Dos cartas más en torno a la Carta Pastoral de los Obispos‏

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Diario El Mercurio, Lunes 22 de Octubre de 2012 
¿Contra los obispos o contra la Iglesia? I

Señor Director:

La última carta del señor Axel Kaiser obliga a reflexionar sobre el fondo del asunto, es decir, sobre la forma en que la enseñanza social católica comprende el libre mercado. El señor Kaiser sostiene que “no existe una posición oficial de la Iglesia sobre el capitalismo”.

Al respecto, es importante recordar que la Iglesia no pretende ofrecer soluciones técnicas ni respuestas únicas para los casos concretos, sino que, recordando que jamás existe neutralidad valórica en estas materias, busca iluminar las conciencias basándose en principios de justicia y caridad.

En este contexto, el Catecismo de la Iglesia Católica (Cat.) señala que además de haber rechazado el “comunismo” o “socialismo”, “ha rechazado en la práctica del capitalismo el individualismo y la primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano”.

Lo anterior se funda en que así como “la regulación de la economía por la sola planificación centralizada pervierte en su base los vínculos sociales, su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social” (Cat., 2425).

Además, esta parte del Catecismo cita cuatro párrafos de la encíclica Centesimus Annus, que es la misma que el señor Kaiser ocupa artificiosamente para defender su postura ideológica. Citar a un Papa “a medias”, como pretendido argumento de autoridad, atenta contra la honestidad intelectual.

La misma manera simplista de analizar las cosas salta a la vista cuando Kaiser dice que “todos los elementos que caracterizan al capitalismo ya existían cuando los escolásticos desarrollaron su impecable análisis económico. Es por esa razón que su trabajo pudo servir de base para la obra de Adam Smith y el posterior desarrollo de la ciencia económica moderna”. ¿A qué escuela de pensamiento económico se refiere Kaiser? ¿Existe una única ciencia económica moderna? De los ganadores del Premio Nobel de Economía, ¿a cuáles tiene en mente? ¿A autores como Friedman, Hayek y Becker, o a otros como Stiglitz, Sen y Akerlof?

En definitiva, y siguiendo uno de los puntos en que más ha insistido Benedicto XVI, ¿no será que los problemas sociales no son sólo económicos? ¿No será que la lógica del mercado, que no es malo en sí mismo, puede corroer la vida social cuando no se enmarca en un fundamento ético y cultural más sólido? Nada atenta más contra una economía auténticamente libre que ignorar estas consideraciones.

Claudio Alvarado
Abogado

Eduardo Galaz
Sociólogo

Matías Petersen
Magíster en Filosofía

Cristián Ugarte
Magíster en Economía

Cartas 
Diario El Mercurio, Lunes 22 de Octubre de 2012 
¿Contra los obispos o contra la Iglesia? II

Señor Director:

Leyendo el debate entre el señor Axel Kaiser y el equipo de personas vinculadas a “Idea País’’ (señores Alvarado, Petersen, Galaz y Ugarte), da la impresión de que la única discusión relevante respecto de la Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal girara en torno a su exégesis a la luz de la tradición intelectual católica y el magisterio de la Iglesia.

Si bien ese ejercicio es muy importante, me parece que lo es igual o mayormente, en el contexto del debate público, evaluar en qué medida los juicios económicos, sociológicos y políticos realizados por el grupo de obispos firmantes encuentran asidero en la realidad y en cuál constituyen un exceso interpretativo que no la toma en cuenta, perdiéndose en los terrenos de la ideología.

En lo personal, considero que es muy valiosa la interpelación de la misiva en términos de recordarnos que el ser humano es libre, y ello significa que no puede evadir el compromiso moral apelando a la determinación estructural de la conciencia por la materia. Es decir, que la libertad es la que nos hace, finalmente, responsables de nuestros actos y permite su calificación moral.

Desde esa base (que comparte muchos puntos con el liberalismo como doctrina) se puede criticar correctamente la autocomplacencia de quienes teniendo la oportunidad de ayudar a nuestro prójimo, muchas veces no lo hacemos.

Sin embargo, da la impresión de que una vez que la carta intenta realizar esa crítica, en vez de dirigirla a las personas la dirige a las “estructuras” y al “modelo”, mostrando rasgos del mismo materialismo que pretende criticar, al parecer, en el liberalismo económico, haciendo un juicio maniqueo entre mercado y Estado y proponiendo hasta políticas públicas “al ojo”.

Aquí es donde los obispos parecen adentrarse en ámbitos que no manejan, no del magisterio sino de la realidad y de las ciencias que la estudian, haciendo especulaciones sociológicas, económicas y políticas que si bien son ideológicamente afines a muchos eslóganes de grupos de izquierda actualmente movilizados, resultan absolutamente discutibles a la luz de la evidencia.

Pablo Ortúzar Madrid