WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Publicación | Libro de Mario Pérez de Arce Antoncich


En el libro "Smith Solar & Smith Miller Arquitectos" de Mario Pérez de Arce
aparece una imagen de la 'Casa de las Primeras' del Colegio Saint George's
de Pedro de Valdivia, obra de esta oficina de arquitectos
(la con más carácter y poder evocativo de todos los edificios del colegio)
en el que se aprecia una piscina junto a la fachada norte,
que en nuestros tiempos escolares se había transformado en un patio duro
(lugar donde se levantó el stand 'El Laberinto', en el año 1965
cuando estábamos en Primer Año de Humanidades -nuestro primer stand-
y donde se encontraba el acceso a las 'School Buses'. De hecho
la otra parte era ocupada por un garage de con paredes de madera
en donde se guardaban las micros del colegio.

--------

Josué Smith Solar: el legado y la visión de un gran arquitecto olvidado
por Patricio Contreras Vásquez
Diario El Mercurio, Cuerpo Artes & Letras
Domingo 2 de Octubre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/02/artes_y_letras/_portada/noticias/EA776AFE-8CD0-4A95-9C85-87E402AF2843.htm?id={EA776AFE-8CD0-4A95-9C85-87E402AF2843}

El 13 de octubre se lanza un trabajo de investigación que aborda el
legado de uno de los arquitectos más versátiles y autónomos de la
primera mitad del siglo XX chileno. El libro "Smith Solar & Smith
Miller Arquitectos", editado por la Universidad Finis Terrae, con el
apoyo de "El Mercurio".


¿Cuál es el común denominador de un legado arquitectónico que puede
ser adjetivado como ecléctico, neogótico, neoclacisista, medievalista,
tudoriano, historicista, modernista y renacentista español, erigido a
través de casi 50 años? La variada trayectoria de Josué Smith Solar
(1867-1938), creador genial, solitario y de avanzada, arroja algunas
líneas en la ecuación.

El arquitecto Mario Pérez de Arce es autor de "Smith Solar & Smith
Miller Arquitectos", publicación que será editada por la Universidad
Finis Terrae y auspiciada por "El Mercurio" y la empresa Amesti, y que
será lanzada el próximo 13 de octubre, a las 19:30 horas, en el Club
Hípico. En más de 200 páginas, con abundantes dibujos, imágenes e
ilustraciones, el libro constituye la más completa recopilación
fotográfica y archivística de la obra de Smith Solar que se ha
realizado en Chile.

No fue una tarea fácil, habría que agregar. Pérez de Arce explica que
décadas después de la muerte de Smith Solar, sus archivos fueron
ofrecidos a aquellas universidades que impartieran la carrera. Sin
embargo, ninguna quiso recibirlos, sus herederos no pudieron
albergarlos, y terminaron desapareciendo en el implacable mercado de
cartoneros y recolectores de papel usado.

"Eso a mí me impresionó mucho, porque junto con tener el más vivo
interés con intentar resucitar a este muerto tan sepultado y
desaparecido, me golpeó fuerte pensando que yo también soy arquitecto,
yo también creo que lo que estoy haciendo es indestructible y eterno.
Y no sólo no es así: todo es muy efímero".

Un profesional ensayista

Chillanejo, hijo del norteamericano Silas Baldwin Smith y de Leonor
Solar, Josué Smith vivió episodios que incidieron en su futuro
profesional al margen de la realidad local: se formó como arquitecto
en Estados Unidos, recorrió Europa en bicicleta junto a unos primos,
se maravilló con el Kremlin y el arte moscovita, volvió a
Norteamérica, y se convirtió en discípulo de Theophilus Chandler,
cultivador del gótico victoriano. Viajó a Chile ya casado, con Cecilia
Miller, para ver la construcción del ferrocarril trasandino, y arribó
a Santiago en 1894; tenía 27 años de edad.
Lo que sería un periplo breve se transformó en una residencia
permanente. Lo que sería una vida de arquitecto devino en una mixtura
de ingeniería, paisajismo, urbanismo y construcción, trazando un
camino propio dentro de la arquitectura nacional.

Mario Pérez de Arce sostiene que este trayecto alejó a Smith Solar de
los cánones de la arquitectura chilena. "En ese momento Estados Unidos
era un país que se estaba inventando, con una creatividad enorme; se
estaban haciendo los puentes sobre el río Hudson, se elevaban
edificios de una altura nunca vista. Era un momento de boom y de altas
metas. En su memoria no debe haber cabido la imagen de la edificación
tradicional nuestra, austera, modesta y pobre. Creo que ésta tiene
grandes valores, pero al lado de lo que él estaba experimentando, lo
que vivió en Chile significaba relativamente poco".

La obra arquitectónica de Josué Smith Solar suele describirse como
inclasificable; nunca adhirió formalmente a la Bauhaus o a los
postulados de Le Corbusier, no tuvo vínculos con la academia, y sólo
se asoció con sus retoños. Como un péndulo, extrajo elementos de
distintas vertientes estilísticas y ensayó variadas personalidades.

Pérez de Arce divide esa vida profesional en dos etapas. La primera,
entre fines del siglo XIX y 1920, cuando trabaja solo, interviene las
fachadas continuas del centro de Santiago, construye chalets en
Providencia y en la costa, y se nutre del concepto de la
"ciudad-jardín". La segunda etapa se inicia en 1922, cuando se asocia
con su hijo José, forman una de las mejores oficinas de arquitectos
del país, dejan legados imborrables en la fisonomía de Santiago y
otras ciudades, vuelve al historicismo y, finalmente, se asoma a la
modernidad.

