WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Con colores propios...‏


  • color barquillo

color damasco
color salmón
color sandía
color hormiga
color temblor
color paquete de vela
color verde botella
color amarillo pato
color verde agua
color verde cata
color verde piscina
color verde petróleo
color berenjena
color burdeos...
__________

Los misterios del «qualia»
¿Vemos todas las personas los mismos colores?
por Ricardo Martínez
Diario Las Últimas Noticias, sábado 14 de octubre de 2012

La pregunta infantil clásica saca ronchas 
a los investigadores en neurociencia,
que le tienen que pedir ayuda a los filósofos.  
Queda cuerda para rato.
____________________________________

Muchas personas 
se han hecho esta pregunta
al menos una vez en la vida: 
¿cómo puedo saber que eso 
que yo llamo rojo, 
en realidad tú lo ves 
como yo veo el azul, y viceversa?

Probemos con un ejemplo:
usted tiene en sus manos una manzana fuji
de un bello color rojo claro 
con pintitas amarillas por aquí y por allá.

Es evidente que la fruta
es predominantemente roja,
¿pero será ese mismo rojo
que usted percibe el que ve
cada persona que observa la manzana?

No estamos hablando de daltonismo
ni de otras perturbaciones de la vista,
sino de algo más extraño: la cualidad
que los colores tienen en nuestra experiencia.

Curiosamente, no parece haber una respuesta;
la neurociencia se ha devanado los sesos
tratando de responderla y nada.

Sí se sabe que el color percibido
no corresponde necesariamente
a las ondas de luz que salen de los objetos.

O sea, cada objeto refleja la luz
con cierta frecuencia 
en el espectro visual específico,
pero la "rojedad" del rojo no es sólo eso.

Hace casi cuarenta años 
el filósofo Thomas Nagel
se refirió a este asunto en el artículo
"¿Qué se siente ser un murciélago?"
("What is like to be a bat?", 1974).

Ahí lanzaba la hipótesis 
que, aunque los humanos 
pudiéramos entender que los murciélagos 
se ubicaban a sí mismos en el espacio 
por un sistema parecido al sonar (eco-locación), 
nunca seríamos capaces de entender 
qué era lo que percibían 
cuando al lanzar un chillido
el eco les devolvía 
que habían revoloteado cerca 
de una polilla para su cocaví.

Nagel bautizó a ese sentir las cosas
como "qualia": aquella sensación 
vívida de percibir el mundo.

Cuando vemos el color rojo 
de la manzana fuji, 
"experimentamos" el rojo, 
y nuestra experiencia
es personal e interna,
¿cómo comparar 
esa percepción interna
con las de otras personas?

Se sabe que los seres humanos
y otros animales percibimos
el color en un proceso biológico
que va desde la retina 
hasta la zona trasera del cerebro
(en el lóbulo occipital, el "área BA17").

En el ojo poseemos dos tipos de sensores
del color: los bastones (que distinguen grises)
y los conos (que distinguen verdes, azules y rojos).

En los primeros análisis detallados 
de estos sensores en humanos vivos
(2005, Universidad de Rochester),
los estudiosos se encontraron con la sorpresa
de que la distribución y el número de conos
variaba dramáticamente de una persona a otra,
incluso hasta 40 veces.

Se sabe también que hay personas 
que no pueden percibir ciertos tonos,
fenómeno denominado "ceguera de color";
está el caso inverso de personas
que tienen un cuarto tipo de cono.

Se trata del tetracromismo: 
algunos peces, aves  
y las mariposas son tetracromáticos 
y perciben rangos de ultravioleta;
los tetracromáticos humanos
no ven el ultravioleta,
pero pueden hacer distinciones
más finas en el rango 
que va del verde al rojo.

Ryota Kanai y Naotsugu Tsuchiya, de la 
"Agencia de Ciencia y Tecnología de Japón",
han descrito estos casos en un paper reciente
("Qualia") publicado en "Current biology":
ahí indican que si bien las ondas reflejadas
en los objetos tienen propiedades intrínsecas,
va a ser el "cableado" cerebral de cada sujeto
el que determinará cómo experimenta
los estímulos visuales.

Así las cosas, aún no está resuelto
qué es exactamente sentir 
que ese rojo italiano es un "rojo italiano".

Podemos saber que cada persona 
tienen una manera ligeramente diferente
de percibirlo neuronalmente,
pero no podemos meternos en su cabeza
ni saber con exactitud cuál es
"su" rojo italiano interno.

El filósofo David Chalmers 
ha llamado a esto
"el problema difícil de la conciencia"
("hard problem of consciousness")
y postula que no podrá ser solucionado
con los conocimientos actuales
de cómo funciona el cerebro.

De hecho, 
aunque han transcurrido
décadas de experimentos,
nadie ha podido localizar
en qué lugar del mate
se encuentra la conciencia
("neural correlates of consciousness").

Mientras ello no ocurra,
seguiremos sin saber
si todos vemos los mismos colores,
aunque ayudará a ponernos de acuerdo.

___________________________________

Las mujeres ven más colores que los hombres

Paquete de vela, concho de vino,
pastel, cascarita, terremoto.

Si usted es hombre, 
la frase anterior
le debe parecer chino;
si es mujer,
le resultará obvio
que son nombres de colores.

Y es cierto, las mujeres
son especialistas
en distinguir matices,
como el "verde agua"
del "verde cata".

Hasta hace poco
los científicos creían
que estas diferencias de sexo
en la percepción de los colores
eran producto de la cultura:
simplemente las mujeres
eran "entrenadas" desde pequeñas
para distinguir tonalidades
por una cosa de estereotipo de género
(cómo determinar qué lápiz labial,
qué sombra o qué tintura usar).

Sin embargo, un estudio
de Israel Abramov
del "Brooklyn College",
publicado en 2011
en "Biology of sex differences",
hace replantearse esta idea.

Según su investigación,
cuando hombres y mujeres
se someten a la tarea
de nombrar colores
que han sido presentados
mediante un flash
en una pantalla de computador,
las últimas superan 
a los primeros abiertamente.

Ello parece deberse al papel
que juega la testosterona
en el desarrollo embrionario del cerebro,
que hace que los hombres sean menos
"ascurridos" para captar que ese "verde"
de la blusa que se está probando 
su polola o esposa, es en realidad un turquesa.

_______________

Así como a veces se dice que los esquimales (inuits)
tienen cien palabras para la nieve, 
otra idea de la "popular science" 
es que los celtas -antiguos habitantes
de Gran Bretaña de quienes provienen 
galeses e irlandeses- no distinguían el azul del verde.

¿La razón?  Tenían una sola palabra
para ambos colores: "glas".

La pregunta es, entonces:
si cada lengua ordena los colores a su pinta,
¿las personas que hablan esas lenguas
ven los colores de manera distinta?

Brent Berlin y Paul Kay, 
antropólogo y lingüista californianos,
resolvieron el problema en 1969.

En sus investigaciones 
descubrieron que los colores básicos
en todos los idiomas 
se tendían a ordenar 
de la misma manera.

No han ninguna lengua
que no tenga ningún color
en su vocabulario;
las que tienen menos
poseen dos: blanco y negro.

Cuando una lengua tiene tres colores
se añade el rojo; si tiene cuatro
se suma el verde o amarillo.

Cuando tiene cinco, estos son
blanco, negro, rojo, verde y amarillo;
y así sucesivamente hasta llegar
a once (hoy se se sabe que son doce)
"colores básicos".

Estos colores básicos 
son aquellos que se dicen
con una sola palabra
(no valen aquí
ni el "amarillo pato"
ni el "verde botella")
y esa palabra 
no debe haber sido robada
al color de un objeto
(como "salmón" o "sandía").

Berlin & Kay (1969) concluían que,
aunque los distintos idiomas del mundo
eran sumamente creativos
para nombrar los colores,
era la percepción humana del color
la que finalmente mandaba.

Y que sí, los celtas sí distinguían
el azul del verde, pero no cuando hablaban.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS