Algunas disputas jurídicas que se han reseñado en las últimas semanas quizás hayan ocultado que todo el mes de julio de 1973 fue extremadamente violento.
En los primeros días, por orden del presidente comunista de la CUT, Jorge Godoy, fueron tomadas 10 industrias en los cordones Vicuña Mackenna y Cerrillos, y se dieron a la publicidad las instrucciones que recibieron los obreros de aquellas fábricas, para asaltar cuarteles de Carabineros; al día siguiente, el Regional Santiago Centro del PS impartió instrucciones para organizar los "Comités de Protección" de las industrias ocupadas.
El día 8 chocó una camioneta de la CORA que transportaba armas largas y cortas, incluidas 6 ametralladoras checoeslovacas, pistolas, fusiles, 150 granadas de mano y 300 bombas molotov. Como parecía que los acontecimientos se precipitaban, al día siguiente, por orden de Miguel Enríquez, del MIR, fueron ocupados centenares de industrias. Y más aún: al día 10 algunos extremistas se tomaron la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, para empalmar esa acción con las ocupaciones del Cordón Industrial de Mapocho Cordillera, en el que se incluían Cervecerías Unidas, Quimantú y los canales de TV 7 y 9.
Pero como meses antes se había promulgado la Ley de Control de Armas, para controlar efectivamente la proliferación de armamento, el Ejército, allanó la casa de Nelson Zamorano del MAPU-Garretón, hallando trotil, dinamita granulada y armas. Después, la FACH en la zona de Ochagavía en Santiago y la Armada en Valparaíso, allanaron recintos en los que presumiblemente se ocultaba armamento. Con el paso de los días y el afinamiento de los procedimientos, una pequeña parte de las armas ocultas iría apareciendo.
¿Eran las acciones descritas y las armas encontradas producto de un conjunto de errores cometidos por unos cabezas calientes?
No.
El mismo 8 de julio Luis Corvalán, secretario general del PC, había insistido en la necesidad de evitar la guerra civil, "más que por nosotros los adultos, los que entramos a la lucha social a sabiendas de los riesgos que corremos, por las madres de Chile y sus hijos." En un tono diferente -pero asumiendo el mismo contexto de lucha armada- el diputado socialista Mario Palestro afirmó dos días después que "el pueblo se va a defender y se va a defender por todos los medios posibles; y sepan que aquí no va quedar piedra sobre piedra; y que si (los vende patria) llegaran a triunfar, se van a encontrar con un Chile destruido, con un país totalmente destruido, con sus fábricas incendiadas."
En esa misma línea, lo más significativo del mes fue el llamado formulado el día 12 por Carlos Altamirano, incitando a la desobediencia militar; cuatro días después fueron detenidos 3 miembros del MIR que repartían panfletos sediciosos en el Regimiento de Infantería nº 6 Chacabuco, en Concepción y al allanarse la Escuela Normal de Angol, se encontraron pistolas, revólveres, bombas molotov y explosivos; convencidos de la urgencia, al día siguiente los miristas llenaron las grandes ciudades de murales llamando a la desobediencia militar.
Nuevos hechos se sucedieron con velocidad: en un choque de un Fiat 125 del GAP participaron tres sujetos que portaban metralletas y pistolas sin permiso, y el día 19 en los Cordones Industriales Vicuña Mackenna y Cerrillos, se hicieron demostraciones de fuerza, mientras en Concepción, el MIR atacaba a las FFAA. por la detención de tres militantes.
Nada de errores, sino una política del odio armado.
En los primeros días, por orden del presidente comunista de la CUT, Jorge Godoy, fueron tomadas 10 industrias en los cordones Vicuña Mackenna y Cerrillos, y se dieron a la publicidad las instrucciones que recibieron los obreros de aquellas fábricas, para asaltar cuarteles de Carabineros; al día siguiente, el Regional Santiago Centro del PS impartió instrucciones para organizar los "Comités de Protección" de las industrias ocupadas.
El día 8 chocó una camioneta de la CORA que transportaba armas largas y cortas, incluidas 6 ametralladoras checoeslovacas, pistolas, fusiles, 150 granadas de mano y 300 bombas molotov. Como parecía que los acontecimientos se precipitaban, al día siguiente, por orden de Miguel Enríquez, del MIR, fueron ocupados centenares de industrias. Y más aún: al día 10 algunos extremistas se tomaron la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, para empalmar esa acción con las ocupaciones del Cordón Industrial de Mapocho Cordillera, en el que se incluían Cervecerías Unidas, Quimantú y los canales de TV 7 y 9.
Pero como meses antes se había promulgado la Ley de Control de Armas, para controlar efectivamente la proliferación de armamento, el Ejército, allanó la casa de Nelson Zamorano del MAPU-Garretón, hallando trotil, dinamita granulada y armas. Después, la FACH en la zona de Ochagavía en Santiago y la Armada en Valparaíso, allanaron recintos en los que presumiblemente se ocultaba armamento. Con el paso de los días y el afinamiento de los procedimientos, una pequeña parte de las armas ocultas iría apareciendo.
¿Eran las acciones descritas y las armas encontradas producto de un conjunto de errores cometidos por unos cabezas calientes?
No.
El mismo 8 de julio Luis Corvalán, secretario general del PC, había insistido en la necesidad de evitar la guerra civil, "más que por nosotros los adultos, los que entramos a la lucha social a sabiendas de los riesgos que corremos, por las madres de Chile y sus hijos." En un tono diferente -pero asumiendo el mismo contexto de lucha armada- el diputado socialista Mario Palestro afirmó dos días después que "el pueblo se va a defender y se va a defender por todos los medios posibles; y sepan que aquí no va quedar piedra sobre piedra; y que si (los vende patria) llegaran a triunfar, se van a encontrar con un Chile destruido, con un país totalmente destruido, con sus fábricas incendiadas."
En esa misma línea, lo más significativo del mes fue el llamado formulado el día 12 por Carlos Altamirano, incitando a la desobediencia militar; cuatro días después fueron detenidos 3 miembros del MIR que repartían panfletos sediciosos en el Regimiento de Infantería nº 6 Chacabuco, en Concepción y al allanarse la Escuela Normal de Angol, se encontraron pistolas, revólveres, bombas molotov y explosivos; convencidos de la urgencia, al día siguiente los miristas llenaron las grandes ciudades de murales llamando a la desobediencia militar.
Nuevos hechos se sucedieron con velocidad: en un choque de un Fiat 125 del GAP participaron tres sujetos que portaban metralletas y pistolas sin permiso, y el día 19 en los Cordones Industriales Vicuña Mackenna y Cerrillos, se hicieron demostraciones de fuerza, mientras en Concepción, el MIR atacaba a las FFAA. por la detención de tres militantes.
Nada de errores, sino una política del odio armado.
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