Domingo Decimoséptimo del tiempo durante el Año
Domingo 29 de Julio de 2012
Veinte panes de cebada y un poco de trigo,
no bastan para alimentar una gran cantidad de personas.
Pero, el profeta, hace confianza en la palabra del Señor.
El pan será multiplicado y bastará para saciar a la multitud.
Lo mismo sucede con los apóstoles,
el milagro se realiza y una multitud es alimentada.
Muchas veces se nos hace difícil saber acoger
las iniciativas y los dones de Dios.
Quizás, muchas veces, porque estamos
encerrados en nuestros horizontes terrenos.
Este milagro de la multiplicación de los panes,
está relacionado con la promesa de Jesús
de ofrecer su cuerpo y su sangre
como alimento y bebida para la vida eterna.
San Pablo nos invita
a comportarnos de manera digna,
de acuerdo a nuestra vocación.
Es decir, vivir en la unidad,
en la unidad del cuerpo místico
de Cristo que es la Iglesia.
La Eucaristía se hace signo
y lleva a cumplimiento la unidad
de los que confiesan
un solo Dios y Padre de todos.
El milagro de los panes
es la realidad de la Iglesia,
que se multiplica en la fidelidad a Dios.
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