Arquitectura doméstica

El primer edificio importante que le encomiendan a Josué Smith Solar
-el nuevo Teatro Municipal de Chillán- jamás se construyó. Siendo un
extranjero en su propia tierra, tuvo que enfrentarse a dificultades
como la carencia de una red de contactos. "Él llegó como un inmigrante
a buscar trabajo en forma desesperada, a presentarse a propuestas de
ferrocarriles, a tratar de partir de abajo. No llegó a un ambiente
regalado en que fuera reconocido como un importante arquitecto", dice
Pérez de Arce.

El investigador describe a Smith Solar como una persona que vivía
exclusivamente "en su oficina y su familia". Gozaba de la plenitud de
su hogar y de sus diez hijos -con los que hablaba inglés-, e
incursionó en la interpretación de piano, mandolina y banjo. No tuvo
vida social activa, no buscaba destacarse en los eventos sociales. Se
cuenta que cuando perdió el concurso para diseñar el Club de la Unión
-realizado, a la postre, por Alberto Cruz Montt-, habría permanecido
encerrado en su pieza durante un mes.

Su carácter retraído no evitó, sin embargo, que con el tiempo fuera
uno de los arquitectos predilectos de la élite criolla. Algunos
conspicuos nombres que con el tiempo integrarían su cartera de
clientes fueron Pedro Torres, Hernán Gana Edwards, Alejandro Valdés o
Arturo Alessandri Rodríguez.

Su impronta también quedó incorporada en los balnearios en boga:
Papudo, Zapallar, Viña del Mar, Cartagena. Algunas de esas obras
fueron grandes casonas herederas del estilo Tudor o "inglés" que lo
acompañaría durante esta etapa, al punto de que muchos considerarán al
edificio del Santiago College (iniciado en 1931 y continuado por sus
hijos) como parte de esa inclinación, cuando en realidad se inspiró en
el renacimiento español.

En estos proyectos debió acatar los peculiares requerimientos de sus
clientes (algunos pedían que la altura de los pisos fuera "de pie con
el sombrero en la mano"). Un paradigma de esto fue el encargo de María
Luisa Mc Clure de Edwards, quien solicitó a Smith Solar que
construyera en Zapallar una copia de la llamada "Casa del carnicero
Knochenbaueramthaus", ubicada en Hildesheim, Alemania, que data de
1529. El arquitecto acató creativamente.

"El resultado -escribe Pérez de Arce- es una casa que, pudiendo haber
bordeado el límite de lo absurdo, se constituye en la característica
inseparable del lugar".

Los grandes proyectos

El fin de su etapa solitaria llegó con la creación de la oficina Smith
Solar & Smith Miller, en 1922, que llevó a cabo obras notables en el
país: desde el Club Hípico hasta el Hotel Carrera, desde el Ministerio
de Hacienda hasta la refacción de la fachada sur de La Moneda.
¿Qué caracterizó a esta etapa? Primero, los materiales. La marquesina
del Club Hípico es pionera en el uso de hormigón armado y desafió la
desconfianza de los apostadores, que temían un colapso de la
estructura. "Fue una obra que causó escalofrío en su momento, por su
longitud, por su falta de apoyo. No se vino abajo, y todavía está en
pie", dice Pérez de Arce.

Segundo, el emplazamiento. La Universidad Federico Santa María no sólo
es un edificio sobrecogedor; su sitial -dice Mario Pérez de Arce-
"participa de esa ubicación espléndida, señera", entre Viña del Mar y
Valparaíso, tal como lo hizo en el desaparecido y recordado chalet
Saint Georges, en el Cerro Castillo.

Tercero, el respeto. En 1929, Carlos Ibáñez del Campo emprende la
remodelación de La Moneda para sacar los sectores donde aún se
acuñaban monedas. La oficina Smith Solar & Smith Miller recibe el
encargo, y, lejos de otras propuestas que aspiraban a inflar de
estucos afrancesados el frontis del inmueble, Josué Smith opta por
darle el protagonismo a Toesca -el primer arquitecto de la obra-, y
realiza una fiel prolongación. "Creo que hizo una obra magistral,
además de un acto de humildad, de modestia", reflexiona Mario Pérez de
Arce. "Nos ha dejado una herencia exquisita en ese edificio".

En las postrimerías de su vida, Josué Smith Solar coqueteó con el Art
Deco y la arquitectura funcional, lo que se expresó en su diseño
ingenieril del Puente del Arzobispo. Fue su viraje hacia un modernismo
ya explorado en el Ministerio de Hacienda y el Hotel Carrera, alguna
vez los edificios más altos de Chile y ejes estilísticos de la
renovación del barrio cívico que pronto iniciaría el urbanista
austríaco invitado a Chile, Karl Brunner.

Creadores postergados

Mario Pérez de Arce cree imperioso rescatar a otros arquitectos como
Josué Smith Solar. Menciona a Escipión Munizaga y Ricardo Larraín
Bravo, cuya obra ha sido recientemente divulgada por la U. Diego
Portales. Y propone otros nombres. "Siegel y Geiger, los arquitectos
del Banco de Chile. De ellos no quedó un testimonio escrito y debe
haber sido una oficina tremendamente interesante. También don Exequiel
González Cortés, un arquitecto que dejó una enorme cantidad de obras;
(Gustavo) Mönckeberg y (José) Aracena, que hicieron muchas escuelas a
lo largo de Chile. Hay una especie de época, la primera mitad del
siglo XX, que la tenemos poco investigada. A lo mejor me equivoco y
hay muchos investigadores que están trabajando secretamente. Ojalá sea
así".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS