En una semana como hoy, pero de 1973, seis mil personas abandonaron el Estadio Nacional. Debían desocupar el recinto porque el día 21, a las 18:30 horas, Chile enfrentaba teóricamente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Era el partido de revancha del 0-0 en Moscú y la disputa por un puesto para el Mundial de Alemania 1974.
Los dirigentes ya sabían que no habrán viaje de la URSS, pero la junta militar quiso montar un espectáculo. Era difícil decirles que no y era más fácil llevarles el amén.
Lo primero, despejar el estadio: cinco mil libres y el resto a Chacabuco.
Algunos prisioneros, el 24 de octubre, vieron a la delegación de la FIFA que revisó el estadio para dictaminar si era posible jugar.
Los escondieron por camarines y pasillos, y les pidieron –es un decir- silencio total. Un sacerdote de los Sagrados Corazones, Enrique Moreno Laval, por rendijas y de lejos, vio a unos señores sonrientes caminar por la cancha.
El libro “El partido de los valientes” de Axel Pickett, los identifica: el suizo Helmut Kaeser y el brasileño Abilio D´Almeida.
Hicieron una objeción: pasto demasiado largo.
Un poeta, Jorge Montealegre, no olvida al jardinero y su podadora. Cuando entraba al arco, los presos cantaban gol. Se devolvía hacia el otro y nuevo grito: empate.
No había mucho por hacer y el sol pegaba fuerte, aunque lo peor era el velódromo, por las sesiones de tortura. Por ahí pasó el relator Vladimiro Mimica y el periodista Alberto Gamboa, hasta siete veces.
Al partido llegaron 15.458 espectadores. Arbitró Rafael Hormazábal. En la previa hubo pompa e himno. En el tablero quedó Selección de Chile 1, Selección de la URSS 0.
Los soviéticos nunca llegaron, pero el equipo nacional partió, fueron tocando y el capitán Francisco Valdés metió un gol inútil, llamado del honor. Un purista diría que fue offside y no vale, o que el castigo por no presentación es 2-0.
El show continuó con un amistoso: derrota por 5-0 con Santos sin pelé.
Valdés, autor del gol simbólico, por otras razones había visitado recién el lugar. Por su amigo Hugo Lepe, ex central de Colo Colo y presidente del Sindicato de Futbolistas. A ver si intercedía y lo salvaba del velódromo y la prisión. Lo logró.
En el documental “Estadio Nacional” (2003) de Carmen Luz Parot, aparece “Chamaco” explicando el significado del gol: “Entregarle una alegría a tanta gente que estuvo detenida acá”.
Lepe murió en 1991. Valdés, el 2009.
Estos hechos ocurrieron hace 40 años.
Lo que queda es historia
Era el partido de revancha del 0-0 en Moscú y la disputa por un puesto para el Mundial de Alemania 1974.
Los dirigentes ya sabían que no habrán viaje de la URSS, pero la junta militar quiso montar un espectáculo. Era difícil decirles que no y era más fácil llevarles el amén.
Lo primero, despejar el estadio: cinco mil libres y el resto a Chacabuco.
Algunos prisioneros, el 24 de octubre, vieron a la delegación de la FIFA que revisó el estadio para dictaminar si era posible jugar.
Los escondieron por camarines y pasillos, y les pidieron –es un decir- silencio total. Un sacerdote de los Sagrados Corazones, Enrique Moreno Laval, por rendijas y de lejos, vio a unos señores sonrientes caminar por la cancha.
El libro “El partido de los valientes” de Axel Pickett, los identifica: el suizo Helmut Kaeser y el brasileño Abilio D´Almeida.
Hicieron una objeción: pasto demasiado largo.
Un poeta, Jorge Montealegre, no olvida al jardinero y su podadora. Cuando entraba al arco, los presos cantaban gol. Se devolvía hacia el otro y nuevo grito: empate.
No había mucho por hacer y el sol pegaba fuerte, aunque lo peor era el velódromo, por las sesiones de tortura. Por ahí pasó el relator Vladimiro Mimica y el periodista Alberto Gamboa, hasta siete veces.
Al partido llegaron 15.458 espectadores. Arbitró Rafael Hormazábal. En la previa hubo pompa e himno. En el tablero quedó Selección de Chile 1, Selección de la URSS 0.
Los soviéticos nunca llegaron, pero el equipo nacional partió, fueron tocando y el capitán Francisco Valdés metió un gol inútil, llamado del honor. Un purista diría que fue offside y no vale, o que el castigo por no presentación es 2-0.
El show continuó con un amistoso: derrota por 5-0 con Santos sin pelé.
Valdés, autor del gol simbólico, por otras razones había visitado recién el lugar. Por su amigo Hugo Lepe, ex central de Colo Colo y presidente del Sindicato de Futbolistas. A ver si intercedía y lo salvaba del velódromo y la prisión. Lo logró.
En el documental “Estadio Nacional” (2003) de Carmen Luz Parot, aparece “Chamaco” explicando el significado del gol: “Entregarle una alegría a tanta gente que estuvo detenida acá”.
Lepe murió en 1991. Valdés, el 2009.
Estos hechos ocurrieron hace 40 años.
Lo que queda es historia
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