por Francisco Rosende
Decano de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica.
Diario El Mercurio, martes 31 de julio de 2012
En muchos centros académicos del mundo se realizará hoy alguna actividad en recuerdo de Milton Friedman, al cumplirse en esta fecha cien años de su nacimiento. Friedman fue -sin lugar a dudas- un economista notable, extendiendo sus contribuciones a diversos ámbitos de la Teoría Económica. Además, poseía una gran capacidad para transmitir al público no especializado las implicancias de sus investigaciones e ideas, lo que lo transformó en uno de los economistas más influyentes en la discusión y diseño de políticas públicas desde mediados del siglo pasado.
Sería imposible resumir en pocas líneas los aportes realizados por Milton Friedman a la economía. Sin embargo, parece oportuno recordar la vigencia de sus planteamientos a la luz de algunas reflexiones relativas acerca del cuadro de aguda inestabilidad financiera que han experimentado las economías industrializadas en los últimos cinco años.
Al revisar las causas de la crisis financiera que detonó en Estados Unidos en la segunda mitad de la década pasada, no se puede soslayar la influencia de un fuerte y sostenido crecimiento de la liquidez en los años previos a la irrupción de ésta. Ello, como consecuencia de la implementación de una política monetaria expansiva por parte de la Reserva Federal, junto con la proliferación de complejos instrumentos financieros, impulsados por los bancos de inversión y otros intermediarios no tradicionales. Desde la perspectiva de la Teoría Monetaria de Milton Friedman, parece evidente que las autoridades monetarias y los reguladores descuidaron dos condiciones esenciales para la estabilidad: i) Un crecimiento prudente de la liquidez -acorde con el crecimiento de la actividad económica- es un requisito esencial para la estabilidad macroeconómica; ii) El "dinero" -concepto que se asocia con el comportamiento de la liquidez- puede ser generado por distintos intermediarios financieros en conjunto con los bancos centrales.
Así, el descuido en los movimientos de la liquidez llevó a una desatención de las autoridades monetarias y regulatorias acerca del papel que estaban jugando los intermediarios financieros no tradicionales en la producción de instrumentos financieros muy líquidos. Ello, en un contexto en que los niveles de endeudamiento de estos intermediarios eran considerables, al mismo tiempo que la información relativa a la calidad de sus colocaciones era escasa.
En lo que se refiere a la crisis por la que atraviesan diversas economías que forman parte de la Zona Euro, es importante recordar la advertencia formulada por Friedman al inicio de dicho proceso, en cuanto a que éste debía comenzar por el establecimiento de una mayor integración política, lo que facilitaría la coordinación económica. En un plano más específico, de su clásico libro "Un Programa de Estabilidad Monetaria" se desprende con claridad la incoherencia que supone un manejo cuidadoso de las herramientas de política monetaria si ello no está acompañado de una eficiente supervisión bancaria.
Por otro lado, en las diferentes economías acosadas por la crisis financiera parece estar muy nítida la lección obtenida por Friedman y Anna Schwartz en su monumental investigación acerca de la historia monetaria de Estados Unidos, la que indica que en episodios de intensa demanda por liquidez, los bancos centrales deben actuar agresivamente, suministrado dinero a la economía. Ello, de modo de impedir que un quiebre en la cadena de pagos provoque una aguda recesión.
Como mostraron Friedman y Schwartz, la "Gran Depresión " de los años 30 alcanzó tal calificativo, como consecuencia de una errada estrategia por parte de la Reserva Federal, que no logró sostener un suministro adecuado de liquidez a la economía, algo que su actual presidente, Ben Bernanke, ha dado muestras de conocer cabalmente.
Por cierto, ni de las investigaciones ni de los planteamientos públicos de Friedman se desprende que sea la política monetaria el instrumento para superar el período de dificultades financieras, las que en el caso de las economías de la Zona Euro están gatilladas por importantes desequilibrios fiscales. Luego, la tarea de la política monetaria debe concentrarse en asegurar el funcionamiento del sistema de pagos, mientras que por otro lado, los respectivos gobiernos deben adoptar las medidas necesarias para lograr la estabilidad del sistema financiero y el equilibrio fiscal.
Desde luego, cada uno de los planteamientos de teoría y política económica realizados por Friedman fue seguido de intensas controversias, las que el lector interesado podrá descubrir sin dificultad. Sin embargo, independiente de la posición que se adopte en éstas, se puede sostener que existen buenas razones para revisar las contribuciones realizadas por este gran economista, las que contienen un punto de vista plenamente vigente para analizar -y también resolver- la compleja coyuntura macroeconómica global que enfrentamos actualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS