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Acaso lo más interesante de la erudición es su aparente inutilidad.


Acaso el despliegue de la acumulación de conocimiento bien puede ser un acto de mera vanidad o un ejercicio de gimnasia mental, como cualquier crucigrama del tres al cuarto.  

La historia, la literatura y la ciencia son, a fin de cuentas, una dialéctica semiótica que desborda el límite y alcance de sus propias definiciones.

No nos queda nada fuera del mundo, más que el relato que hemos hecho sobre el mundo. José Ingenieros querría que nos resignemos a no conocerlo ni explicarlo todo, limitándonos a determinar lo que es posible conocer. Paradoja científica de anulación semántica. El conocimiento es inabordable, pero posible. En la indeterminación y la zona ambigua donde coincide la magia y la ciencia es donde se corren y descorren los velos del éxtasis sensorial. En juegos pluralistas de reciprocidad ambivalente.

Acaso la vida es misteriosa en su transcurrir, mas no es menos misteriosa la posibilidad de percibirlo. El lenguaje es la punta del iceberg de la realidad, mas la realidad existe. La trama del cosmos aún es un misterio, pero existen las estrellas y los planetas, más no sea en nuestra imaginación.

Parafraseando al Dr. House (episodio 12, de la tercera temporada, titulado “un día, una habitación”): “Esta historia es real, en alguna parte. Le ha sucedido a alguien, alguna vez”. 

Rodolfo Wilcock no se contenta con imaginar una serie de biografías alucinadas, sino que las convierte en biografías posibles. Las historias y las anécdotas citadas son irreales, pero tal vez podrían no serlo. En la imposibilidad de determinar si los episodios relatados son reales o no, es donde el texto resulta subyugante. Cuando el Barón Munchausen aseguraba haber viajado a la luna, aunque estaba convencido de que lo que contaba era real y aunque dentro del universo de su relato su historia pudiera ser coherente, sabemos que ciertas leyes físicas en correspondencia histórica con el avance tecnológico ponen de manifiesto que su discurso es pura ficción. Luego, ¿qué es la literatura?.

Cuando eliminas lo imposible, aunque sea improbable, debes tener lo real, dice Sherlock Holmes.

La sinagoga de los iconoclastas mezcla en un mismo discurso lo real y lo apócrifo, sin que podamos percibir grandes diferencias entre una instancia y otra.

Este recurso no es novedoso, pero burlarse de este recurso sí lo es. Y la humorada de Rodolfo Wilcock no es canchera, sino desesperada. La realidad y la ficción se confunden a diario y eso es terrible y esperanzador, al mismo tiempo.

Otrosí, la ciencia parecería enseñarnos que no puede enseñarnos nada digno de aprenderse. Y esa es su peor y su mejor virtud.

Hay libros que, sencillamente, amplían tu manera de percibir el mundo. La sinagoga de los iconoclastas es uno de ellos.

La cladística de los mistagogos, libro que jamás será escrito, ¿podría ser otro?

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