Diario El Mercurio, Sábado 28 de Julio de 2012
http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2012/07/28/pobre-casen.asp
El Gobierno decidió hacer propaganda con los pobres. Orquestó una cuidada puesta en escena comunicacional para entregar los principales resultados de la encuesta Casen 2011, lo que ha generado dudas respecto de la fiabilidad de la medición . Según las cifras, el porcentaje total de pobreza baja de 15,1 a 14,4 entre 2009 y 2011, empujado por la caída en la pobreza indigente, de 3,7 a 2,8; mientras que la pobreza no indigente aumenta de 11,4 a 11,6 por ciento.
La distribución del ingreso muestra una mejoría en comparación al 2009, aunque situándose en niveles similares al año 2006. El exitismo oficialista, sin embargo, ha sido mal consejero. No es sano que en un país se generen dudas respecto de las cifras. El Gobierno es el primer llamado a actuar con mesura.
Las dudas tienen asidero técnico y político. De partida, a nueve días de la entrega de la información, aún no se dice cuál es el margen de error estadístico de la encuesta. Perfectamente podríamos estar hablando de una leve alza, de una leve baja o, lo más probable, de un estancamiento. ¿Por qué no entregar ese dato, y evitar la suspicacia?
Por otro lado, surgen dudas respecto de los bonos que se entregaron a los sectores más vulnerables el año pasado. En octubre de 2011, el Gobierno anunció un bono extraordinario de diez mil pesos por cada integrante del grupo familiar, destinado a las personas más pobres del país que estuvieran inscritas en el programa de asignaciones sociales del Ministerio de Desarrollo Social. En total, 143 mil familias y 540 mil personas. Estas asignaciones se entregaron provisoriamente vía decreto mientras se creaba por ley el actual sistema de Ingreso Ético. El llamado "bono sorpresa" se entregó por única vez en el mes de noviembre, precisamente cuando se realizaba el trabajo de campo de la Casen. El ministro Lavín aún no aclara si el bono fue considerado como ingreso mensual permanente (lo que aumentaría artificialmente el nivel de ingreso de la familia), o como un ingreso anual extraordinario (en cuyo caso, el monto del bono se debiera prorratear en doce meses).
Junto a ello, expertos de la Cepal y de la Universidad de Chile que estuvieron involucrados en el proceso admiten que hubo cambios en el cuestionario de la encuesta respecto de cómo se reportan los ingresos de las personas. Ese solo cambio podría haber hecho subir los ingresos en pocas décimas, las mismas por las que el Gobierno tanto se autocongratula. ¿Por qué pasan los días y no se despejan estas dudas?
El tema de fondo es que después de la drástica reducción de la pobreza ocurrida durante los años 90 y 2000, los números parecen comenzar a estancarse. Aquellos que ayer dejaron de ser pobres hoy engrosan -al menos técnicamente- las filas de la clase media. Pero mucha de esa gente continúa viviendo graves estrecheces, y ante cualquier imprevisto arriesgan caer nuevamente en la pobreza. La política social requiere una ampliación sustantiva para atacar aquella vulnerabilidad.
Por otro lado, las cifras de distribución del ingreso vuelven al mismo (mal) nivel que han tenido en los últimos 20 años. Se requieren políticas enfocadas muy centralmente a atacar la desigualdad, especialmente en materia de empleo, educación y, sobre todo, una nueva política tributaria.
¿Se justificaba tanta propaganda por la Casen? Claramente no, porque se genera desconfianza respecto del instrumento. Pobre Casen: ha quedado transformada en una suerte de medidor de gestión, donde lo que importa es la décima para arriba o la décima para abajo, antes que en herramienta estadística para diseñar una nueva era de políticas sociales para los sectores más vulnerables, incluyendo a la nueva clase media.
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