por Alberto Rojas
Diario El Mercurio, domingo 29 de julio de 2012
Los clásicos cuentos infantiles han tenido más de una "vuelta de tuerca" en los últimos años. En su reciente adaptación cinematográfica, Blancanieves ya no es la inocente joven que se refugia en lo profundo de un bosque encantado, sino una princesa dispuesta a reclamar su trono espada en mano, enfundada en su armadura.
Mientras tanto, en televisión, los cuentos de los hermanos Grimm sirven de inspiración a series más realistas -como "Grimm" y "Once upon a time"-, ambientadas en estos tiempos de violencia y alta tecnología.
Y si hablamos de superhéroes, el giro parece mucho más profundo. Las mallas de colores hace mucho que quedaron en el pasado. Hoy sus uniformes son cada vez más oscuros, mientras que sus personalidades se han vuelto más violentas y sicopáticas, al punto que muchas veces puede costar diferenciarlos de los "archivillanos" que suelen combatir.
En otras palabras, la realidad ha tomado por asalto a la fantasía, transformando a la inocencia en un concepto obsoleto y anacrónico. "Lo que se lleva" es la mirada realista, adulta y oscura. Lo que no necesariamente es malo, ya que demuestra que el cine, la televisión y el cómic pueden -y deben- ser un reflejo de nuestra época. Un tiempo marcado por crisis económicas y políticas, insatisfacción ciudadana y crítica a los liderazgos.
Por eso sorprende un título como Los colores olvidados y otros relatos ilustrados , de Silvia G. Guirado, con las ilustraciones de David Garcia Forés, Desiree Arancibia, Marta García Pérez y la participación de la chilena Claudia Blin. Un libro cien por ciento en colores que -aunque no lo crea- está pensado para lectores adultos, aunque también lo puedan disfrutar niños y adolescentes.
Sus quince historias abordan con humor e inteligencia temas tan universales como el amor, la amistad y la ecología, entre otros. Ahí está la pequeña Carmesina, que se empeña en recuperar los colores perdidos de un mundo gris, aunque le haya costado uno de sus ojos; la joven que espera el autobús una mañana de lunes, envidiando el jugueteo de un perro; el pajarito rechazado que busca su identidad y sus talentos; o la chica que añora sus tiempos de mimo y la felicidad que eso le traía.
Los colores olvidados es un libro que debe leerse con calma para así disfrutar cada relato y que sin duda sorprenderá a los lectores, no importa su edad. Porque la pregunta que deja instalada es si acaso, siendo un adulto, se puede pensar todavía en hacer lo que a uno realmente le gusta y si la felicidad es más que un simple ideal. Interrogantes que hoy, más que nunca, necesitan una respuesta.
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