Vino el Hijo de Dios
e hizo tales maravillas en el mundo
que arrancó nuestro entendimiento
de todo lo mundano, para que meditemos
y nunca cesemos de ponderar sus maravillas.
Nos dejó unos horizontes infinitos
para solaz de la inteligencia,
y un río tan caudaloso de ideas
que es imposible vadearlo.
¿Hay alguien capaz de comprender
por qué quiso morir la majestad suprema
para darnos la vida, servir Él para reinar nosotros,
vivir desterrado para llevamos a la patria,
y rebajarse hasta lo más vil y ordinario
para ensalzarnos por encima de todo?
San Bernardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS