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Alberto Manguel o el lector ideal

ENSAYO De la literatura a la historia


Casi todos sus libros son sobre la lectura, lo que quizá lo ha convertido en el lector más famoso del mundo. Tres libros recientes sobre temas que van desde Homero a la actualidad confirman el juicio de George Steiner, quien llamó a Manguel "un donjuán de las bibliotecas".  


"Karel Capek , en su maravilloso libro sobre jardines, dice que el arte de la jardinería puede reducirse a una regla: le pones más de lo que le quitas. Lo mismo puede decirse del arte de las bibliotecas".

por Patricio Tapia 
Diario El Mercurio, Artes y Letras, domingo 29 de julio de 2012

Si entre los moralistas franceses de los siglos XVII y XVIII se cuentan algunos de los mayores escritores de esa literatura, es curioso el sitio destacado que ocupa Joseph Joubert porque, entre otras cosas, no publicó libro alguno ni dejó nada para publicar después de muerto. Lo que se conoce es lo que su viuda y amigos (especialmente Chateaubriand) rescataron de sus papeles privados. Antes que al placer de publicar, prefirió entregarse a otros: el amor, la amistad, las caminatas y, sobre todo, la lectura. En una de sus notas dice: "El gran inconveniente de los libros nuevos, es que nos impiden leer los viejos".
Casi dos siglos después de Joubert, Alberto Manguel es un dedicado lector de libros tanto nuevos como viejos que, además, no se ha privado de publicar libros propios, muchos de los cuales tratan sobre libros y lecturas. Cada una de sus nuevas obras, con todo, antes que impedir leer las viejas, suelen referirse a ellas. Así, por ejemplo, dedica buena parte de "La ciudad de las palabras" al análisis de la "Epopeya de Gilgamesh" del segundo milenio a. de C., y en "El legado de Homero" a los poemas épicos atribuidos a él, compuestos en el siglo VIII a. de C.
Hombre de letras
Alberto Manguel no es propiamente un crítico, aunque ha ejercido la crítica, ni un erudito académico, lo que en inglés llaman scholar , aunque su erudición es amplia. Es un lector o un hombre de letras. La provincia que habita es la literatura. Sus libros, a la vez personales y documentados -con títulos como "Una historia de la lectura", "Leyendo imágenes" o "Diario de lecturas"- lo demuestran.
"Lecturas sobre la lectura" reúne 39 piezas: reseñas, conferencias, introducciones a antologías y otros escritos ocasionales. Como un hilo conductor está Lewis Carroll, uno de sus autores favoritos, pues cada capítulo comienza con una cita de los libros sobre Alicia. Al comenzar, señala: "El tema de este libro, como de casi todos mis otros libros, es la lectura, la más humana de las actividades creativas. Considero que somos animales lectores y que el arte de la lectura, en su sentido más amplio, nos define como especie".
En uno de los ensayos, "Espacio a la sombra", señala que nunca pensó en escribir. Lo suyo era leer. En 1980 había publicado "Guía de los lugares imaginarios" junto a Gianni Guadalupi, pero más que escribir, lo consideraba una glosa de los libros que ambos leyeron. Sólo más tarde sentiría la necesidad de escribir. Fue cuando supo que un profesor suyo, alguien que había sido fundamental en su gusto por la literatura, había denunciado voluntariamente a sus estudiantes a la policía militar argentina -episodio que relata más detalladamente en su artículo "In memorian"-. Que ambos actos concurrieran en una persona lo llevó a escribir, en 1998, a los 40 años, una novela "Noticias del extranjero".
El libro aborda muchos otros temas: desde cómo aprendió a leer Pinocho o la historia de Jonás y la ballena hasta la traducción (oficio que Manguel ha ejercido muchas veces desde y hacia diversos idiomas). Aparecen sus autores favoritos: Homero, Cervantes, Stevenson. Borges es una referencia constante: discute desde textos falsos atribuidos a él hasta sus amores desgraciados.
También de asunto más autobiográfico: sobre ser judío o la figura del Che Guevara para su generación. O que sufrió una operación urgente en 2008 (lo que le preocupaba era qué libros pedir para la estadía en el hospital: eligió el "Quijote").
Aparecen algunos de los más célebres de sus artículos, como "La computadora de San Agustín", su calmada reflexión sobre las formas tradicionales de imprimir y el surgimiento de medios electrónicos. No está su famosa e implacable reseña de "American Psycho" de Easton Ellis, pero en sus "Apuntes hacia una definición del lector ideal" señala: "El lector ideal no tiene el menor interés en los escritos de Bret Easton Ellis". En "Apuntes hacia una definición de la biblioteca ideal" indica: "Cada libro en la biblioteca ideal hace eco en otro".
Ecos de ecos
Otros dos libros suyos difieren en parte, aunque comparten la idea de ser cajas de resonancia de otros libros.
En "La ciudad de las palabras" -sus Conferencias Massey de 2007-, afirma: "He descubierto que, con el paso de los años, mi ignorancia respecto de incontables materias -antropología, etnología, sociología, economía, ciencias políticas y muchas otras más- se ha ido perfeccionando, al tiempo que una práctica de lecturas poco sistemáticas a lo largo de toda una vida me ha dejado una especie de commonplace book, en cuyas páginas encuentro mis propios pensamientos expresados en palabras de otros. En el campo de la ficción me encuentro algo más cómodo...". Pero el libro se vale de la literatura para hacer conexiones con la historia, los problemas sociales y políticos: desde enfrentamientos étnicos a disturbios raciales, desde el multiculturalismo y la exclusión.
"El legado de Homero" es un recuento, entre crítica y entrada enciclopédica, de las obras y recepción de Homero. Cada capítulo aborda algún ángulo de él: su existencia, su consideración por filósofos, sus comentaristas. Su recepción es ampliamente abordada: en el mundo de la Europa cristiana, en Bizancio, en el islam. Sus grandes "herederos": Virgilio con "La Eneida" y Dante con la "Divina comedia". El primero cuenta la historia de Eneas, superviviente de Troya. Dante, que conoció a Homero a través de Virgilio, ubica a Homero en el Infierno, pero en el Limbo, junto con otros paganos virtuosos.
Mangel también analiza las perspectivas sobre Homero de Vico y la menos conocida de F. A. Wolf. Revisa la visión negativa de Diderot sobre el poeta griego, que la juzga como perteneciente a una época primitiva y supersticiosa; y contrapone ésta a la admiración sin sombra de Goethe, sobre el autor de "La Iliada". Analiza luego la aparición de algunos de sus personajes en la literatura posterior: Helena de Troya, que aparece en la segunda parte del "Fausto", o Ulises, visto por Dante, etc.
Aunque a veces, al predicar los placeres de la lectura, como toda prédica, puede resultar altisonante, sus libros están llenos de joyas y hallazgos. En sus alusiones -cita al autor alemán Alfred Döblin: "Yo leo como la llama lee la madera"-, o en algunas explicaciones, que no siempre están en donde se pensaría. Así, por ejemplo, en los tres libros cuenta la historia referida por Suetonio, según la cual el emperador Tiberio cuando se encontraba entre profesores de literatura griega, les hacía tres preguntas, la última de las cuales era sobre qué canción cantaban las sirenas. Y menciona las sirenas que cambian sus plumas por escamas en la iconografía medieval. La explicación más detallada no está en el libro sobre Homero, sino en un artículo de "Lecturas sobre la lectura" sobre el paso de esas criaturas de aéreas a acuáticas.
Hay observaciones curiosas: como las posibles interpretaciones del lema de escudo chileno (que comenta más de una vez; otra mención, en su libro sobre Homero es a una versión chilena de la "Ilíada" de Guillermo Jünemann, 1902).
Se pueden encontrar meditaciones sobre el punto o una breve historia de la página -allí está la única mención a Joubert, cuya biblioteca, según Chateaubriand contenía únicamente textos que apreciaba, arrancando de sus libros las páginas que no le gustaban-. Manguel no lo hace con su propia biblioteca, en una antigua casa parroquial de piedra en Francia. El único libro que ha desterrado es "American Psycho".
Manguel admite que el futuro puede estar en las pantallas y los e-books , pero no se asusta: la literatura vivirá en otra forma. Él sigue siendo un hombre de libros, con papel y tapas, que colecciona: "Karel Capek , en su maravilloso libro sobre jardines, dice que el arte de la jardinería puede reducirse a una regla: le pones más de lo que le quitas. Lo mismo puede decirse del arte de las bibliotecas".
Alberto Manguel no es propiamente un crítico, ni un erudito. Es un lector o un hombre de letras.
 Políglota, polímata y cosmopolita
Nacido en Buenos Aires (en 1948), Alberto Manguel pasó sus primeros años en Israel, donde su padre era embajador y donde hablaba sólo alemán e inglés con su niñera. A los siete años volvió a Argentina, donde aprendió el castellano. Conoció de joven a varios escritores argentinos, porque trabajaba en una librería que muchos de ellos frecuentaban. Uno de ellos era Borges, ya ciego, a quien también pudo leerle en su casa.
En 1969 viajó a Europa y trabajó como lector para varias editoriales (Denoél y Gallimard, entre ellas). En 1972 regresó a Argentina, pero en 1974 aceptó el empleo en la editorial Franco Maria Ricci, en Milán. En 1976 marchó a Tahití a trabajar para la editorial Les Editions du Pacifique. En 1982 se instala en Canadá. Manguel se mudó a Poitou-Charentes (Francia) el año 2000, donde instaló su biblioteca.
Manguel ha sido profesor visitante en diversas universidades. Entre sus obras destacan algunas novelas como "Noticias del extranjero" o "El amante extremadamente puntilloso", y sus libros de ensayos, como "Una historia de la lectura", "En el bosque del espejo", "Leyendo imágenes", "Diario de lecturas".

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