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De los tiempos del Coronel Parker (Manager de Elvis) y de la Pluma Fuente Parker (51 & 61)‏



La Parker 61, Vista Blue que utilizaba mi madre,
utilizando tinta azul, y con la que escribía con fina caligrafía
cartas, recetas, firmaba Report Cards y anotaba
todo tipo de datos: cosas que comprar, dónde hacerlo,
medidas para una hechura, recordatorios varios…

Cómo olvidar el closet del pasillo
del segundo piso de la casa de Los Leones
donde guardaba de todo 
en sus distintas divisiones,
pero en donde destacaba
aquella inolvidable Parker 61,
reposando invertida
y semisumergida en el tintero
reabasteciéndose de tinta
para desplegar luego por escrito
los pensamientos e inquietudes de mi madre,
plasmados con su maravillosa letra,
elevando este pluma fuente a otro nivel.


También estaba la clásica Parker 51
que fue por cierto un referente para nosotros
que estrenamos los, en comparación,
toscos lápices a pasta BIC
que mordíamos y destruíamos
con los dientes antes de agotar
el contenido pastoso y entintado
del famoso bolígrafo.

El placer de escribir con una Parker de lujo

Unas pocas líneas 
sobre el papel pueden eternizar ideas,
motivar el cambio y promover la acción.

Bien lo sabe la marca Parker,
que para celebrar sus 125 años
y rendirle homenaje a la palabra escrita,
presentó dos exclusivas ediciones de sus plumas:
la Duofold Giant y la Duofold Senior.

En esta ocasión la firma fundada por George S. Parker
-primera en utilizar el diseño y la ingeniería
de las industrias automotriz y la aviación en sus plumas-
reinterpreta su sello emblemático: el biselado
introducido con la gama Parker 75 durante los años sesenta.

Este refinado trabajo en el metal se vuelve protagonista
de estas nuevas ediciones limitadas, de las que han fabricado
125 ejemplares de cada una y vienen acompañadas
con un certificado de autenticidad.

La primera pluma está hecha de oro con diamantes engarzados
y ya se ha puesto a la venta, aunque se elabora sólo por encargo.

El modelo Duofold Senior (en la foto),
en tanto, está revestido de una combinación
de resina negra placada en plata, que viene
en un elegante estuche de madera lacada en negro,
y se pondrá a la venta a partir de diciembre
en tiendas especializadas.

Estas piezas han sido creadas [para quienes
realmente tienen dinero, o en palabras más finas]
para los que el poder de las palabras resultan irrefutables.

La combinación de los finos materiales
y la minuciosidad en los detalles
genera una sensación de fuerza, belleza y delicadeza,
todo al mismo tiempo.

Mientras que el diseño, marcadamente masculino,
espera conquistar hasta a los coleccionistas.

1 comentario:

  1. Unlike any pen in this world … or any other

    — That was the slogan
    for the Parker advertising campaign
    launched in September 1956,
    in advance of the Christmas season,
    to introduce its newest
    and most revolutionary fountain pen.

    The pen was the striking newParker 61.

    It was Parker’s ambitious entry
    in the “no-mess filling” competition,
    sparked by the 1945 arrival
    of the ballpoint pen,
    that had seen Sheaffer
    introduce the Snorkel in 1952
    and Waterman the cartridge-filling C/F in 1953.

    According to Parker’s advertising,
    it took years of work
    by a research team of 50 people
    to develop the amazing 61,
    the first fountain pen
    that actually fills itself by itself,
    requiring no action from the user.

    The pen has no button, no lever,
    no plunger, no squeeze bar,
    and no cartridge or converter
    (these last two being several years
    in the future for Parker).

    The pen sucks up a fill by capillary action.

    To fill the 61,
    you just unscrew the barrel
    and immerse the back end of the pen
    (the cylindrical filler unit,
    which Parker called the capillary cell)
    into a bottle of ink.

    An internal reservoir (the capillary cell)
    contains a sheet of plastic that has been perforated,
    embossed with a 3-D pattern resembling safety tread,
    and rolled up (U.S. Patents Nos 2,522,555 and 2,587,949).

    The holes allow ink to ooze between the rolled-up layers,
    and the embossed pattern maintains space between the layers.

    In the center, running the entire length of the capillary cell, is the feed.

    To reduce the potential mess to a minimum,
    the capillary cell has on its outside surface
    a coating of DuPont Teflon® that is intended
    to shed ink as the user withdraws the pen from the ink bottle,
    making it almost unnecessary to wipe off any remaining ink.

    (The key word here, unfortunately,
    is “almost”; in use, the Teflon
    can become shredded and peel off
    as it is scraped by the barrel
    during disassembly and reassembly.)

    The barrel contains a spring-loaded valve;
    when the user screws the barrel back onto the pen,
    the valve seals the opening at the end of the cell,
    and the pen is ready for use.

    The capillary-filling 61
    was (and still is) a remarkable pen,
    but it was ultimately unsuccessful
    because its somewhat finicky filling system
    required more care than others.

    Eventually Parker gave in to customer
    complaints and redesigned the 61
    with a cartridge/converter filler.

    __

    More about the Parker 61 in:
    http://www.richardspens.com/?page=ref/profiles/61.htm

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