido por un rehén y los otros dos eran atrapados
por Carabineros tras chocar el vehículo en el que escapaban, el
"Fantasma" convenció a un empleado de que le mostrara una salida por
una ventana y escapó por los techos de las casas colindantes. Robó un
auto y logró la más improbable de sus huidas con 45 millones de pesos.
Fue a buscar un auto que había dejado en el sector de La Pirámide,
pero no viajó al lugar de reunión que había acordado con sus cómplices
en Las Cruces: no confiaba en ellos. En su lugar, partió a una
dirección que tenía en San Bernardo; una pequeña pieza.
El OS-9 montó el operativo más grande hasta la fecha para cazarlo. Esa
noche era clave.
Si no lo traen de vuelta, mejor no vuelvan les dijo un superior a su equipo.
Se vigiló casi una docena de posibles guaridas. El dato clave lo
entregó un funcionario que, como temía Abello, logró infiltrar el
círculo de uno de los otros tres detenidos. Volvió con la dirección de
Las Cruces.
El mayor Fres comandó el operativo. Primero arrendaron una cabaña
cercana al lugar de reunión y después montaron una falsa fiesta con
asado, reaggeton y las funcionarias más jóvenes en la terraza para no
levantar sospechas cuando llegara Abello. La situación rozó el absurdo
cuando personal de la tenencia local de Carabineros llegó al lugar
para cursar un parte por ruidos molestos.
A las tres de la mañana finalmente llegó un auto al punto de
encuentro. Eran dos mujeres: la pareja de Abello y la mujer que le
arrendaba la pieza en San Bernardo, con quien, se sospecha, también
mantenía un vínculo sentimental. Él las había mandado, como
precaución, a buscar un dinero. Fue la "guatona Ana" la que dio la
dirección de la pieza.
La comitiva inició un desesperado viaje, de noche, hacia San Bernardo,
coordinando el allanamiento en la mañana: si se demoraban más de lo
que deberían haberse demorado las mujeres, Abello sospecharía y se
iría. Y si se iba, no tenían más pistas de dónde encontrarlo.
Cuando escuchó que botaban la puerta, Abello alcanzó a arrancar: pese
a estar dormitando, tenía una peluca puesta. Había dejado una escalera
en la parte de atrás. Escapó por los techos hasta que uno cedió: cayó
desde dos metros de altura. En el piso, se tapó con unas latas. Estuvo
en silencio más de un minuto, mientras el GOPE revisaba el lugar. Él
mismo les dijo a los funcionarios después:
Estaba seguro de que no iban a levantar esa lata. Con ellos dando
vuelta, sin verme, ahí me sentí un verdadero fantasma.
Ya esposado, un capitán de Carabineros llamó al fiscal Vargas por
teléfono. Le dijo:
Tenemos a tu amigo Abello acá. ¿Quieres decirle algo?
Abello, te van a caer muchos años.
Abello se río y le contestó de vuelta:
Pero fiscal, yo me voy a arrancar igual. Tanto tiempo que pierden en
mí y defendiendo la plata de los bancos. Pille a los narcos, tíreles
años a ellos.
En el cuartel del OS-9 el ánimo era exultante: por cazar a su prófugo
número uno y por adelantarse a la PDI. Los que dirigieron el operativo
recibieron del alto mando unos lujosos lápices como regalo. Abello
compartió varios minutos con el equipo que lo buscó por seis años.
Respetuoso, contestaba: sí señor, no señor, claro señor.
En un momento preguntó:
¿Ya llegaron todos los canales?
Sí, están todos.
A diferencia de sus cómplices, salió con la cabeza en alto, y al
llegar a los micrófonos dijo su frase más célebre, la que había
practicado en privado, por la que quiere ser recordado:
Nos vemos en un año más.
Instalado en el módulo de máxima seguridad de la CAS, Abello anunció
que no se cortaría más el pelo ni la barba. Fue sancionado por
resistirse a la orden, pero insistió. Les comunicó a sus celadores que
se había convertido a la religión musulmana. Días después envió una
carta al 4° Juzgado de Garantía apelando a la libertad de credo.
