Ya constituye un patrón. Hay un crítico que suele alabar la calidad escritural de narradores cuya temática suele ser devastadora.
Los vocablos utilizados para describir y ambientar los escenarios de estas narrativas suelen ser del tipo: opresivo, sucio, desagradable, incluso repugnante.
Un ejemplo reciente: Ambientes de soledad y desesperación. Vidas de seres humanos sin escapatoria. Parejas destruidas, sitiadas por la pobreza, el abandono o una situación económica que las tiene al borde de la subsistencia y el hambre. Todas transcurren en habitaciones o departamentos sórdidos, desvencijados; basta entrar a estos sucuchos para sentir que nos aguarda una pesadilla. El cuadro, turbio y de congoja, se complementa con amenazantes criaturas que pueblan las viviendas: ratones, baratas, perros vagos, aves carroñeras.
Edificios a punto de derrumbarse, casas en demolición, un paisaje personal y urbano desgarrador. 'Pájaros negros olfateando la carroña.
La intensidad y el lirismo de la escritura surgen de la putrefacción y el decaimiento…enfermos terminales que se están literalmente pudriéndose…pisos derruidos cuyo destino anticipa la locura de la protagonista.
El crítico alaba al escritor de lúgubre imaginación, promisorio y muy singular...
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