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El duelo de Batman versus la maldad y el retorno de Ciudad Gótica como personaje‏



"El caballero de la noche asciende", la superproducción más esperada del año, la conclusión de Christopher Nolan para su trilogía del caballero oscuro, esa que resucitó la saga, se estrenaba ante la expectación de fanáticos y críticos. Pero justo cuando iba a explotar en la gran pantalla, el salvador de Gótica ha tenido que enfrentar a un villano mayor que Bane: al horror de la vida real. Esta es la crónica de una cita frustrada con Batman, y las conclusiones sobre la película y su director.   

Por Isabel Plant 
Diario El Mercurio, Wikén, viernes 27 de julio de 2012


"Le tengo una mala noticia".
No es una frase que uno quiera escuchar, en la recepción del hotel, después de 12 horas de viaje, con la necesidad imperiosa de una ducha y una siesta.
La mala noticia era que me habían dejado plantada. Batman me había plantado. Y Gatúbela. Y John Blake (¿quién? Pues casi el mejor personaje de "El caballero de la noche asciende").
Era sábado en la tarde, y se suponía que junto a un puñado de periodistas de Latinoamérica estaríamos cuatro días en Ciudad de México para ver la nueva película de Cristopher Nolan y entrevistar a sus protagonistas: Christian Bale, Anne Hathaway y Joseph Gordon-Levitt. Pero el viernes 20 de julio, el mundo había despertado ante el horror: la noche anterior, en un estreno nocturno de "El caballero de la noche asciende", un sujeto de 24 años, con tres armas y una bomba de humo, había irrumpido en el cine de Aurora, Colorado, disparado hasta el cansancio, matado a 12 personas y herido a 58.
La maldad le había robado su fin de semana de fama a Batman.
Ese día, Warner -la distribuidora de la cinta- sacó un comunicado de prensa lamentando los sucesos, y suspendió la premier y la rueda de prensa que harían los actores en París. En la noche -cuando esta periodista ya iba en camino a la cita con el superhéroe- se suspendieron también los eventos y conferencias que habría en Ciudad de México y Tokio.
No se haría más publicidad de Batman. Justo cuando la superproducción más esperada del año irrumpiría en las salas de todo el mundo, casi simultáneamente. Por respeto, y porque había que tratar de separar lo más posible las noticias de la película con las del tiroteo que aparecían en diarios y noticiarios.
El caballero de la noche estaba de luto en su propia fiesta.
Otra vez.
MALDITO SEAS.Primero, una aclaración: hablar de "la maldición" de Batman es un recurso fácil, pero es también una soberana estupidez. Porque lo que ha sido es sólo una serie de eventos desafortunados: La muerte de Heath Ledger en 2008, el actor que interpretaba al Guasón, antes del estreno de "El caballero de la noche" por una sobredosis accidental; el arresto de Christian Bale, el protagonista, por supuesta agresión verbal a su familia; el accidente en auto de Morgan Freeman justo después del estreno de la cinta; la muerte de Conway Wickliffe, un extra, haciendo unas escenas de acción con el batimóvil; y ahora, el tiroteo de Aurora antes de esta nueva entrega. Más que convocar un destino maldito, se podría esgrimir que el consumo indiscriminado y galopante de pastillas legales ha creado "adictos" que no ven que los calmantes, los somníferos y los ansiolíticos son, finalmente, drogas. O se podría discutir sobre esa regulación tan flagrantemente hiperlaxa en la posesión de armas en estados como Colorado, que permiten que un tipo pueda comprar tres armas en un par de meses, de manera sencilla y legal y sin ningún tipo de control.
Segundo, un flashback: en 2009 yo ya había tenido una cita con Batman. Y entonces, también estaba de luto. Fue en un encuentro con la prensa en Los Angeles, donde nos reunimos con el calmo y amable director Cristopher Nolan, quien durante meses había tenido que editar el material de la película con imágenes de su actor, Heath Ledger, ya muerto y trabajar con un cadáver en la pantalla, dando una actuación tan poderosa que le significó un Oscar póstumo. En el junket también estaban los guionistas, los mismos de esta vez: David Goyer y el hermano de Christopher Nolan, Jonathan (quien además de escribir parece modelo de Calvin Klein, alabado sea), además de actores como Gary Oldman, Aaron Eackheart y un muy flaco Christian Bale, preparando -o reponiéndose- de su papel de adicto en "El vencedor" (su Oscar). A pesar de la advertencia previa de los encargados de relaciones públicas de la película de que evitara el tema de Ledger por respeto, Bale recordó, ante la petición de los presentes, cómo fue toparse en su primera escena con ese Guasón arrollador. Maggie Gyllenhaal también habló de su coestrella, describiéndolo como un actor que estaba siendo, antes que nada, libre. "Estaba fascinada con él. Vi que había dado con una tecla, muy, muy inusual, incluso para el actor más increíble o experimentado. Heath estaba absolutamente libre. Así que trabajar con él, incluso cuando la escena que hicimos era muy, muy aterradora, la tensión era muy entretenida. Porque cuando alguien es libre, eso se traspasa a todos los que le rodean", dijo entonces.
La muerte de Ledger le dio un aura especial a la película, entre respeto y tragedia, y como los Óscar póstumos no son cosa de todos los años, la elevó a una categoría de película-leyenda. Ayudaba además que la cinta de Nolan, quien había sentado sólidos cimientos en su primera entrega del superhéroe, "Batman Begins" (2005), era una verdadera joya de los blockbuster, con reflexiones de terrorismo, de la mezcla de locura y maldad, además de un puñado de tremendas escenas de acción.
Esa vez, la mujer y productora de Nolan, Emma Thomas, no se aventuraba a decir que su marido haría otra Batman porque es un hombre de una sola película. De hecho, el director se concentró en dirigir "El origen" antes de volver a finalizar Batman. Y fue para mejor: en "El caballero de la noche asciende", Nolan agregó a su pandilla de Gótica a los excelentes actores de "El origen": Marion Cotillard, como la filántropa amiga de Bruce Wayne; Joseph Gordon-Levitt, como el buen policía discípulo del comisario Gordon, y Tom Hardy, quien con mucho más músculo y sin pelo se transformó en el imponente villano Bane.
El caballero de la noche estaba listo para ascender, y Nolan y Christian Bale, para despedirse de él.

LA HERENCIA NOLAN. En tres películas, Christopher Nolan le devolvió a Ciudad Gótica su estatus de personaje. Así como Tim Burton la arrastró hacia su propio mundo, y los demás e insatisfactorios directores intermedios la olvidaron frente a los juguetes y efectos especiales, Nolan la hizo casi tangible. Para hacer un paralelo con nuestros días, su Ciudad Gótica se imponía como real, enorme, corrupta y débil; el arquitecto Nolan primero la construyó en Chicago, ahora, en esta última entrega, en Nueva York.
"El caballero de la noche asciende" transcurre ahí, ocho años después de donde terminó la película anterior, cuando Batman se inculpó por los crímenes de Harvey Dent, "Dos caras", y así darle a su ciudad un salvador en el que creer. Ciudad Gótica vive en paz, sin crimen, y Bruce Wayne, aún sufriendo la pérdida de su Rachel, está recluido en su mansión; tiene el síndrome de James Bond poscaída del muro, la depresión del héroe sin villano.
Hasta que llega Bane: oculto bajo una máscara, con un cuerpo lleno de cicatrices y músculos, parece tan indestructible como cruel, y viene a tomarse Gótica. Al mismo tiempo, Wayne es atraído nuevamente al mundo exterior por una ladrona gatúbela llamada Selina Kyle, y por un policía de buen corazón que cree que la ciudad lo necesita, John Blake.
Eso es todo lo que se necesita saber para empezar y para no echar a perder el resto de las sorpresas que abundan en la película. Lo que sí se puede anticipar es que con esta tercera entrega, Nolan sigue siendo el maestro de la superproducción: sus escenas de acción tan ingeniosas y alucinantes como la explosión en un estadio de fútbol americano (aunque esté en el tráiler, sigue sorprendiendo) hacen que la película valga la pena en cuanto a entretención.
"El caballero de la noche asciende" quizás no sea tan buena como la entrega anterior, pero es una experiencia fílmica alucinante.
Con su Gótica neoyorquina como telón de fondo, la película cae en un exceso de temáticas políticas y actuales: está la rebelión de la gente ante instituciones abusivas, el odio a Wall Street, la anarquía. Bane, una especie de revolucionario francés contemporáneo, aleona la revuelta, y el primero en caer es el multimillonario Bruce Wayne, en lo que es una alusión directa a "Historia de dos ciudades", de Dickens (de hecho, la novela es citada): la agitación revolucionaria y el costo que tiene cuando se escapa de las manos. El que sea el mejor y el peor de los tiempos.
Hay también referencias a Guantánamo, a un presidente estilo Bush que abandona una ciudad cuando está bajo ataque terrorista. Hay demasiada escena que devuelve al 11/9, y de cómo la ciudad y sus defensores y policías, responderán ante la amenaza. De seguro, si es que el tiroteo no se hubiera robado la polémica de esta Batman, habría mucho más debate y reclamos ante si se puede o no presentar a una Nueva York con columnas de humo ascendiendo al cielo, adolorida, sin pasar a llevar el imaginario de las Torres Gemelas y ese duelo.
Christopher Nolan supo elegir a un actor de carácter, Christian Bale, lo suficientemente circunspecto y sufrido como para ser Bruce Wayne. Pero en las dos entregas anteriores a Bale se lo comía el entorno: primero, el director; luego, el villano de Ledger. En "El caballero de la noche asciende" lo vemos la mayor parte del tiempo sin máscara y eso se agradece, porque puede pasar de la comedia al dolor y la venganza de manera convincente. Bale es quien más gana con esta película porque por fin demuestra que sí estaba hecho para ser un Batman de respeto.
Otra herencia que dejará Nolan será un estupendo puñado de villanos, partiendo por el Guasón, y ahora con Gatúbela: no era fácil hacerle frente al referente de Burton-Pfeiffer, pero Anne Hathaway logra pasar su Selina Kyle a un terreno protagónico fundamental, gracias a sus dotes de comedia, sin perder el instinto felino: si Michelle Pfeiffer era sexo y locura, Hathaway es inteligencia y humor.
Bane, en cambio, luego del impacto inicial de su estampa, es un villano menos seductor y más plano. Pero sí cumple con darle la reflexión más importante a esta película, considerando los horribles eventos de los últimos días. Bane, quien viene de una cárcel infernal y subterránea, dice que Batman sólo se esconde en las sombras y que le acomodan porque se mimetiza en ellas. Tiene razón, ese ha sido el gran atractivo de las películas de Nolan: la densa oscuridad a la que nos somete, y que es tan seductora. Pero el costo es el mismo que advierte el villano Bane en la película: él, la verdadera maldad, no se mimetiza con lo oscuro, nace de ella. Y Batman está teniendo en la vida real la dura tarea de sobrepasarla.

POR SOBRE EL DOLOR. El día lunes partió con el autor de la masacre de Aurora sentado por primera vez en el tribunal. Mientras, en los canales de noticias norteamericanos se intercalaban las historias de quienes habían muerto en el cine: los tres jóvenes de las Fuerzas Armadas, el hombre que falleció como escudo humano de su novia, la chica que había sobrevivido ya a otro tiroteo, el que iba a celebrar su cumpleaños.
Durante el fin de semana, Nolan, Bale y Hathaway habían hecho sentidas declaraciones de pésame y dolor frente a la tragedia. "Las palabras no pueden expresar el horror que siento... No puedo ni comenzar a entender el dolor y el duelo de las víctimas y sus seres queridos, pero mi corazón está con ellos", dijo Christian Bale, quien luego visitaría junto a su esposa a los familiares de las víctimas. "Me duele y se me rompe el corazón por las vidas tomadas y alteradas por este acto indescriptiblemente absurdo", agregó Anne Hathaway.
Mientras tanto, el estudio de "El caballero de la noche asciende", por respeto, decidió no vanagloriarse de las cifras de recaudación de taquilla hasta pasado el fin de semana: 160 millones de dólares en tres días, sólo en EE.UU. La gente estaba yendo igual a las salas.
En México, la alfombra roja para los actores había sido cancelada, pero la premier para seis mil personas en el Auditorio Nacional de México siguió adelante. El auto y la moto de Batman eran los únicos invitados especiales que estaban ahí, ante los flashes. No había fanáticos disfrazados, sólo un par de poleras de Batman por aquí y por allá, y vendedores ofreciendo máscaras a 20 pesos mexicanos.
Antes de que la película comenzara, un representante del estudio tomó el micrófono: "Teníamos preparada una función más espectacular, iba a venir parte del elenco, pero se suspendió la visita por los sucesos del viernes en Aurora, California", dijo. Luego leyó las declaraciones de Christopher Nolan. "No presumo saber nada sobre las víctimas del tiroteo, pero estaban ahí... para ver una película. Creo que las películas son una de las grandes formas del arte norteamericano y la experiencia compartida de ver una historia desplegarse en pantalla es un pasatiempo importante y feliz. El cine es mi hogar, y la idea de que alguien pueda violar ese lugar inocente y esperanzador, de una forma tan intolerablemente salvaje, es devastadora para mí".
Es difícil separar, por lo menos en este presente inmediato, a "El caballero de la noche asciende" de la fatalidad que la rodea. Aurora se viene a la mente cuando comienzan las balaceras, sobre todo cuando el villano Bane y los suyos irrumpen en un famoso edificio a ráfaga limpia. ¿Habrá sido ahí cuando James Holmes comenzó a disparar, y por eso muchos confundieron el ruido y no corrieron? Quizás.
Pero luego la película pasa, la historia hace olvidar, Gatúbela encanta y Bruce Wayne emociona, y Nolan ejerce su magia superproductora: cuando quedaban unos quince minutos de película, en el desenlace de la saga, la audiencia en México prorrumpió en aplausos y gritos espontáneos de entusiasmo, tres veces distintas. La cuarta vez que aplaudieron fue para los créditos.
El mal había quedado fuera de la sala.
 

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