Gendarmería explicó que en su ficha de ingreso se declaró católico,
que no había pedido el Corán y que no rezaba las cinco veces al día.
El tribunal, de todas maneras, le dio la razón.
La fiscalía interpretó rápido el cambio de look: hacerse irreconocible
para todos los procesos que enfrenta, tres en total, por siete asaltos
a bancos. Su estrategia judicial ha sido singular: el martes 2 de
octubre, en una audiencia preparatoria para el juicio, Abello pidió la
palabra. Acusó a su defensor privado, Juan Vallejos, de acudir bajo lo
efectos de las drogas y el alcohol durantes las tres jornadas y
solicitó comenzar nuevamente. Se le concedió. La fiscalía interpuso un
recurso de queja, sin éxito. Testigos que ya han declarado cuatro o
hasta cinco veces en el proceso tendrán que hacerlo de nuevo. Aunque
la idea de fondo, sospechan, es ganar tiempo o forzar más traslados,
único momento viable para intentar una fuga. Cada vez que Abello tiene
que ir al Centro de Justicia se vacía la sala y ocho gendarmes vigilan
todas las puertas. Los operativos para los viajes a Viña del Mar, para
declarar por el robo al Banefe, son de especial cuidado: cierre de
calles, funcionarios con subametralladoras, reforzados por Carabineros
y funcionarios de la PDI.
En Gendarmería es un tema sensible: una fuga, después de haberlo
anunciado por televisión a todo Chile, sería inaceptable.
Todos los operativos son reservados: mientras menos funcionarios sepan
cuándo y cómo serán los traslados, mejor dice Marcos Fuentes,
subdirector operativo. Es un interno de alto riesgo, que siempre
intentará fugarse. Su anterior evasión hizo cambiar muchos protocolos.
Según el OS-9, la suma de los botines de Abello supera los 340
millones de pesos. Y pese a eso vivía de forma muy austera, salvo
algunas intensas jornadas de celebración tras los golpes más grandes.
No tiene problema para pagar los abogados. Se están investigando
algunos posibles bienes, como unas parcelas en Lampa, aunque, según la
policía, es probable que hasta tenga la plata enterrada.
No sé si hablará en serio, es difícil saber con él, pero anda
ofreciendo hasta 100 millones por un rescate dice uno de los pocos
civiles que han tenido contacto con él. Lo que sí repite siempre es
que quiere pasar a la historia de la delincuencia en Chile.
Abello tiene derecho a una hora de patio en la Cárcel de Alta
Seguridad. El resto de los internos lo veneran. Puede recibir visitas
en el locutorio, pero aún nadie ha ido: su ex esposa, hijo y madre
dicen no tener contacto hace años con él y no quisieron referirse al
tema.
El mes pasado, a través de otro interno, se le interceptó una carta
encriptada. Ni Gendarmería, ni el OS-9, ni matemáticos de la U. de
Chile pudieron descifrarla. Suponen que es un plan de escape o
instrucciones para recoger su dinero.
La firma dice:
J.A.
Seis gruesas puertas de acero y al menos cuatro controles separan a
José Mauricio Abello, "el Fantasma", de la calle. Hoy está sentado en
una pequeña pieza con el pelo ondulado y la barba frondosa. Debajo, a
su pesar, se distinguen claramente los rasgos de todas las fotos que
se ven en su prontuario.
¿Qué más le interesa saber? pregunta.
¿A qué se refería con "nos vemos en un año más"?
Yo creo en la ley de las atracciones; si digo algo, si pienso
constantemente en algo, termina ocurriendo. En un año más un tribunal
puede absolverme. O si Gendarmería me da nuevamente la chance, me
puedo escapar. Puedo pagar para que me saquen. Siempre voy a buscar la
libertad.
¿Qué hizo con su plata?
¿Sabe lo que tengo? Tengo uno de esos anuncios de luminarias en una
ciudad de Chile, como los de la Plaza de Armas. Y me estoy comprando
otros. Soy un hombre de clase media, no me gustan los lujos. Si
efectivamente tuviera la plata que dicen contactaría a una institución
extranjera para que me saque de acá.
¿Hay alguna dispuesta?
Hay gente loca a la que le gusta la plata, que le gusta la fama, que
dice: vamos a sacar al "Fantasma".
Ahora dice profesar la religión musulmana. ¿No ha pensado en vivir una
vida correcta?
Eso es divino, mis problemas son terrenales. Además, ¿quién lleva una
vida correcta? ¿Ustedes? La gente sigue las normas sólo porque sabe
que hay consecuencias por las cosas que la sociedad dice que no hay
que hacer, pero ¿qué harían si estuvieran seguros de que no habría
sanción? ¿Las seguirían respetando? Y aun así, con las normas claras,
la mayoría trata de saltárselas, de darles una gran vuelta a las
reglas por los lados, para ganar un poco más. Yo, al menos, siempre he
ido de frente a buscar lo que quiero.
¿Qué busca finalmente?
Mira, déjame responderte así: según leí una vez, Braulio Arenas le
preguntó a Lafourcade: "¿Por qué aún no te han dado el Premio Nacional
de Literatura? Lafourcade le respondió: "Estái más hueón; para eso hay
que andar proclamándose uno".
¿Qué significa eso?
Que uno no tiene que decir que es el mejor; el resto tiene que darse cuenta.
Abello sonríe. Los cinco gendarmes que lo están mirando, no. Se para,
se despide y, rodeado, se interna por un oscuro pasillo. Antes dice:
Una última cosa. Ponga ahí, al final: continuará.
Grandes asaltantes de bancos en ChilePor Valentina Vildósola
1925
Un hombre alto, de bigotes y acento español, gritó: "Señores, ¡arriba
las manos!". Fue el primer autor de un robo bancario en Chile: el
anarquista Buenaventura Durruti se puso un antifaz y, con una pistola
en cada mano, asaltó, junto a cuatro sujetos, una sucursal del Banco
de Chile. Sin poder ingresar a la bóveda, escaparon disparando al
cielo.
1960
Condenado a 82 años de cárcel cuando tenía 37, por robos a bancos,
José Roberto Rubio, alias "el Loco Pepe", fue el asaltante más famoso
de la década del 60. Llegó a Santiago desde Buenos Aires, y se hizo
conocido por sus ingeniosos intentos de fuga de la cárcel, donde
escribiría el libro La vuelta al pago en 82 años.
1981
En pleno régimen militar, dos agentes de la CNI secuestraron a dos
funcionarios de la sucursal de Calama del Banco del Estado,
haciéndoles creer que era un operativo de seguridad y los llevaron al
desierto. Allí los dinamitaron. El botín: 45 millones de pesos. Ambos
agentes fueron condenados a muerte y fusilados.
1989
"Me cubro el rostro con la media y los encañono con mi pistola. Ahí me
transformo y soy Rambo o Mel Gibson. Soy el mejor", confesó Gunther
Muller Pinto, alias "El asaltante solitario". Realizó más de 20 robos
a bancos hasta 1992, cuando fue detenido y sentenciado a cadena
perpetua.
2004
Asaltantes obtuvieron 2 millones de dólares en plata y joyas de la
sucursal de Vitacura del Banco Bice. ¿Cómo? Anulando los sitemas de
alarma, desviando las cámaras de seguridad y haciéndo un forado a la
puerta de la bóveda. Carlos Iturriaga Alarcón, alias "El Joya", líder
de la banda, se encuentra detenido.
CLASE DEL 70 SGC
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El Fantasma Abello
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me gusto mucho la entrevista!! muy completa y el tipo es genial
ResponderEliminarincreible ""El asaltante solitario". Realizó más de 20 robos
ResponderEliminara bancos hasta 1992, cuando fue detenido y sentenciado a cadena
perpetua." y hoy las flaites llevan como 50 asaltos y libreta pa la casa
Falta el robo al banco de talca por Sebastia Piñera
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